La Iglesia y lo que "ahora es normal"

1.  La Corte Suprema de los Estados Unidos ha publicado un fallo que pone a la Corte en desacuerdo con la Constitución, la razón y la religión bíblica.

2.  La Corte se ha equivocado antes. Se equivocó en temas raciales con el fallo Dred Scott y repitió el error en el fallo Plessy vs Ferguson (que mantuvo la segregación en lugares públicos). Se equivocó al inventar un "derecho" constitucional al aborto en Roe vs. Wade y reafirmó ese error al equivocarse de nuevo sobre el tema del aborto en Casey vs. Planned Parenthood. Ahora la Corte se ha equivocado en el tema del matrimonio. Hay remedios para cuando la Corte se equivoca; uno de ellos sería una nueva evaluación durante la campaña del 2016 de la teoría de la "supremacía judicial," según la cual la Constitución significa lo que una mayoría de la Corte dice que significa.

3.  La lucha por el matrimonio ya se había perdido en la cultura mucho antes de que se perdiera en la corte. Se han minado las bases de nuestra cultura, y "lo que ahora es normal" insiste actualmente en que literalmente todo es plástico, maleable, y está sujeto a los actos de la voluntad humana. El resultado es un momento de profunda incoherencia moral en el cual los conceptos sobre la naturaleza humana y la felicidad humana que han sido probados por la experiencia durante miles de años se descartan como mera basura – y aquellos que se resisten a destrozar el patrimonio moral de la humanidad son tachados de racistas irracionales, fanáticos religiosos o ambas cosas. "Lo que ahora es normal" es la obstinación que ha tomado esteroides, sobre todo cuando esa obstinación tiene que ver con la sexualidad humana. Parece que ningún comportamiento se considera ya aberrante—excepto la defensa pública de las virtudes tradicionales.

4.  La Iglesia Católica en los Estados Unidos tiene su parte de responsabilidad en esta incoherencia. Estaba claro hace sesenta años que la antigua hegemonía cultural protestante se desvanecía, que hacía falta una base cultural alternativa para la democracia estadounidense y que había que levantar un nuevo cuadro de líderes cívicos capaces de expresar las verdades morales sobre las cuales se fundamenta el experimento democrático estadounidense– y que el candidato óptimo para hacer todo eso era la Iglesia Católica. Pero demasiados clérigos y líderes laicos perdieron el coraje después de la Humane Vitae, y la ventana de oportunidad se cerró en medio de las tormentas de los sesentas y la decadencia de los setentas, y las fuerzas de la incoherencia triunfaron.

5.  "Lo que ahora es normal" no dejará en paz a la Iglesia Católica. Como sucede a cualquiera que se opone a la ideología de "lo que ahora es normal" en la que "todo se puede", atacarán agresivamente a la Iglesia Católica también por atreverse a resistir tal ideología. Por lo tanto, la Iglesia tiene que aprender – y rápido – cómo jugar bien a la defensiva, defendiendo el derecho de nuestro pueblo y nuestras instituciones a mantener su identidad; y al mismo tiempo le estará haciendo un favor a los Estados Unidos. (Un excelente recurso para reflexionar sobre estos asuntos es la carta pastoral reciente del Cardenal Donald Wuerl de Washington, Being Catholic Today: Catholic Identity in an Age of Challenge.) (Ser católicos hoy: La Identidad Católica en una Era de Desafíos).

6.  La respuesta a largo plazo a "lo que ahora es normal" – y a la dictadura del relativismo que lo que ahora es normal intenta imponer a las universidades y a las profesiones (sin encontrar mucha resistencia), a las comunidades religiosas tradicionales (con menos éxito, de momento) y a los individuos (a través de un acoso y una burla reprobables pero eficaces) – es la reconversión de los Estados Unidos a la recta razón, la verdad moral y la visión bíblica del mundo. Este es un proyecto multi-generacional; y será necesariamente ecuménico e interreligioso. Desde el punto de vista católico, la única respuesta a "lo que ahora es normal" es un catolicismo fuertemente evangélico; que transmita la verdadera felicidad por vivir en solidaridad con los demás; que vincule la felicidad y la solidaridad con la amistad con Cristo y las verdades que su Iglesia enseña, invitando a otros a considerar tomar "un camino más excelente" (1 Corintios 12,31)

7.  Y eso significa una catequesis más a fondo para el pueblo católico de los Estados Unidos, especialmente a través de la prédica: una prédica que desafíe directamente la típica indiferencia del católico ante "lo que ahora es normal"; una prédica que exhorte a los católicos a profundizar su amistad con Cristo, lo cual significa una conversión más profunda con su verdad.