Menu
A+ A A-

Porqué los rosarios asustan a los medios

  • CLEMENTE LISI

En una época de falsas «noticias», se bombardea a los lectores con historias— en su mayoría legítimas, pero a veces por completo inventadas— y las redes sociales las alimentan.


polandrosaryEl proceso de recopilación de información, el método por el cual los periodistas reportan los acontecimientos y los editores determinan el valor de los sucesos, se ha convertido cada vez más en la manzana de la discordia.

Los lectores ya no aceptan con los ojos cerrados los relatos en los periódicos de la mañana o los que se transmiten de manera continua en el flujo de noticias de Twitter. Los errores flagrantes, las parcialidades evidentes y la elección presidencial del año pasado ayudaron a fomentar el discurso de que la prensa está fuera de contacto con el estadounidense corriente. De hecho, Internet se convirtió en una oportunidad para los periodistas pero también en un desafío cada vez mayor.

En mi experiencia a las salas de redacción les falta diversidad. Aunque en el mercado laboral ella es el objetivo de todas las empresas, ninguna otra industria la necesita más que el periodismo. Lleva a grandes ideas, a mejores debates y a una cobertura de noticias más desarrollada. ¿El problema? Con frecuencia se ve a la diversidad en relación a la raza o al género. ¿Hay suficientes empleados afroamericanos? ¿Deberíamos contratar a otra mujer? Todas estas son preguntas con las que lidian a puertas cerradas las empresas de medios cada vez que hay una vacante.

Lo que a los empleadores nunca les quita el sueño (o ni siquiera mencionan) es el hecho de si hay suficientes católicos devotos en su sala de redacción o si necesitan contratar a una persona de fe —cualquiera— para informar qué está sucediendo en el mundo y en la comunidad. Creer en Dios es tabú en esa habitación.

Decir que hay un punto ciego religioso a la hora de contratar es un burdo eufemismo, pero hace una gran diferencia en la manera en que los medios de comunicación como el New York Times y el Washington Post cubren temas importantes como el aborto y el matrimonio homosexual. La cobertura mediática puede influenciar la opinión pública y ayudar a determinar las leyes y políticas. Afecta a las costumbres sociales y se hace, en gran parte, sin personas de fe en puestos clave.

No hay contexto más secular que una sala de redacción. El sesgo liberal sí existe en los medios, pero la mayoría de los periodistas no lo percibe. No es posible verlo cuando todos alrededor piensan y sienten de la misma forma.

Tomen como ejemplo el reciente encuentro de ciudadanos polacos a lo largo de la frontera de su nación. Se pautó que el evento del 7 de octubre, denominado «Rosario en las Fronteras», coincidiera con la festividad de Nuestra Señora del Rosario y la batalla de Lepanto de 1571 entre los combatientes cristianos y el Imperio Otomano. Fue una ocasión solemne y pacífica, pero para muchos en los medios, automáticamente cumplía los requisitos de ser siniestro porque mostraba católicos y rosarios. Newsweek no pudo evitar editorializar en el mismo título de la historia: «Poland Catholics Pray Along Border in Controversial Event Seen as Anti-Muslim». [Católicos polacos rezan a lo largo de la frontera en evento controversial calificado de antimusulmán]

No se hubiera descrito de manera peyorativa a una iniciativa similar por parte de los musulmanes. Además, el video que Newsweek incorporó era del Viernes Santo en las Filipinas (probablemente el único video reciente acerca del catolicismo que tenían disponible), donde se recrean las horas finales de Jesús —se concluye con hombres clavados en la cruz— en una práctica desaprobada por el Vaticano.

Los medios lo tratan porque muestra el fanatismo religioso, no la devoción común, y Newsweek no está sola en esto. La BBC y otros canales de difusión informaron que el encuentro de plegaria era «controversial», como si fuera un hecho simple.

Estamos acostumbrados a ver tales sesgos en el modo en que los medios cubren acontecimientos como la Marcha por la Vida anual, pero la mayoría de nosotros no estamos al tanto del grado de sutil parcialidad que se incluye en muchas otras historias de las «noticias».

Los periodistas suelen ser blancos, cultos, con residencia en Nueva York o Los Ángeles, dos de las ciudades más liberales del país. La mayoría de las personas que son conservadoras tienden a entrar al sector privado, con frecuencia ofrecen su tiempo o donan dinero a causas que consideran que pueden ayudar a otros. Los liberales ingresan al periodismo porque es una profesión que valoran.

Los reporteros de los periódicos en las grandes metrópolis con frecuencia poseen títulos de universidades de la Ivy League —otro bastión del liberalismo— y desean provocar un cambio por medio del pensamiento crítico y la escritura. Se considera al periodismo como un emprendimiento intelectual que pasó de ser una ocupación de la clase trabajadora a una de la clase profesional en los años posteriores a Watergate.

Lo mencionado deja a los católicos religiosos —y a los creyentes devotos de cualquier fe— casi sin voz en las salas de redacción de hoy en día. Eso, en sí mismo, causa que el sesgo se filtre en la cobertura de las noticias. El actual escándalo de abuso sexual de la Iglesia, por ejemplo, no recibiría el mismo tratamiento si sucediera entre rabinos o imanes.

Para los periodistas liberales, la Iglesia católica es una bolsa de boxeo fácil. La información que llevó a que los sacerdotes culpables fueran expulsados fue periodismo sólido (y también una causa de gran vergüenza para mí como católico). Sin embargo, nunca se brinda la presunción de la inocencia a las autoridades de esta institución. Con frecuencia sí se la da a oficiales de policía o aun a personas acusadas de asesinato. La única vez que la Iglesia obtiene un reportaje favorable es cuando apoya las causas liberales. Observe la cobertura positiva de los obispos estadounidenses que defendieron a la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) luego de que el presidente Trump anunciara que le iba a dar fin.

La diversidad de pensamiento, en general, mejoraría en gran medida a las salas de redacción y las historias que estas producen. No obstante, contratar algunos periodistas que en verdad tengan algún conocimiento acerca de religión (uno de los intereses centrales de los seres humanos en todo el mundo) —hasta quizás que ellos mismos sean creyentes— es tanto, sino más importante, a la hora de transmitir correctamente las noticias que la etnia o color de piel del reportero.

Tal vez, algún día, los medios principales se darán cuenta de esta realidad.

dividertop

Agradecimiento

Clemente Lisi. "Porqué los rosarios asustan a los medios." The Catholic Thing (17 octubre, 2017).  

Reimpreso con el permiso de The Catholic Thing.

Sobre El Autor

lisiClemente Lisi, un nuevo colaborador de The Catholic Thing, es profesor ayudante en la cátedra de Periodismo en The King's College en Nueva York. Tiene casi veinte años de experiencia como periodista y editor de medios tales como el New York Post, ABC News y el New York Daily News.

Copyright © 2017 The Catholic Thing
back to top