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Cómo fueron realmente las Cruzadas

  • THOMAS F. MADDEN

Los cruzados no fueron agresores no provocados, maleantes codiciosos ni colonialistas medievales, como se los describe en algunos libros de historia.


KnightThomas Madden, jefe de cátedra del departamento de historia de St. Louis University y autor de A Concise History of the Crusades, sostiene que los Cruzados fueron una fuerza defensiva que luchó para defenderse, no para conquistar, y que no obtenían de ellas ninguna riqueza terrenal ni tierras.

Madden compartió con ZENIT los mitos más populares sobre los Cruzados y los descubrimientos modernos que prueban que los mismos son erróneos.

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Zenit:  ¿Cuáles son los errores más comunes en torno a las Cruzadas? ¿Y a los Cruzados? Madden:  A continuación les detallaré algunos de los mitos más comunes y les explicaré por qué son incorrectos.

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Mito 1:   Las Cruzadas fueron guerras de agresión no provocada contra el pacífico mundo musulmán.

Esta afirmación es absolutamente errónea. Desde los tiempos de Mahoma, los musulmanes querían conquistar el mundo cristiano. Y además lograron éxitos notables en ese sentido. Luego de unos pocos siglos de conquistas ininterrumpidas, los ejércitos musulmanes dominaron todo el norte de África, Medio Oriente, Asia Menor y la mayor parte de España.

En otras palabras, hacia fines del siglo XI, las fuerzas del Islam habían conquistado dos tercios del mundo cristiano. Palestina, la tierra de Jesucristo; Egipto, la cuna del monacato cristiano; y Asia Menor, donde San Pablo plantó las semillas de las primeras comunidades cristianas. Estos lugares no estaban en la periferia del Cristianismo, sino que más bien eran su verdadero núcleo.

Y los imperios musulmanes aún no habían terminado. Continuaban expandiéndose por occidente hacia Constantinopla, desde donde a la larga ingresaron a Europa. Si existió agresión no provocada, fue de parte de los musulmanes. En algún punto, lo que quedaba del mundo cristiano no tenía más remedio que defenderse a sí mismo si no quería sucumbir a la conquista islámica. 

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Mito 2:  Los cruzados llevaban cruces, pero realmente estaban interesados en conquistar botines y tierras. Sus intenciones piadosas fueron sólo una pantalla para tapar su codicia voraz.

Los historiadores solían aseverar que en Europa se había producido un crecimiento demográfico que llevó a una crisis en la que había una elevada cantidad de "segundos hijos" de nobles, quienes estaban entrenados en caballería de guerra, pero no tenían tierras feudales para heredar. Entonces, se consideraba que las Cruzadas eran una suerte de válvulas de seguridad, gracias a las cuales estos hombres combativos se alejaban de Europa hacia lugares en donde podrían hacerse de tierras a costas de los demás.

Los historiadores modernos, con la ayuda del advenimiento de las bases de datos computarizadas, destruyeron este mito. Ahora sabemos que fueron los "primogénitos" de Europa quienes respondieron al llamado del Papa en 1095, como así también en las siguientes Cruzadas.

Desde los tiempos de Mahoma, los musulmanes querían conquistar el mundo cristiano. Y además lograron éxitos notables en ese sentido. Luego de unos pocos siglos de conquistas ininterrumpidas, los ejércitos musulmanes dominaron todo el norte de África, Medio Oriente, Asia Menor y la mayor parte de España.

Las Cruzadas fueron operaciones sumamente costosas. Los señores se vieron obligados a vender o hipotecar sus tierras para reunir los fondos necesarios. Muchos de ellos tampoco estaban interesados en constituir un reino de ultramar. Tal como sucede con los soldados hoy en día, el cruzado medieval se sentía orgulloso del deber que debía cumplir, pero anhelaba regresar a su hogar.

Luego del espectacular éxito de la Primera Cruzada, con la conquista de Jerusalén y una gran parte de Palestina, casi todos los cruzados volvieron a sus hogares. Sólo unos pocos se quedaron para consolidar y gobernar los territorios recientemente ganados.

Los botines también escaseaban. De hecho, a pesar de que sin dudas los cruzados soñaban con tener grandes riquezas en opulentas ciudades orientales, casi ninguno de ellos recuperó sus gastos siquiera. Pero no se aventuraron a las Cruzadas movidos por el dinero y las tierras, sino que fueron para expiar sus pecados y ganarse la salvación haciendo buenas obras en tierras lejanas.

Asumieron esos gastos y privaciones porque creyeron que al ir en ayuda de sus hermanos cristianos de Oriente estarían acumulando riquezas en un lugar donde ni la polilla ni el orín corrompen.

