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Amor y responsabilidad: Sentidos y sentimentalidad

  • EDWARD SRI

¿Cómo es posible que el Sr. Correcto estuviera tan mal? Muchos jóvenes han experimentado el sentimiento de haber estado enamorados de alguien que al principio parecía totalmente maravilloso, para luego decepcionarse grandemente de esa persona, desilusionados en cuanto a la relación e incluso con todo el sexo opuesto.


JohnPaulIIEl siguiente artículo está basado en el libro del Dr. Sri, Men, Women and the Mystery of Love (Hombres, Mujeres y el Misterio del Amor)

En su libro Amor y Responsabilidad, Juan Pablo II –entonces Karol Wojtyla – explica por qué esto sucede con frecuencia a los hombres y mujeres y cómo podemos evitar tal desilusión en el futuro.

Más que físico

En el último artículo consideramos un poderoso aspecto de la atracción entre hombres y mujeres: la sensualidad, y vimos cómo esta atracción física suele caracterizarse por un deseo de disfrutar del cuerpo de otra persona como un objeto de placer.

Hay un segundo tipo de atracción, sin embargo, que va más allá del deseo físico por el cuerpo. Wojtyla lo llama "sentimentalidad". Esto representa más una atracción emocional entre los sexos.

Por ejemplo, cuando un chico conoce a una chica, además de ver que "se ve bien", también puede verse poderosamente atraído a su femineidad, su cálida personalidad, su amabilidad, o como Wojtyla la llama, su "encanto" femenino. De modo similar, cuando una chica conoce a un chico, no solo podría verlo guapo, sino descubrir fuertes sentimientos y admiración hacia su masculinidad, su virtud, el modo en el que se maneja, o como Wojtyla la llamaría, su "fortaleza" masculina.

Esas reacciones emocionales hacia las personas del sexo opuesto suceden todo el tiempo Pueden desarrollarse gradualmente entre un hombre y una mujer, o pueden darse en el primer instante en que ambos se conocen. Podemos experimentar afecto por el esposo, un colega o un viejo amigo; o podemos experimentarlo también hacia una persona a quien nos presentan en una reunión, una persona extraña en el centro comercial o incluso hacia un personaje ficticio que vemos en TV. La sentimentalidad puede convertirse en algo que lleva al amor auténtico, pero si no estamos atentos, podemos fácilmente vernos esclavizados a nuestras emociones de modo que terminemos evitando ser capaces de amar a otras personas.

Un barco que se hunde

El amor debe integrar nuestras emociones. En su forma plena el amor no debe ser frío, una decisión calculada o ausencia de sentimientos. Un esposo que diga: "cariño, te amor. No tengo sentimientos por ti, pero sabes que estoy comprometido contigo" no es una situación ideal.

Nuestras emociones están destinadas a mostrarse en nuestro compromiso con el amado, enriqueciendo así nuestra relación y generando incluso una experiencia más profunda de unión con la otra persona. (cf., p. 75). Como Wojtyla explica, "el amor sentimental mantiene a dos personas juntas, las une – incluso si está físicamente separadas – a moverse cada uno en la órbita del otro... Una persona en este estado permanece mentalmente cercana a la otra persona con la que tiene un lazo de afecto" (p. 110).

Sin embargo, Wotjyla está preocupado porque las personas hoy en día, suelen pensar en el amor solo en términos de sentimientos. Sus preocupaciones parecen ser más aplicables en una cultura como la nuestra, en la que las canciones de amor, las cintas románticas y los programas de TV constantemente juegan con nuestras emociones y nos mueven a desear emocionantes y volátiles relaciones como las que Tom Hanks y Meg Ryan parecen encontrar en las películas.

Sin embargo, el amor real es muy distinto al "Amor de Hollywood". El amor real requiere mucho esfuerzo. Es una virtud que involucra sacrificio, responsabilidad y un compromiso total con la otra persona. El "Amor de Hollywood" es una emoción. Es algo que solo te pasa a ti. El centro no es el compromiso con la otra persona sino lo que sucede dentro de ti: los poderosos buenos sentimientos que experimentas cuando estás con la otra persona.

El fenómeno Titanic de finales de los 90's demuestra cuánta gente compró la ilusión del "Amor de Hollywood". Millones de jóvenes estadounidenses volvieron una y otra vez a experimentar el intenso romance emocional entre los dos personajes principales del filme: un romance que se desarrolla entre dos personas que en realidad no se conocen y que no tienen un verdadero compromiso con el otro, aunque es profundamente sentido por los espectadores como el tipo ideal de amor que habría durado toda la vida. Con este tipo de modelo a imitar, no sorprende que muchas de las relaciones de la vida real terminen en un naufragio.

Por supuesto, nuestros sentimientos pueden y deben estar incorporados en un amor más desarrollado (un tema que exploraremos en siguientes artículos). Sin embargo, cuando somos arrastrados por nuestras emociones, terminamos evitando un asunto muy importante que es crucial para la estabilidad a largo plazo de una relación: el asunto de la verdad. Primero y por sobre todo tenemos que considerar la verdad sobre la otra persona y la verdad sobre la calidad de relación que tenemos con él o ella.

