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El ateísmo ha fracasado. Solo la religión pueden vencer a los nuevos bárbaros.

  • EL RABINO JONATHAN SACKS

Occidente está sufriendo por la pérdida de la fe. A menos que redescubramos la religión, nuestra civilización está en peligro.


sacksMe encanta lo que un profesor de (ndt. la universidad inglesa de) Oxford dijo una vez sobre otro: "en apariencia es profundo, pero en lo profundo… es superficial". Esa oración me ha venido a la mente más de una vez cuando leo a los nuevos ateos.

Los futuros historiadores intelectuales mirarán al pasado con asombro el extraño fenómeno de secularistas aparentemente inteligentes, en el siglo veintiuno, que creían que si podían demostrar que los primeros capítulos del Génesis no son literalmente ciertos, y que el universo tenía más de seis mil años y que podría haber habido otras explicaciones para los arcoíris distintas a considerarlas un signo de la alianza con Dios luego del diluvio, entonces todos las creencias religiosas de la humanidad se habrían caído como una montaña de naipes y nos habría quedado un mundo sereno lleno de no creyentes racionales saludándose amablemente unos a otros.

¿Qué le ha pasado a la profundidad intelectual de los ateos serios, a la fuerza de Hobbes, a la pasión de Spinoza, al ingenio de Voltaire, a la profundidad de Nietzsche que sacudía al mundo? ¿Tienen acaso la más mínima idea de haber lidiado con los asuntos verdaderos, que no tienen nada que ver con la ciencia y el sentido literal de la Escritura y que tiene todo que ver con el significado o el sentido de la vida humana, la existencia o no existencia de un orden moral objetivo, la verdad o la falsedad de la idea de la libertad humana, y la capacidad o incapacidad de una sociedad de sobrevivir sin rituales, narraciones y prácticas compartidas que crean y sostienes los vínculos sociales?

Gran parte del discurso intelectual –la condición humana sub specia aeternitatis (ndt. existencia bajo el aspecto de eternidad) — se ha callado hasta llegar al nivel de una escuela debatiendo sobre la sociedad. ¿Acaso importa? ¿No deberíamos simplemente aceptar que hay algunos que en realidad no entienden lo que se dice en el libro de los Salmos, que no tienen un sentido de trascendencia sobre el milagro del ser, que no pueden entender lo que es ver al ser humano como un drama de amor y perdón o que no pueden ser movidos a rezar en penitencia o agradecimiento? Algunas personas entienden la religión, otros no. ¿Por qué no dejar así las cosas?

Es solo que, en palabras del historiador Will Durant, "no hay un ejemplo significativo de la historia, antes de nuestro tiempo, de una sociedad que mantenga exitosamente la vida moral sin la ayuda de la religión".

Tal vez es justo, pero no. Como los lectores de The Spectator (El Espectador), debemos entender que la religión tiene consecuencias sociales, culturales y políticas, y uno no puede esperar que las bases de la civilización occidental se caigan y dejen el resto del edificio intacto. Eso es lo que el más grande de los ateos, Nietzsche, comprendía con una claridad terrible y lo que sus sucesores actualmente no logran comprender para nada.

Una y otra vez en sus últimos escritos nos dice que perder la fe cristiana significaría abandonar la moralidad cristiana. No más "ama a tu prójimo como a ti mismo" en vez de una voluntad de poder. No más "no cometerás algo malo" en vez de gente que podría vivir con la ley de la naturaleza del fuerte dominando o eliminando al débil. "Un acto de injuria, violencia, explotación o destrucción no puede ser 'injusto' como tal, porque la vida funciona esencialmente de una manera injuriosa, violenta, explotadora y destructiva". Nietzsche no era un antisemita, pero hay pasajes en sus escritos que se acercan a la justificación del Holocausto.

Es justamente eso. En palabras del historiador Will Durant, "no hay un ejemplo significativo de la historia, antes de nuestro tiempo, de una sociedad que mantenga exitosamente la vida moral sin la ayuda de la religión".

