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¿Existen las brujas?

  • EL PADRE DWIGHT LONGENECKER

Aleister Crowley fue un brujo inglés.


crowleywebimage Se describía como el "hombre más malvado del mundo". Era un desvergonzado propagandista de sí mismo, una estafa y un charlatán, pero también era un seguidor de Satanás educado, inteligente y obstinado.

De hecho era muy malvado y no cabe duda de que participaba en casi todo tipo de actividades perversas, del abuso de sustancias y de inimaginables prácticas religiosas ocultas. Murió en Hastings, en la costa sur de Inglaterra, en el año 1947.

En 1982, me mudé a Bexhill-on-Sea, una ciudad costera cerca de Hastings. Me había ordenado sacerdote anglicano hace muy poco tiempo y me dirigía hacia mi primera parroquia. Justo a la vuelta de la esquina de la antigua parroquia había un aquelarre cuyo líder declaraba ser el sucesor de Aliester Crowley. Los "brujos" eran muy conocidos en la ciudad. Vivían en una suerte de comunidad hippie y su lider —un hombre libidinoso de unos cincuenta años— frecuentaba todos los bares y tabernas que había en el lugar. Abundaban rumores sobre drogadicción, inmoralidad sexual, corrupción de jóvenes y prácticas oscuras y ocultas.

Como yo era un joven sacerdote abocado a trabajar con los jóvenes de la ciudad, me topé con varios de ellos que habían tenido alguna vinculación con el aquelarre. Una tarde, fui testigo de cómo un viejo sacerdote se desenvolvía con lo que parecía ser la infestación demoníaca de una niña de 15 años que había pasado algún tiempo con los brujos. Los relatos que contaban los jóvenes daban cuenta de actitudes y acciones gravemente enfermas y genuinamente espeluznantes. Más de una vez tuvimos que manejar influencias espirituales oscuras, destructivas y demoníacas.

¿Existen las brujas? Claro que existen. ¿Son ancianas extremadamente delgadas con piel verde, mentón puntiagudo y verrugas en la nariz que se ríen estridentemente sobre los calderos? Claro que no. ¿Asisten a una academia llamada "Hogwarts", juegan a una suerte de hockey con sus escobas y luchan contra bestias míticas? ¿Acaso "Samanta", una bella esposa suburbana de clase media con poderes mágicos y una pandilla de parientes chiflados y espeluznantes, es una bruja? Claro que no. Todo ello es un intento de hacernos creer que realmente no existen las brujas.

Sin embargo, sí existen. La brujería está vivita y coleando en nuestra era moderna y secular. Tomó el nombre de "wicca" y tiene una cantidad cada vez mayor de adherentes. Los seguidores de la wicca profesan ser paganos modernos. Afirman que hacen uso de los poderes de la naturaleza para curar a las personas, predicen el futuro y ponen a las personas en contacto con los seres queridos que ya se han marchado. La religión wicca moderna desciende de otro brujo británico, Gerald Gardener, quién en los años cincuenta sintetizó diversas corrientes de paganismo antiguo en una nueva mezcolanza de paganismo.

¿Hay algo en eso o es un mero rejunte de disparates tontos de la Nueva Era? Tengan la certeza de que no sólo hay algo en eso sino que además es algo siniestro. Hablando en plata, los paganos adoran a los dioses y diosas de la antigüedad. Los primeros cristianos entendían con bastante claridad que los dioses y diosas paganos eran demonios. Entendían que los ritos paganos eran sacrificios que se hacían a los demonios y que a través de los ritos de iniciación paganos los devotos se entregaban a los demonios y, como consecuencia de ello, los adoradores paganos en general estaban poseídos por el demonio. A eso se debe que la preparación para el bautismo cristiano requiriera una cuidadosa catequesis durante un largo período de tiempo con numerosos exorcismos.

¿Es posible que el hombre moderno evoque a dioses y diosas de la antigüedad y se ofrezca para quedar infestado de dichos espíritus? Claro que sí. C.S. Lewis comentó sobre la estupidez de evocar espíritus malignos, diciendo que si eran llamados, no debería sorprendernos que aparezcan por las puertas de nuestras casas. Los seguidores de la wicca no son seguidores benevolentes de la Nueva Era que casualmente toman la forma de bichos raros vegetarianos con barba y sandalias. Su religión cumple con antiguos ritos en los que se evoca a dioses y diosas de la antigüedad.