Evitando el asunto de la Verdad

Un peligro de hacer que los sentimientos sean la medida de nuestro amor es que nuestros sentimientos pueden ser muy engañosos. De hecho, Wojtyla dice que los sentimientos en sí mismos son "ciegos" porque no se preocupan por saber la verdad sobre la otra persona. Entonces, nuestros sentimientos solamente no son una buena brújula para guiar nuestras relaciones. Él explica que descubrimos la verdad a través de la razón. Sé que 2 + 2 = 4 no porque sienta que equivale a 4. Llego a la certeza de esta verdad a través de mi razón. Nuestros sentimientos, por otro lado, no tienen nada que ver a la hora de buscar la verdad, dice Wojtyla.

Por lo tanto, nuestros sentimientos no serán de ayuda para ver la honesta verdad sobre otra persona y la verdad sobre una relación. "Los sentimientos surgen espontáneamente – la atracción que una persona siente por otra suele empezar de pronto e inesperadamente – pero esta reacción es en efecto 'ciega'" (p. 77).

Esto se evidencia con claridad especialmente cuando consideramos lo que ha pasado con nuestras emociones luego de la caída. Antes de que el pecado entrara en el mundo, el intelecto del hombre fácilmente dirigía su voluntad a elegir lo que es bueno y dirigía sus emociones para que sus pasiones también fueran hacia el bien. Luego de la caída, sin embargo, el intelecto ya no ve la verdad claramente, la voluntad está debilitada en su capacidad de buscar lo que es bueno y nuestras emociones ya no están adecuadamente ordenadas y pueden ir en distintas direcciones. Por ello, ahora experimentamos mucha inestabilidad en la esfera emocional y muchos y caóticos altos y bajos (amor-odio, esperanza-miedo, alegría-tristeza, etc.) en nuestras vidas. Sin embargo, irónicamente, la perspectiva moderna del amor nos dice que vayamos en dirección de nuestros "sentimientos" –mirar justo al centro de esta montaña rusa emocional– para encontrar una medida infalible de nuestro amor. ¡Por eso no es de extrañar tanta confusión e inestabilidad en las relaciones hoy en día!

¿Es realmente así?

Además, no solo los sentimientos no tienen la tarea de buscar la verdad, sino que los sentimientos también pueden ser tan poderosos que pueden ocultar la forma en que pensamos sobre una persona. Wojtyla explica que cuando somos movidos por nuestras emociones, la sentimentalidad puede ocultar nuestra capacidad de conocer quién es realmente a la otra persona.

Por eso Wojtyla subraya que en cualquier atracción emocional, el asunto de la verdad sobre la persona es crucial. "¿Es realmente así?" Nos deberíamos preguntar a nosotros mismos: "¿Tiene él ella estas cualidades y virtudes a las que estoy tan atraído?" "¿Realmente calzamos tan bien el uno al otro como yo siento que sucede?" " ¿Es él o ella digna de toda mi confianza?", "¿Hay algún problema en nuestra relación que estoy pasando por alto?"

Nuestros sentimientos no responden a estas importantes preguntas. De hecho, nuestros sentimientos con frecuencia nos llevan a evitar estas preguntas, dejándonos con una percepción distorsionada y exagerada de la persona.

"Por esta razón en cualquier atracción... el asunto de la verdad sobre la persona a la que uno es atraído es tan importante. Tenemos que considerar la tendencia, producida por toda la dinámica de la vida emocional, por la que (la persona) desvía la pregunta '¿es realmente así?' En estas circunstancias la (persona) no se pregunta si la otra persona en realidad posee los valores visibles a los ojos parciales, sino que se pregunta si el sentimiento nuevo por esa persona es una verdadera emoción" (p. 78).

Esto, nuevamente, no significa que los sentimientos sean malos, pero no pueden cambiar el primer criterio para discernir la honesta verdad sobre otra persona o para, claramente, evaluar una relación.

Fuera de proporción

Esta tendencia a dejarse llevar por las emociones y evitar las preguntas sobre la verdad es una característica del amor sentimental. Tendemos a exagerar el valor de la persona por la que tenemos sentimientos para, restarle importancia a sus faltas e ignorar cualquier problema que tengamos en la relación. Aquí Wojtyla hace una sorprendente afirmación sobre cuánto nuestros sentimientos pueden controlar nuestra percepción de la persona a la que estamos tan atraídos "A los ojos de una persona sentimentalmente comprometida con otra, el valor del amado... crece enormemente: como regla fuera de toda proporción más allá de su valor real".

¿Entiende esto? Wojtyla no dice que al principio del amor sentimental algunas veces exageramos el valor de la persona. Dice que esto sucede como una regla: ¡lo hacemos todo el tiempo! Y no dice que tendemos a exagerar el valor de la persona solo ligeramente. Tendemos a idealizar el valor de la persona "fuera de proporciones", ¡sobre quien él o ella es realmente!