Esto no tiene nada que ver con el hecho que él personalmente y tiene todo que ver con la lógica de Europa perdiendo su ética cristiana. Ya en 1843, un año antes del nacimiento de Nietzche, Heinrich Heine escribió "un drama se dará en Alemania, ante lo cual la Revolución Francesa parecerá un idilio inofensivo. El cristianismo restringió el ardor marcial de los alemanes durante un tiempo, pero no lo destruyó. Una vez que el talismán que la restringe sea acallado, el salvajismo emergerá nuevamente… la furia insana enloquecida, de la que hablan y cantan los poetas nórdicos". Nietzsche y Heine hablaban de lo mismo: Pierde la santidad de vida judeo-cristiana y no habrá nada para contener al mal que los hombres son capaces de realizar cuando tienen la oportunidad y la provocación.

Richard Dawkins, a quien respeto, entiende esto parcialmente. Con frecuencia ha dicho que el darwinismo es una ciencia y no una ética. Convierte, por ejemplo, la selección natural en un código de conducta y generarás un desastre, pero si se les pregunta a los nuevos ateos de dónde sacamos nuestra moralidad, si no es de la ciencia o la religión, entonces comenzarán a tartamudear. Ellos tienden a argumentar que la ética es obvia, que no lo es, o natural, que claramente tampoco es así, y terminan vagamente señalando que ese no es su problema y que deberíamos dejar que alguien más se preocupe de eso.

La historia de Europa desde el siglo dieciocho ha sido la historia de sucesivos intentos de encontrar alternativas a Dios como un objeto de culto, entre ellos el estado nación, la raza y el manifiesto comunista. Esto le costó luego a la humanidad dos guerras mundiales, una guerra fría y cien millones de vidas. Luego hemos cambiado el rumbo hacia nuevas formas de idolatría, entre ellas el mercado, el estado liberal democrático y la sociedad consumista, que son todas formas de decir que no hay moralidad más allá de la opción personal siempre y cuando no se dañe a otros. Pese a eso, los costos están comenzando a incrementarse. Los niveles de confianza han caído en picada en todo occidente en un grupo tras otro: banqueros, CEOs, personalidades mediáticas, parlamentarios, la prensa: que ha sido golpeada por el escándalo. El matrimonio casi ha colapsado como institución, con 40 por ciento de niños nacidos fuera de él y con 50 por ciento de matrimonios que terminan en divorcio. Las tasas de la enfermedad de la depresión y los síndromes vinculados al estrés se han disparado, especialmente entre los jóvenes. Una reciente encuesta muestra que el joven promedio entre 18 y 35 años tiene 237 amigos de Facebook. Cuando se les pregunta en cuántos de ellos confiaría ante una crisis, la respuesta promedio es dos. El 25 por ciento dijo uno. Y un octavo de los encuestados dijo que en ninguno.

Los nuevos bárbaros son los fundamentalistas que buscan imponer una verdad individual en un mundo plural. Aunque muchos de ellos dicen ser religiosos, en realidad son devotos de la voluntad del poder.

Nada de esto debería sorprendernos. Así es como se ve una sociedad que ha construido sobre el materialismo, el individualismo y el relativismo moral. Maximiza la libertad personal pero a un costo. Como dice Michael Walzer: "esta libertad, energizante y emocionante como es, también es profundamente desintegradora, haciendo muy difícil que los individuos encuentren un apoyo comunal estable, haciendo muy difícil para cualquier comunidad confiar en la participación responsable de sus miembros. Abre a los hombres y mujeres solitarios al impacto del más bajo común denominador, la cultura comercial".

En mis tiempos de rabino jefe, he visto dos tendencias altamente significativas. Primero: los padres son más propensos que antes para enviar a sus hijos a escuelas religiosas. Quieren que sus hijos estén expuestos a una ética sustantiva de responsabilidad y restricción. Segundo: la gente religiosa, los judíos específicamente, temen más al futuro que antes. Nuestra nueva cultura polarizada es mucho menos tolerante que la antigua (Gran) Bretaña cristiana.

