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El Espíritu Santo operando a través de la Iglesia

  • EL PADRE ROBERT J. SPITZER, S.J.

Otra forma en que opera el Espíritu Santo es confirmándonos las verdades de la fe en el contexto del cuerpo de Cristo.


holyspiritEn el artículo del mes pasado hablamos sobre el modo en que el Espíritu Santo puede ayudarnos a fortalecer a otros con palabras de inspiración y juicio. Esta es una promesa en la que podemos confiar porque necesitamos de la inspiración divina para llevar a cabo la obra del Señor.

Otra forma en que opera el Espíritu Santo es confirmándonos las verdades de la fe en el contexto del cuerpo de Cristo.  La Constitución Dogmática sobre la Iglesia del Concilio Vaticano II, Lumen Gentium declara lo siguiente:

Con este sentido de la fe, que el Espíritu de verdad suscita y mantiene, el Pueblo de Dios se adhiere indefectiblemente «a la fe confiada de una vez para siempre a los santos» (Judas 3), penetra más profundamente en ella con juicio certero y le da más plena aplicación en la vida, guiado en todo por el sagrado Magisterio, sometiéndose al cual no acepta ya una palabra de hombres, sino la verdadera palabra de Dios (cf. 1 Ts 2,13). (12)

Lo que reconocen los padres del Concilio es que cuando nos sometemos fielmente al Magisterio de la Iglesia, el Espíritu Santo nos otorga la capacidad de comprender profundamente la verdad de la fe, que tiene la capacidad de movilizar, transformar y profundizar nuestro amor y nuestra vida.

¿Alguna vez han tenido la experiencia de leer un libro o escuchar una conferencia, y de pensar al mismo tiempo "no sé por qué, pero parece que esto está mal"?  Pueden haber asistido a la conferencia sin sospechas o sin ningún conocimiento previo que pudiera haber evocado tales pensamientos, sin embargo sienten que algo está mal y que incluso es inquietante o molesto. Pueden haberse ido de la conferencia prefiriendo no seguir los consejos del orador y dejando todo lo que dijo de lado. Luego, cinco años después, leen un artículo en el que se demuestra que esa mismísima idea es contraria a las enseñanzas de la Iglesia o al amor de Cristo.  Seguramente hayan pensado, "¡Vaya! Lo supe cinco años atrás, pero no supe por qué".  Creo que esta sensación de inquietud o molestia proviene del Espíritu Santo que nos protege de aquello que podría afectar nuestra vida y amor.

Podrían replicar que "bueno, tal vez todo lo que has leído de teología que se cimentó en tu subconsciente podría haberte llevado a descubrir la aberración u error posiblemente ocultos tras esa idea. ¿Por qué atribuírselo al Espíritu Santo?" Esta explicación me hubiera parecido tentadora sino fuera por el hecho de que tuve esas experiencias antes de haber empezado a zambullirme de lleno en los libros de filosofía.


En la secundaria tuve algunas buenas maestras de educación religiosa, pero que no me prepararon para las ideas que enfrentaría en la universidad.  Sin embargo, me di cuenta de que había algo malo en la "ética de situación" si bien al principio me pareció bastante noble y atractiva.  Quise creer que todo lo que necesitaba era "buscar el nivel de bienestar al prójimo más elevado para la mayor cantidad de personas", sin tener que preocuparme por los principios, normas o nada que se le parezca.  No obstante, sentí una profunda inquietud en medio de los sentimientos de nobleza y simpleza y comencé a sospechar que estaba ante un error de omisión que aún no era demasiado claro para mi poder discursivo.  Me llevó a investigar, luego a Paul Ramsey y finalmente a la revelación de que se necesitan principios y normas para evaluar los medios incluso hacia los fines más nobles.  Sin dichas normas, se podría pensar fácilmente que el fin justifica los medios malos.

¿Cómo sabe uno lo que no sabe?  ¿Cómo sabe uno que uno no sabe?  ¿Cómo es que uno tiene un conocimiento previo de un error de omisión cuando no conoce todas las posibilidades?  ¿Cómo es que uno siente una profunda intranquilidad a la vez que tiene grandes sentimientos de nobleza?  No estoy seguro de la respuesta, pero tengo la leve sospecha de que no es la eficacia de mi subconsciente.  ¿Será tal vez el Espíritu Santo?