Eran muy conscientes de la exhortación de Cristo de que quien no cargue con su cruz, no es digno de Él. También recordaron que "No hay amor más grande que dar la vida por los amigos."

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Mito 3:  Cuando los cruzados conquistaron Jerusalén en 1099, masacraron a todos los hombres, mujeres y niños de la ciudad hasta que las calles se inundaron con sangre hasta los tobillos.

Este es uno de los mitos favoritos con el que quieren demostrar el carácter maligno de las Cruzadas.

De hecho, es cierto que muchas personas murieron en Jerusalén después de que los cruzados conquistaron la ciudad, pero esto debe entenderse en un contexto histórico.

El principio moral aceptado en todas las civilizaciones pre-modernas de Europa y Asia era que una ciudad que se había resistido a la conquista y había sido tomada por la fuerza pertenecía a las fuerzas vencedoras. Ello incluía no sólo los edificios y bienes, sino que también a los habitantes. Por este motivo, cada una de las ciudades o fortalezas debía sopesar con cuidado si podía permitirse resistir a los sitiadores o no. Si no podía hacerlo, lo prudente era negociar los términos de la rendición.

En el caso de Jerusalén, los defensores se resistieron hasta el final. Calcularon que las formidables murallas de la ciudad contendrían a los cruzados hasta que llegaran los refuerzos de Egipto. Estaban equivocados. Y cuando cayó la ciudad, fue saqueada. Muchos fueron asesinados, pero a muchos otros los rescataron o los dejaron ir.

A la luz de las normas modernas, esto puede parecer brutal. Sin embargo, un caballero medieval podría argumentar que mueren muchos más hombres, mujeres y niños inocentes en los bombardeos de las guerras modernas que los que morían a filo de espada en uno o dos días. Vale la pena destacar que los habitantes de las ciudades musulmanas que se rindieron a los cruzados pudieron quedarse sin problemas, conservaron sus propiedades y se les permitió profesar su fe libremente.

En lo que respecta a los ríos de sangre, ningún historiador los acepta como algo que no forme parte de la convención literaria. Jerusalén es una ciudad grande y la cantidad de sangre necesaria para inundar sus calles con una profundidad de siete centímetros requeriría que muchas más personas vivieran no sólo en ella sino que en la región. 

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Mito 4:  Los cruzados sólo eran colonialistas medievales vestidos con atributos religiosos.

Es importante recordar que en la Edad Media el Occidente no era una cultura poderosa y dominante que se aventuraba a una región primitiva y atrasada. En esas épocas el oriente musulmán era la región poderosa, rica y opulenta. Europa era el tercer mundo.

Los Estados Cruzados, fundados tras la Primera Cruzada, no eran nuevos asentamientos de católicos en un mundo musulmán similar a la colonización británica en América. La presencia católica en los Estados Cruzados siempre fue minúscula, por lo menos inferior al 10% de la población. Eran los gobernantes y magistrados, como así también comerciantes italianos y miembros de órdenes militares. La abrumadora mayoría de la población en los Estados Cruzados era musulmana.

Entonces, no eran colonias en el sentido de plantaciones o incluso fábricas, tal como es el caso de India. Eran puestos de avanzada. El objetivo fundamental de los Estados Cruzados era defender los lugares sagrados de Palestina, especialmente Jerusalén, y proporcionar un ambiente seguro a los peregrinos cristianos que visitaran esos lugares.

No había una madre patria con la que los Estados Cruzados mantuvieran una relación económica, como así tampoco los europeos se beneficiaban económicamente a raíz de ellos. Por el contrario, los gastos de las Cruzadas para mantener al Oriente Latino eran una importante sangría para los recursos europeos. Como un puesto de avanzada, los Estados Cruzados tenían un carácter militar.

Mientras que los musulmanes lucharan entre sí, los Estados Cruzados estaban a salvo, pero cuando los musulmanes se unieron fueron capaces de derrumbar las fortalezas y conquistar las ciudades hasta que en 1291 terminaron por expulsar a todos los cristianos. 

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Mito 5:  Las Cruzadas también se libraron en contra de los judíos.

Ningún Papa convocó una Cruzada en contra de los judíos. Durante la Primera Cruzada, una numerosa banda de malhechores, que no estaba vinculada con el ejército principal, descendió a las ciudades de Renania y decidió robar y matar a los judíos que residían allí. Esto se produjo en parte por pura codicia y en parte por una desacertada concepción de que los judíos, por ser quienes crucificaron a Cristo, eran objetivos legítimos de la guerra.

