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Amor y responsabilidad: Para inspirar el amor: El retorno a la modestia

  • EDWARD SRI

¿En realidad importa lo que una mujer elige ponerse?


JohnPaulIIEl siguiente artículo está basado en el libro del Dr. Sri, Men, Women and the Mystery of Love (Hombres, Mujeres y el Misterio del Amor)

En nuestro mundo de la post revolución sexual, los vestidos pequeños, las minifaldas, los bikinis diminutos, los pantalones ajustados y las camisas cortas se han convertido en parte del guardarropa común de la mujer de hoy. Y cualquiera que cuestione lo adecuado o no de tal vestimenta es visto como "rígido", "pasado de moda" o "en la calle" en cuanto al estilo moderno. La modestia ya no es parte del vocabulario de nuestra cultura. Aunque la mayoría de la gente sienta que no desea ver a sus hijas vestidas como Madonna o Britney Spears, pocos tienen el valor de hablar sobre la modestia y muy pocos saben que decir si es que lo hacen.

Juan Pablo II –entonces Karol Wojtyla– en su libro Amor y responsabilidad, ofrece su muy necesaria sabiduría sobre la naturaleza de la modestia y cómo el hecho de vestir modestamente es crucial para fortalecer nuestras relaciones con el sexo opuesto.

La experiencia de la vergüenza

Wojtyla comienza a hablar de la modestia con una explicación de una experiencia común humana: la vergüenza. La vergüenza una tendencia a ocultar algo: no solo cosas malas, como pecados, debilidades y momentos embarazosos, sino también las cosas buenas que deseamos mantener en reserva. Por ejemplo, alguien que hace una buena obra podría preferir que esa acción no se conozca. Si es felicitado públicamente, podría sentirse avergonzado, no porque haya hecho algo mal, sino porque no quería atraer la atención a ese hecho. De modo similar una alumna que obtiene una buena calificación en un examen puede sentirse avergonzada si el profesor la alaba frente a toda la clase, considerando que quería compartir su buena nota solo con sus amigos cercanos y su familia. Hay muchas cosas buenas que quisiéramos que no sean públicas, y sentimos vergüenza cuando son dadas a conocer.

Esto ayuda a entender una de las más intensas experiencias de la vergüenza: la vergüenza sexual. ¿Por qué las personas tienden a ocultar las partes del cuerpo asociadas con la sexualidad? ¿Por qué los hombres y las mujeres instintivamente se cubren rápidamente si alguien del sexo opuesto accidentalmente los ve cambiándose o en el baño? Wojtyla explica que esta tendencia a ocultar esas partes del cuerpo masculinas o femeninas no es la esencia de la vergüenza sino una manifestación de una tendencia más profunda de ocultar los valores sexuales, "particularmente si constituyen en la mente una persona en particular 'un potencial objeto de disfrute' para las personas del otro sexo" (p. 176).

Por ejemplo, una mujer puede sentir instintivamente que ciertas partes de su cuerpo están expuestas, un hombre puede verla simplemente por sus valores sexuales como un objeto de placer. De hecho, esas partes particulares de su cuerpo revelan sus valores sexuales tan intensamente que un hombre puede verse atraído primeramente no a su verdadero valor como persona, sino a sus valores sexuales que le dan placer sensual en sus miradas e imaginación.

Por eso tendemos a cubrir los valores sexuales conectados con partes particulares del cuerpo: no porque sean malas, sino porque pueden ensombrecer el mayor valor de la persona. Wojtyla dice entonces que la vergüenza es "una forma natural de autodefensa para la persona" (p. 182). Ayuda a prevenir que la persona sea tratada como un mero objeto de disfrute. Entonces, el ocultamientos de los valores sexuales a través de la modestia en el vestir proporciona la arena en la que algo mucho más que una mera reacción sensual puede ocurrir. La modestia del vestido ayuda a proteger las interacciones entre los sexos para que no caigan en el utilitarismo, y así crea la posibilidad de que se desarrolle el amor auténtico por la persona.

