Música desde las esferas

Las investigaciones ahora demuestran que esta no fue ninguna una idea tonta. El líquido amniótico es un buen conductor y el feto puede escuchar la música muy bien y responde a los sonidos armónicos y repetitivos. Como una persona nacida, traiciono un prejuicio al sugerir que Mozart es probablemente la mejor elección y que el rock desestabiliza los humores corporales y la misma razón.

El compositor inglés Sir John Tavener llamó a Mozart "el compositor más sagrado de occidente" y le atribuye la capacidad mística de arrancar música preexistente fuera de las esferas en un "acto de ser extático". Hay momentos -paradójicamente más intensos en piezas que no se supone que sean parte de un repertorio sagrado- como por ejemplo el aria de Zerlina, "Vedrai carino", en Don Giovanni, en los que Mozart transmite "los latidos del corazón de Dios visto a través de los ojos de un niño".

Esos latidos divinos crearon nuestros propios corazones y cuando su expresión terrenal más pura, el Inmaculado Corazón de María, se acercó a su prima, el bebé de Isabel saltó en su vientre en el preciso instante en que escuchó su saludo. Los psicólogos sostienen que un bebé puede recordar la música que escuchó por primera vez en el vientre meses después de su nacimiento. La música más fina que San Juan Bautista escuchó por primera vez fue el Magnificat de María y posiblemente no sea de ensueño pensar que la recordaba cuando su corazón dejó de latir el día de su ejecución.

Nacido con un glaucoma congénito y ciego desde los doce años, el cantante Andrea Bocelli nos cuenta que los doctores le aconsejaron a su madre que "abortara al niño", porque nacería con una discapacidad. Sin embargo "la joven y valiente mujer decidió no abortar, y el niño nació... Tal vez sea un poco parcial con este comentario, pero puedo decir que fue la elección correcta", dijo Bocelli.

La música terrenal es un intento por "arrancar de las esferas el sonido del Amor Divino que creó el mundo pronunciando las palabras 'que exista'." "Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; ..." (Jeremías 1, 5). San Pablo llevó esa música a las naciones porque sabía que Dios "me eligió desde el seno de mi madre" (Gálatas 1, 15).

Estos no son cuentos de viejas. Estos son hechos y negarlos es ser poco científico respecto del alma. El sonido que hay en nuestra propia cultura es la negación de la voz atractiva de Dios. Es por este motivo que quienes interrumpen esa voz se vuelven agresivos y ansiosos y no permiten el desarrollo de debates razonables sobre la santidad de la vida. La Madre Inmaculada tenía el timbre más perfecto del mundo, habiendo sido concebida libre del sonido original del orgullo. Pensemos que el mundo de hoy en día sería peor que ruidoso -ni siquiera conocería la diferencia entre ruido y armonía- si María le hubiese dicho que "no" al ángel, en vez de decirle que "sí".