A la inversa, ¿alguna vez han tenido la experiencia de leer un libro escrito por un autor espiritual (como por ejemplo el artículo 3 de la cuestión 2 de la Parte I de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino) y se sintieron absolutamente cautivados?  Yo sí la tuve.  Cuando estaba cursando mis estudios en la universidad, un amigo me dio una copia usada de la Suma Teológica y me dijo que debería leer al menos algunos párrafos de la primera parte.  Si bien me pareció que su estilo era incomprensible (con todas las objeciones y las respuestas a las objeciones), me sentí inspirado por esos pasajes.  Recuerdo tres sentimientos en particular.

Primero, tuve una sensación genuina de estar en casa con Dios (similar a la sensación del Cuerpo Místico que se describe más arriba). También pude experimentar la santidad de Santo Tomás y el deseo de participar en ella.  En tercer lugar, no tuve tanta conciencia de que determinadas premisas eran verdaderas, sino más bien de que estaba en presencia de la Verdad misma.

Al mismo tiempo, no era capaz de articular estos sentimientos, pero sabía que los escritos de Santo Tomás no sólo eran ciertos sino que también eran transformadores de la vida.  En la medida que me sumergía en su estilo inusual y redacción complicada, me sentía satisfecho, en casa y con ganas de más.  Nuevamente, dada mi ignorancia en ese momento, dudé en atribuir esos deseos, pensamientos y sentimientos a determinada certeza misteriosa que yacía en el interior de mi subconsciente.  Francamente, creo que el Espíritu Santo estaba allí inspirándome, persuadiéndome, guiándome y llenándome de luz, deleite y sentimiento de hogar.

El Espíritu Santo no privará a nadie de la intranquilidad de la falsedad o de la inspiración de la verdad.  Todo lo que necesitamos hacer para experimentar esta comprensión más profunda, transformadora, eficaz y amorosa es, tal como lo sugiere el Concilio Vaticano, respetar la "Doctrina de la Iglesia", y seguir el sentido de luz, hogar, santidad y paz que no sólo trae dicha al alma, sino que también una sabiduría y amor que sobrepasa nuestra capacidad natural. Como siempre, el Espíritu Santo se encarga de todo lo demás.

Ver también
"La paz que supera el entendimiento"
"La inspiración del Espíritu Santo
y
"El Espíritu Santo que opera a través de la Iglesia"

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Agradecimiento

spitzer Padre Robert Spitzer, S.J. "The Holy Spirit Working through the Church" (El Espíritu Santo operando a través de la Iglesia) de Five Pillars of the Spiritual Life (18 de julio de 2013).

Extracto del libro del Padre Spitzer: Five Pillars of the Spiritual Life. Reimpreso con el permiso del Spitzer Center.

El objetivo del Spitzer Center es fortalecer la cultura, la fe y el espíritu en las organizaciones católicas para la nueva evangelización. Leer "Why the Spitzer Center Adopted a Catholic Mission" por el Padre Spitzer aquí.  

Sobre El Autor

spitzerSpitzer1El Padre Robert Spitzer, S.J.  es actualmente Presidente del Magis Center de Fe y Razón y del Spitzer Center for Ethical Leadership. El Padre Spitzer fue Presidente de la Gonzaga University entre 1998 y 2009. Ha publicado 5 libros, inició seis institutos nacionales y da conferencias sobre la filosofía de la ciencia, la filosofía de Dios y ética. Ha hecho consultorías éticas para más de 300 organizaciones, incluyendo a Boeing, Caterpillar, Toyota, Costco, el Gabinete del Primer Ministro Británico, los líderes de Costa Rica, líderes protestantes y católicos en Irlanda del Norte, y en la Iglesia Ortodoxa de Rusia. El Padre Spitzer es el autor de New Proofs for the Existence of God: Contributions of Contemporary Physics and PhilosophySpirit of Leadership: Optimizing Creativity and Change in OrganizationsFive Pillars of the Spiritual Life: A Practical Guide to Prayer for Active People, Healing the Culture: A Commonsense Philosophy of Happiness, Freedom, and the Life IssuesTen Universal Principles: A Brief Philosophy of the Life Issues, así como de videos tales como Suffering and the God of LoveHealing the Culture

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