Tanto el Papa Urbano II como sus sucesores condenaron fuertemente estos ataques a los judíos. Los obispos locales y otros miembros del clero y laicado intentaron defender a los judíos, pero con poco éxito. Del mismo modo, durante la etapa inicial de la Segunda Cruzada, un grupo de renegados asesinó a muchos judíos en Alemania antes de que San Bernardo pudiera alcanzarlos y poner un punto final a los atentados.

Estas fallas del movimiento fueron un subproducto desafortunado del entusiasmo de las Cruzadas, pero no fueron el propósito de las mismas. Para usar una analogía moderna, durante la Segunda Guerra Mundial algunos soldados estadounidenses cometieron delitos mientras estuvieron en el extranjero. Fueron arrestados y castigados por dichos delitos, pero el propósito de la Segunda Guerra Mundial no fue cometer delitos.

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Zenit:  ¿Cree que el enfrentamiento entre Occidente y el mundo musulmán responde a algún tipo de reacción a las Cruzadas?

Madden:  No. Puede parecer una respuesta extraña si consideramos que Osama Bin Laden y otros musulmanes muchas veces se refieren a los estadounidenses como "cruzados".

Debemos recordar, sin embargo, que durante la Edad Media - de hecho hasta finales del siglo XVI – la superpotencia del mundo occidental era el Islam. Las civilizaciones musulmanas eran ricas, sofisticadas e inmensamente poderosas. Occidente estaba atrasado y era relativamente débil.

Es notable que, excepto la Primera Cruzada, prácticamente ninguna de las demás Cruzadas iniciadas por Occidente -y hubo cientos- tuvo éxito.

Las Cruzadas pueden haber ralentizado el expansionismo musulmán, pero de ningún modo lo detuvieron. Los imperios musulmanes continuaron expandiéndose hacia territorios cristianos, conquistando los Balcanes, gran parte de Europa del Este e incluso la ciudad cristiana más grande del mundo, Constantinopla.

Desde la perspectiva musulmana, las Cruzadas no tuvieron tanta importancia. Si le preguntan a alguien del mundo musulmán acerca de las Cruzadas en el siglo XVIII, seguramente no saben nada de ellas. Eran importantes para los europeos porque fueron esfuerzos masivos que fracasaron.

Sin embargo, durante el siglo XIX, cuando los europeos comenzaron a conquistar y a colonizar países de Medio Oriente, muchos historiadores -en particular escritores franceses nacionalistas o monárquicos- comenzaron a caracterizar a las Cruzadas como el primer intento europeo de llevar los frutos de la civilización occidental al atrasado mundo musulmán. En otras palabras, las Cruzadas fueron transformadas en guerras imperialistas.

Eran historias que enseñaban en las escuelas coloniales y que se convirtieron en una visión aceptada en Medio Oriente y más allá. En el siglo XX, el imperialismo estaba desacreditado. Los islamistas y algunos nacionalistas árabes entonces sacan provecho de la estructura colonial de las Cruzadas y denuncian que Occidente fue responsable de sus males por haber explotado a los musulmanes desde el inicio de las Cruzadas.

Muchas veces se dice que la gente de Medio Oriente tiene una memoria duradera. Y eso es cierto, pero en el caso de las Cruzadas, tienen una memoria recuperada: una memoria que sus conquistadores europeos han fabricado para ellos.

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Zenit:  ¿Existen similitudes entre las Cruzadas y la guerra contra el terrorismo que se desata hoy en día?

Madden:  Aparte del hecho de que los soldados en ambas guerras quieren servir a una causa mayor que ellos mismos y que valoran y del deseo de volver a sus hogares ni bien terminara la guerra, no veo otras similitudes entre las Cruzadas medievales y la guerra contra el terrorismo. Las motivaciones en una sociedad secular post-Ilustración son muy distintas a las del mundo medieval.

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Zenit:  ¿En que se diferencian las Cruzadas de la yihad islámica u otras guerras de religión?

Madden:  El objetivo fundamental de la yihad es extender el Dar al-Islam -la morada del Islam- en el Dar al-Harb - la morada de la guerra. En otras palabras, la yihad es expansionista, busca conquistar a gente que no es musulmana para imponerles el régimen musulmán.

Las Cruzadas fueron muy diferentes. Como el cristianismo desde sus inicios siempre prohibió las conversiones forzosas de cualquier tipo, la conversión por la espada no era posible. A diferencia de la yihad, el objetivo de las Cruzadas no fue expandir el mundo cristiano ni expandir el cristianismo a través de conversiones forzosas.

Se les da una simple opción a quienes son conquistados de este modo. Para aquellos que no son Pueblo del Libro -en otras palabras, los que no son cristianos o judíos- la única opción es convertirse al Islam o morir. Para los que sí son Pueblo del Libro, la opción es someterse al régimen musulmán y a la ley islámica o morir. Por consiguiente, la expansión del Islam estuvo directamente relacionada con los éxitos militares de las yihad.