El amor absorbe la vergüenza

Sin embargo, en el contexto del amor comprometido – un amor desinteresado y maduro de un esposo y su esposa – ya no existe razón para la vergüenza. El amor verdadero asegura que las experiencias sentimentales y sensuales "estén imbuidas con la afirmación del valor de la persona hasta el punto en que sea imposible para la voluntad mirar a la otra persona como un objeto que se puede usar" (pp. 183–84). Cada persona confía plenamente en el amor desinteresado del otro. Cada uno confía totalmente en que no será tratado simplemente como un objeto para el placer personal del otro. Entonces, su disfrute emocional y sensual está sostenido por el amor pleno y desinteresado y por un profundo sentido de responsabilidad por la otra persona. La necesidad de la vergüenza ha sido entonces absorbida por el amor maduro por una persona: ya no es necesario que el amante oculte del amado o de sí mismo la disposición para disfrutar, dado que esto ha sido absorbido por el verdadero amor regido por la voluntad. La afirmación del valor de la persona de modo tan profundo, permea todas las reacciones sensuales y emocionales conectadas con los valores sexuales, de modo que la voluntad no se ve amenazada por una perspectiva utilitarista (p. 184)

Este tipo de confianza, sin embargo, solo puede encontrarse plenamente en el amor comprometido. Solo en un matrimonio saludable y esforzado el amor absorbe a la vergüenza de esta forma. Por eso queremos vestirnos modestamente cuando estamos con miembros del sexo opuesto con quienes no estamos casados. Fuera del contexto del amor comprometido, tenemos que estar atentos con mostrar los valores sexuales o de otro modo nos expondremos a ser usados por el sexo opuesto.

Evitar la cosificación

Ahora estamos preparados para explorar los tres aspectos de la vergüenza sexual presentados por Wojtyla. Ya hemos visto el primer aspecto: cómo la vergüenza nos lleva a ocultar los valores sexuales para que no generen una reacción meramente utilitaria en otra persona. Una mujer debe evitar vestirse de modo tal que deliberadamente atraiga la atención hacia sus valores sexuales y oscurezca su valor como persona. Algunos tipos de ropa (o la falta de ella) están ligados con la provocación de una reacción sensual que pone a la mujer en posición de ser tratada como un objeto de disfrute.

Aquí algunas mujeres pueden objetar: "¿Por qué es mi responsabilidad vestir modestamente? Si un hombre lucha contra los pensamientos lujuriosos, ese es su problema, no mío". Pero esta objeción no toma en cuenta el punto de Wojtyla. El propósito de la modestia no es solamente ayudar a prevenir que los hombres tengan pensamientos impuros. La modestia del vestir busca primeramente proteger a la misma mujer. Ayuda a que la mujer no sea tratada como un objeto de placer sexual.

Wojtyla ofrece dos perspectivas importantes para ayudar a entender el sentido de esto. Por un lado, tenemos que recordar que somos seres humanos caídos. Entonces, no es fácil evitar una actitud utilitaria cuando vemos el cuerpo del sexo opuesto. La actitud "no tengo que preocuparme por cómo me visto, eso es problema del hombre" ingenuamente no toma en serio el pecado original. Como Wojtyla explica, "el hombre, por desgracia, no es un ser tan perfecto que la vista del cuerpo de otra persona. . . solo despierte en él más que un gusto desinteresado que se desarrolla en un afecto inocente. En la práctica, también despierta la concupiscencia, o un deseo de disfrutar concentrado en los valores sexuales sin tener en cuenta el valor de la persona" (p. 190). Como resultado del pecado original, la voluntad humana "aceptará muy fácilmente la reacción sensual y reducirá a la otra persona… al rol de un objeto de disfrute" (p. 191). Y cuando esto pasa, Wojtyla lo llama "despersonalización por sexualización". La mujer ya no es vista por lo que es como persona. Es reducida a un potencial objeto para el placer sexual. La modestia en el vestir ayudar a las mujeres a evitar ser despersonalizadas de esta forma. De otro lado, Wojtyla nos recuerda que los hombres luchamos contra la sensualidad bastante más que las mujeres. Por ello no debe sorprender que las mujeres puedan tener dificultades para entender lo que realmente constituye vestir modestamente, porque la sensualidad no es tan fuerte en ellas como en los hombres. "Dado que una mujer no encuentra en sí misma la sensualidad de la que el hombre no puedo sino estar consciente, ella no siente tan grande la necesidad de ocultar 'el cuerpo como un potencial objeto de disfrute'" (p. 177). En consecuencia, las mujeres no se dan cuenta que ciertas formas de actuar o de vestir pueden ser en realidad no modestas. Y pueden no tener siquiera idea de que la forma en que están vestidas puede hacer que sean vistas como un mero objeto para el placer sexual. "Muy frecuentemente, una mujer no ve una cierta forma de vestir como desvergonzada, aunque algún hombre o de hecho muchos hombres, sí lo hagan " (p. 189).