Por lo tanto, tenemos que entrar a las relaciones con los ojos muy abiertos. Si decimos ingenuamente que no estamos idealizando a la otra persona, es probablemente un signo de cuánto nos hemos alejado de la realidad. En estas etapas iniciales, si rápidamente nos damos cuenta de nuestro árbol favorito o de cuatro cualidades del amado, debemos ser igual de rápidos para admitir que probablemente estamos cayendo en la tendencia de exagerar estas cualidades. Como Wojtyla explica, "una variedad de valores son otorgados al (amado) que no posee necesariamente en la realidad. Estos valores son ideales, no valores reales" (p. 112).

¿Por qué solemos idealizar a aquellos a quienes estamos atraídos? Estos "valores ideales" son los que anhelamos, con todo nuestro corazón, encontrar en alguna persona algún día. Existen en nuestros más profundos deseos, y sueños. Cuando finalmente conocemos a alguien con quien hay al menos algo de química, nuestras emociones tienden a evocar, con todo nuestro corazón, rápidamente estos valores ideales y proyectarlo en esa persona"

Usar a la gente emocionalmente

Cuando hablamos de un hombre usando a una mujer, solemos pensar en términos de él usándola para obtener placer sexual. Sin embargo, Wojtyla subraya que hombres y mujeres pueden usarse mutuamente también para el placer emocional. Un hombre y una mujer devotamente cristianos pueden tener citas totalmente castas, pero incluso usarse por los "buenos sentimientos" que experimentan cuando están juntos, por la seguridad emocional de tener un novio/novia, o por el placer que experimentan al imaginar el día de su boda con esta otra persona, esperando que el otro sea finalmente "el indicado".

Si caigo en tales sentimientos de idealización, mi amado no es realmente el receptor de mis afectos. En vez de eso, la otra persona es más una oportunidad para que yo disfrute estas reacciones poderosamente emocionales que bullen en mi corazón. En este caso, no amo realmente a la otra persona por ella misma, sino que termino usándola por el placer emocional que obtengo de estar con ella. Como explica Wojtyla, el amado que es idealizado "se convierte simplemente en ocasión para la erupción de la consciencia emocional en la persona, de los valores que él o ella anhela encontrar en otra persona con todo su corazón" (p. 112).

Desilusión

Tal vez el efecto más tráfico de la idealización sentimental es que terminamos sin conocer en realidad a la persona por la que nos sentimos atraídos. Por ejemplo, un hombre con amor sentimental puede buscar estar cerca de su amada, pasar mucho tiempo con ella, conversar con ella e incluso ir a Misa y rezar juntos. Sin embargo, si la ha idealizado, en realidad, se mantiene bastante distante de ella: ya que el poderoso afecto que él siente por ella no depende de su verdadero valor, sino solo de los "valores ideales" que él ha proyectado en ella.

Inevitablemente, esta sentimentalidad terminará en una gran desilusión. Para cuando la persona real no pueda dar con los estándares de lo ideal, los fuertes sentimientos comenzarán a desvanecerse y no quedará mucho para que la relación se mantenga. El amante quedará muy decepcionado de su amada (p. 113). Entonces, pese a que la pareja se vea emocionalmente cercana uno del otro, en realidad se mantienen muy divididos uno del otro (p. 114). Podrían incluso no conocerse personalmente y podrían estar usándose por el placer emocional que se sigue de la idealización.

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Agradecimiento

Edward Sri. "Amor y responsabilidad: Sentidos y sentimentalidad." Lay Witness (2005).

Para ahondar sobre este tema, ver el libro del Dr. Sri. Men, Women and the Mystery of Love: Practical Insights from John Paul II's Love and Responsibility (Servant Books).

Este artículo se publica con permiso de la revisita Lay Witness. Lay Witness es una publicación de Catholic United for the Faith, Inc., un apostolado laico internacional fundado en 1968 para apoyar, defender y colaborar en los esfuerzos de la enseñanza de la Iglesia.

Sobre El Autor

sri10sri9Dr. Edward (Ted) Sri es un profesor Asistente de teología en el Benedictine College en Atchison, Kansas, y un colaborador frecuente de Lay Witness. Edward Sri es el autor de Rediscovering the Heart of the Disciple: Pope Francis and the Joy of the Gospel, Men, Women and the Mystery of Love: Practical Insights from John Paul II's Love and ResponsibilityMystery of the Kingdom (Misterio del Reino), The New Rosary in Scripture: Biblical Insights for Praying the 20 Mysteries (El Nuevo Rosario en la Escritura: Perspectiva Bíblica. Su último libro es Queen Mother: Queen Mother: A Biblical Theology of Mary's Queenship (Reina Madre) basado en su disertación doctoral que está disponible llamado a Benedictus Books al (888) 316-2640.Los miembros de CUF reciben un descuento de 10 por ciento.

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