Las Cruzadas fueron muy diferentes. Como el cristianismo desde sus inicios siempre prohibió las conversiones forzosas de cualquier tipo, la conversión por la espada no era posible. A diferencia de la yihad, el objetivo de las Cruzadas no fue expandir el mundo cristiano ni expandir el cristianismo a través de conversiones forzosas.

Las Cruzadas, en cambio, fueron una respuesta directa y tardía a siglos de conquistas de tierras cristianas por parte de los musulmanes. El hecho inmediato que suscitó la Primera Cruzada fue la conquista turca de toda Asia Menor desde 1070 hasta 1090.

El Papa Urbano II convocó la Primera Cruzada en 1095 en respuesta a un pedido de ayuda urgente del emperador bizantino de Constantinopla. Urbano convocó a los caballeros de la Cristiandad para que fueran a socorrer a los hermanos de Oriente.

Asia Menor era cristiana y parte del Imperio Bizantino. San Pablo fue su primer evangelizador. San Pedro fue el primer obispo de Antioquía. San Pablo escribió su famosa carta a los cristianos de Éfeso. El credo de la Iglesia se escribió en Nicea. Todos estos lugares se encontraban en Asia Menor.

El emperador bizantino suplicó a los cristianos de Occidente que lo ayudaran a reconquistar estas tierras y a expulsar a los turcos. Las Cruzadas fueron esa ayuda. Sin embargo, su objetivo no fue sólo reconquistar Asia Menor sino que también recuperar otras tierras que habían sido cristianas y que se perdieron a causa de las yihad islámicas, entre las que se incluía Tierra Santa.

En pocas palabras, la diferencia más importante entre Cruzada y yihad es que la primera surgió en defensa contra esta última. Los antecedentes de las Cruzadas occidentales son una respuesta a la agresión musulmana.

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Zenit:  Los cruzados, ¿lograron convertir al mundo musulmán?

Madden:  Debo decir que en el siglo XIII algunos franciscanos emprendieron una misión en Medio Oriente para convertir a musulmanes. No tuvieron éxito en gran medida porque la ley islámica castiga la conversión a otra religión con pena de muerte.

Este intento, sin embargo, no estuvo ligado a las Cruzadas, que no tuvieron nada que ver con la conversión, y fue un intento de persuasión pacífico.

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Zenit:  ¿Cómo asimiló el Cristianismo su derrota en las Cruzadas? ¿Los cruzados fueron derrotados?

Madden:  De la misma manera que lo hicieron los judíos en el Antiguo Testamento. Dios le negó la victoria a su pueblo porque era pecador. Ello provocó un movimiento piadoso a gran escala en Europa, cuyo objetivo fue purificar a la sociedad cristiana de todas las maneras posibles.

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Zenit:  ¿El Papa Juan Pablo II se disculpó por las Cruzadas? ¿Realmente las condenó?

Madden:  Este es un mito extraño, dado que el Papa fue tan categóricamente criticado por no pedir perdón directamente por las Cruzadas, cuando él pidió perdón a todos aquellos que habían sufrido heridas por parte de los cristianos.

Nuestro Santo Padre no las condenó, como así tampoco se disculpó por ellas. Pidió perdón por los pecados de los católicos. Hace poco se presentó un amplio informe en el que se decía que Juan Pablo II se disculpó con el patriarca de Constantinopla por la conquista de Constantinopla en 1204.

Lo cierto es que el Papa sólo reiteró lo que dijo su predecesor, el Papa Inocencio III [1198-1216). Esa también fue una trágica falla que Inocencio intentó evitar por todos los medios. Se disculpó por los pecados de los católicos que formaron parte de las Cruzadas, pero no se disculpó por las Cruzadas en sí, como así tampoco por el resultado de las mismas.

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Agradecimiento

Zenit. "What the Crusades Were Really Like." Zenit (Octubre 10, 2004).

ZENIT es una Agencia Internacional de Noticias con sede en Roma cuya misión es proporcionar una cobertura objetiva y profesional de eventos, documentos y problemas que surgen en relación con la Iglesia Católica para una audiencia internacional, especialmente para los medios.

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Sobre El Autor

maddenmadden1Thomas F. Madden es profesor adjunto y jefe de cátedra del Departamento de Historia de Saint Louis University en St. Louis, Missouri. Es autor de Enrico Dandolo and the Rise of Venice, A Concise History of the Crusades, The Crusades: The Essential Readings, y coautor de The Fourth Crusade

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