Ocultar nuestras reacciones

El segundo aspecto de la vergüenza sexual es la tendencia a ocultar las propias reacciones utilitarias al sexo opuesto cuando los tratamos como objetos de disfrute. Nos damos cuenta de que la persona no es un objeto para usar, y nos sentimos avergonzados si tratamos a las personas de esa forma en nuestras miradas, pensamientos o en la imaginación. En lo profundo, un hombre piensa "no debo tocarla, ni siquiera con un deseo profundamente oculto de disfrutarla, porque ella no puede ser objeto para usar " (p. 180). Considere lo que suele suceder cuando un hombre mira fijamente a una mujer lujuriosamente y ella se da cuenta. En cuanto es sorprendido, él rápidamente quita la vista porque se siente avergonzado por lo que está haciendo. No quiere que su actitud utilitaria hacia ella sea expuesta. Él sabe que no debe tratar a una mujer de esa forma e inmediatamente quita la vista.

Inspirar amor

El tercer y más importante aspecto de la vergüenza sexual es la conexión con el amor. Al final de cuentas, la modestia busca inspirar amor: verdadero amor por una persona, no solo la reacción sexual por el cuerpo de una mujer. En lo profundo del corazón humano hay un deseo de inspirar y experimentar el amor. Entonces, una mujer debe vestirse de forma que inspire el amor por ella como persona. Pero vestirse inmodestamente obstaculiza que se desarrolle el verdadero amor porque dirige la atención a los valores sexuales hasta el punto que oscurece su valor como persona. En otras palabras, una mujer que no se viste modestamente puede deliberadamente generar una reacción sexual hacia su cuerpo. Y puede atraer la mirada de los hombres hacia su cuerpo como un objeto de disfrute. Y así no inspira a los hombres a amarla como persona.

Aquí vemos que la modestia del vestir tiene que ver más con ayudar a los hombres a evitar que caigan en pecado. Y no es simplemente un "reflejo defensivo" proteger a las mujeres de ser usadas. Al final, la modestia busca inspirar una reacción sobre el valor de la persona: no solo los valores sexuales. Como Wojtyla explica "la modestia sexual no huye del amor, sino que por el contario abre un camino hacia él. La necesidad espontánea de ocultar los meros valores sexuales de la persona es el camino natural para el descubrimiento del valor de la persona como tal" (p. 179).

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Agradecimiento

Edward Sri. "Amor y responsabilidad: Para inspirar el amor: El retorno a la modestia." Lay Witness (noviembre/diciembre 2005). 

Para ahondar sobre este tema, ver el libro del Dr. Sri. Men, Women and the Mystery of Love: Practical Insights from John Paul II's Love and Responsibility (Servant Books).

Este artículo se publica con permiso de la revisita Lay Witness. Lay Witness es una publicación de Catholic United for the Faith, Inc., un apostolado laico internacional fundado en 1968 para apoyar, defender y colaborar en los esfuerzos de la enseñanza de la Iglesia.

Sobre El Autor

sri10sri9Dr. Edward (Ted) Sri es un profesor Asistente de teología en el Benedictine College en Atchison, Kansas, y un colaborador frecuente de Lay Witness. Edward Sri es el autor de Rediscovering the Heart of the Disciple: Pope Francis and the Joy of the Gospel, Men, Women and the Mystery of Love: Practical Insights from John Paul II's Love and ResponsibilityMystery of the Kingdom (Misterio del Reino), The New Rosary in Scripture: Biblical Insights for Praying the 20 Mysteries (El Nuevo Rosario en la Escritura: Perspectiva Bíblica. Su último libro es Queen Mother: Queen Mother: A Biblical Theology of Mary's Queenship (Reina Madre) basado en su disertación doctoral que está disponible llamado a Benedictus Books al (888) 316-2640.Los miembros de CUF reciben un descuento de 10 por ciento.

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