La alegría del arrepentimiento
San Agustín nos enseña la alegría práctica que provoca el arrepentimiento.
San Agustín nos enseña la alegría práctica que provoca el arrepentimiento.
Los Diez Mandamientos en la Torá (Éxodo 20) son la formulación de los preceptos (principios) básicos de la moral.
En el transcurso de las décadas los cristianos han intentado tomarse a pecho el ejemplo y las palabras de Jesús, como así también vivirlas en entornos sociales muy diferentes a los de la Palestina antigua. La doctrina social de la Iglesia es el resultado de este esfuerzo.
Otra forma en que opera el Espíritu Santo es confirmándonos las verdades de la fe en el contexto del cuerpo de Cristo.
En las lecturas del domingo 22 de junio, la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Jesús resumió su doctrina en una sorprendente y nada ambigua llamada a sus seguidores: "Vosotros, pues, sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto" (Mt 5,48).
El odio por la Iglesia Católica viene desde todos los frentes y uno de estos ataques, el que dice que la Iglesia Católica es "corrupta, inmoral y plagada de delitos", es el más típico.
En el siglo VI A.C., Dios prometió, a través del profeta Ezequiel, que reuniría a su pueblo, lo purificaría y le infundiría un nuevo espíritu: "Yo los tomaré de entre las naciones, los reuniré de entre todos los países y los llevaré a su propio suelo.
En el artículo del mes pasado pudimos ver cómo el Espíritu Santo nos da paz en momentos de sufrimiento o cuando experimentamos alguna forma de persecución por la fe que profesamos.
El Señor nos dio el don más notable: el don de su Espíritu que está lleno de paz, amor, protección, unidad, inspiración, verdad y vida.