En un aspecto los nuevos ateos tienen razón. La amenaza a la libertad occidental en el siglo veintiuno no es el fascismo o el comunismo sin el fundamentalismo religioso combinado con el odio al otro, la búsqueda de poder y el rechazo de los derechos humanos. Pero la idea de que esto puede ser vencido por el individualismo y el relativismo es casi increíblemente ingenua. La humanidad ya ha estado allí antes. Los precursores del ateísmo científico de hoy fueron Epicúreo en el siglo tercero antes de Cristo en Grecia y Lucrecio en la Roma del primer siglo. Estas fueron dos civilizaciones al borde de la caída. Habiendo perdido la fe ya no eran rivales para lo que Bertrand Russell llama "naciones menos civilizadas que ellas mismas pero no tanto para destituir su cohesión social". Los bárbaros ganan. Siempre lo hacen.

Los nuevos bárbaros son los fundamentalistas que buscan imponer una verdad individual en un mundo plural. Aunque muchos de ellos dicen ser religiosos, en realidad son devotos de la voluntad del poder. Vencerlos permitirá la defensa, más fuerte posible, de la verdad… y las sociedades fuertes son siempre sociedades morales. Eso no significa que necesiten ser religiosas. Es solo que, en palabras del historiador Will Durant, "no hay un ejemplo significativo de la historia, antes de nuestro tiempo, de una sociedad que mantenga exitosamente la vida moral sin la ayuda de la religión".

No deseo convertir a otros con mis creencias religiosas. Los judíos no hacen eso. Tampoco creo que tenga uno que ser religioso para ser moral. Pero lo que dice Durant es el desafío de nuestro tiempo. No he encontrado aún una ética secular capaz de sostener a largo plazo a una sociedad de comunidades y familias fuertes con altruismo, virtud, autocontrol, honor, obligación y confianza en el otro. Un siglo después de que la civilización pierde su alma también pierde su libertad. Eso debería preocuparnos a todos, creyentes y no creyentes por igual. 

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Agradecimiento

sacks Rabino Jonathan Sacks. "El ateísmo ha fracasado. Solo la religión pueden vencer a los nuevos bárbaros". The Spectator (15 junio, 2013).

Este artículo es publicado con permiso del autor, Jonathan Sacks.

The Spectator es la revista en inglés con más tiempo de publicación. Desde 1828 The Spectator ha sido conocida por sus opiniones, con frecuencia sorprendentes y provocadoras pero siempre expresadas elegantemente y con humor.

Sobre El Autor

sacks1sacks3sacks4El rabino Lord Jonathan Sacks es un líder religioso mundial, filósofo, autor de más de 25 libros y una voz moral de nuestro tiempo. Hasta el 1 de septiembre de 2013 sirvió como Rabino jefe de la Congregación Judía Unida de la Commonwealth, habiendo estado en el cargo durante 22 años. Fue educado en Gonville y Caius College, Cambridge, donde obtuvo honores en filosofía. Jonathan Sacks hizo estudios de posgrado en el New College, Oxford, y en el King's College London, obteniendo su doctorado en 1981 y la ordenación rabínica del Jews' College y Yeshiva Etz Chaim.

Nació en 1948 en Londres y ha estado casado con Elaine desde 1970. Tienen tres hijos: Joshua, Dina y Gila y cuatro nietos.

Muchos de sus libros han sido traducidos al francés, italiano, holandés, alemán, portugués, coreano y hebreo. Los títulos impresos en inglés, incluyen: Los grandes compañeros: Buena ciencia y la búsqueda del sentido (The Great Partnership: God Science and the Search for Meaning), La persistencia de la fe, dignidad y diferencia: Cómo evitar el choque de civilizaciones (The Persistence of Faith, Dignity of Difference: How to Avoid the Clash of Civilizations), Alianza y conversación: Éxodo, alianza y conversación (Covenant & Conversation: Genesis: The Book of Beginnings), Future Tense: Jews, Judaism, and Israel in the Twenty-first Century y Del optimismo a la esperanza (From Optimism to Hope).

Copyright © 2013 El Rabino Jonathan Sacks
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