La Columna del Arzobispo Chaput: Sobre las Películas de Cuaresma y la Fe donde Menos se Espera

Hace exactamente 12 años este mes (el 25 de febrero), Mel Gibson estrenó La Pasión de Cristo. Gibson sentó un nuevo estándar para las películas con temática religiosa, reuniendo actuaciones (Jim Caviezel, Monica Bellucci y otros actores talentosos desconocidos), dirección (Gibson mismo) y otros excelentes valores de producción superiores, combinándolos con una historia cautivadora (La Pasión de Cristo) y amplios recursos financieros.

La película de Gibson es una de las grandes adaptaciones bíblicas. Es tan poderosa ahora como lo fue cuando se estrenó. Es profundamente conmovedora, pero además no tiene la sentimentalidad que a menudo arruinan a las películas que tratan sobre los santos o la fe o las Sagradas Escrituras. Pocas películas de temática bíblica se le acercan en calidad. Y algunas, como la inflada Éxodo de Scott, se las han arreglado para ser espléndidas, ofensivas para los creyentes y ridículas – todo a la vez.

Cuando era joven, antes de unirme a los Capuchinos, soñaba con trabajar en las películas. Mi vida tomó un rumbo distinto, pero he tenido un interés entusiasta por las películas desde entonces. Y por ello es un placer en esta Cuaresma sugerir unas cuantas películas amigables con la fe –actuales o por estrenarse– que sí tienen la cualidad de merecer nuestra atención. No pueden llegar a alcanzar el talento y los recursos de la película épica de Mel Gibson. Pero sí tienen el tipo de historia apelante que nos hace pensar profundamente sobre el significado de nuestra humanidad y el amor de Dios.

"El Botón Rojo y el Hombre que Salvó el Mundo" no es para nada "religiosa". Basada en hechos reales, la película (en la superficie) es un documental sobre un premio de las Naciones Unidas otorgado a un hombre llamado Stanislav Petrov. Un antiguo coronel en las fuerzas armadas soviéticas, Petrov es un héroe bastante desconocido. Como oficial nuclear al mando en 1983, trabajando solamente en base a sus instintos y bajo una intensa presión, se reusó a ordenar un contraataque con misiles sobre los Estados Unidos, cuando un error en un radar ruso reportó erróneamente un ataque de un Misil Balístico Intercontinental estadounidense. Tal decisión evitó una catástrofe — pero irónicamente, arruinó su carrera y empeoró una amarga separación de su familia. La película aparenta tratarse del coraje de Petrov y su costo en el umbral de una Guerra nuclear. Pero debajo de eso hay algo aún mucho más conmovedor: la historia del perdón y la reconciliación personal.

María, Llena eres de Gracia, disponible ahora en tiendas y para descargar digitalmente, es una bella historia de María al final de su vida terrenal. Y El Gran Mesías, que se estrena en marzo, es la adaptación en una película de la novela más vendida de Anne Rice, Cristo el Señor: Fuera de Egipto. Ambas películas están bien hechas y vale la pena verlas. Se aproximan a los personajes de María y del joven Jesús antes del inicio de su ministerio público de manera fresca y absorbente.

Finalmente, y tal vez la mejor entre estas cuatro películas, está Risen – La Resurrección de Cristo, ahora en cines. Joseph Fiennes (Shakespeare Enamorado, Enemigo a las Puertas) interpreta el papel de un centurión romano al que se le encarga encontrar el cuerpo "robado" de Jesús después de la crucifixión. Obtiene mucho más de lo que esperaba. Peter Firth (A la Caza del Octubre Rojo, Amistad, Doble Identidad), como Poncio Pilatos, encabeza un excelente reparto, y la historia es inusual, creíble y fascinante. La Resurrección de Cristo es un trabajo sobresaliente.

La piedad no es la primera palabra que la mayoría de nosotros asociamos con la profesión cinematográfica. Pero eso me trae a una última anécdota fílmica de que vale la pena compartir en esta Cuaresma.

Los lectores podrían recordar la película Marat/Sade, de Peter Brooks en el año 1967, basada en la puesta en escena del mismo nombre. (El título completo de la obra teatral es Persecución y asesinato de Jean-Paul Marat, Representado por los Internos del Asilo de Charenton, Bajo la Dirección del Marqués de Sade.) Con un reparto de actores shakespearianos entonces jóvenes como Patrick Magee, Ian Richardson, Clifford Rose y Glenda Jackson, Marat/Sade es una obra de genio oscuro que se ambientó en los inicios de la Revolución Francesa — fascinante, perturbadora y definitivamente no apta para la familia o para personas que se ofendan fácilmente. Una de las actuaciones más fuertes y perturbadoras es la de un personaje conocido simplemente como El Heraldo, que funge como una suerte de narrador. El actor que desempeñó ese papel, y continuó hasta alcanzar una carrera muy exitosa, fue el ya fallecido Michael Williams.

¿Qué tiene que ver esto con la Cuaresma o la fe? Simplemente lo siguiente: Williams era un católico comprometido de toda la vida. Cuando la BBC informa sobre su muerte en el año 2001, su matrimonio con (la ahora Dama) Judi Dench llevaba ya 30 años y "era considerado uno de los matrimonios más duraderos y adorables de entre las parejas de la industria del espectáculo." Él fue presidente del Gremio Escénico Católico Británico hasta que una enfermedad lo forzó a dejar el cargo, y fue Presidente del Gremio de Actores Católicos Romanos Británicos. Días antes de la muerte de Williams debido a un cáncer de pulmón, San Juan Pablo II lo nombró caballero de la Pontificia Orden de San Gregorio.

Supongo que la lección aquí es que la gracia llega en todas las formas y tamaños; y los santos— o al menos las personas que están tratando de llegar a serlo — aparecen en los lugares y con los vestuarios menos probables, e incluso en las películas. Lo que vemos en la superficie de las otras personas es solamente una fracción de quienes realmente son. Vale la pena recordarlo en un Año de la Misericordia.