El censo de 2001 en los Estados Unidos reveló que había 134.000 personas que declararon ser seguidores de la wicca. No hay dudas de que el número debe ser mucho mayor hoy en día. No sólo hay más personas que participan en brujerías que las registradas formalmente, sino que, debido a que el movimiento es difuso, secreto y sectario, hay todavía muchas más personas que participan en una suerte de práctica oculta que las que pueden determinarse en forma precisa. Además de quienes deliberadamente participan en las brujerías paganas, existe una gran cantidad de personas, especialmente en los Estados Unidos, que tienen conductas propias de la Nueva Era que (si bien no se identifican abiertamente como brujerías) son idénticas a las prácticas ocultas.

Si una persona está involucrada en cualquier tipo de adivinación del futuro, el uso de cartas de tarot, tablas de ouija y la participación en sesiones de espiritismo, cristaloterapia, canalización y astrología, está involucrada en las ciencias ocultas. Si está involucrada en ciertos tipos de psicología profunda, el renacer, el espiritualismo, la visualización de otras vidas, la espiritualidad indígena, la espiritualidad ecológica y la teología radical feminista, es probable que también se esté involucrando en las ciencias ocultas.

Si una persona está involucrada en cualquier tipo de adivinación del futuro, el uso de cartas de tarot, tablas de ouija y la participación en sesiones de espiritismo, cristaloterapia, canalización y astrología, está involucrada en las ciencias ocultas. Si está involucrada en ciertos tipos de psicología profunda, el renacer, el espiritualismo, la visualización de otras vidas, la espiritualidad indígena, la espiritualidad ecológica y la teología radical feminista, es probable que también se esté involucrando en las ciencias ocultas. Tanto la vaga atracción del movimiento de la Nueva Era como así también el peligro espiritual que acarrea se explica muy bien en el documento del Pontificio consejo para el dialogo inter-religioso llamado "Jesucristo, portador del agua de la vida". Esta enseñanza oficial de la Iglesia delinea el peligro del movimiento de la Nueva Era y enumera las diversas prácticas (aparentemente inofensivas) de la Nueva Era que pueden vincular a verdaderos creyentes con el ocultismo.

¿Qué hicimos con el aquelarre que había en la ciudad donde yo era sacerdote? Algunos miembros del grupo de jóvenes y yo comenzamos a ayunar todos los viernes. Seis meses después, el aquelarre se mudó a un área fuera de la jurisdicción geográfica de nuestra parroquia y al año siguiente ya ni siquiera se encontraban dentro de la ciudad. No sé si los habremos corrido con nuestra oración y ayuno, pero el Evangelio dice que sólo la oración y el ayuno pueden alejar a un determinado tipo de demonio.

Entonces, ¿qué será lo mejor que podemos hacer cuando nos enfrentamos a alguien que está metido en el ocultismo? Es posible que sea correcto enfrentarlos y demostrarles lo malo de sus creencias y prácticas, pero seguramente no logremos demasiado con ello. Uno de los síntomas de estar involucrado en el ocultismo es que provoca una suerte de ceguera espiritual, moral e intelectual. Según dice San Pablo en Romanos 1, 21, "se extraviaron en vanos razonamientos y su mente insensata quedó en la oscuridad".

Por el contrario, frente a quienes se han entregado al demonio, mi recomendación es ayunar los viernes, rezar unos cuantos Rosarios e invocar a los santos ángeles —especialmente a San Miguel. No sólo lograrás derribar a las brujas en pleno vuelo, sino que además tu vida espiritual será mucho mejor.

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Agradecimiento

longenecker El Padre Dwight Longenecker. "Are Witches Real?" National Catholic Register (2-8 de noviembre de 2008).

Este artículo se reproduce con el permiso del National Catholic Register. Para suscribirse a National Catholic Register llame al 1-800-421-3230.  

Sobre El Autor

Longenecker1LongeneckerEl padre Dwight Longenecker es párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario en Greenville, Carolina del Sur. Es autor de varios libros sobre apologética, relatos de conversión y espiritualidad benedictina, entre los que se incluyen los siguientes:  The Romance of Religion — Fighting for Goodness, Truth and BeautyCatholicism Pure and SimpleSt. Benedict and St. Therese: The Little Rule & the Little WayAdventures in OrthodoxyPraying the Rosary for Inner Healing, Listen My Son: St. Benedict for FathersChallenging Catholics: A Catholic Evangelical DialogueSt. Benedict and St. Therese: The Little Rule & the Little WayMary: A Catholic-Evangelical Debate y The Path to Rome. Visite su sitio haciendo click aquí y su blog aquí, allí podrán escuchar los podcasts de sus conferencias y homilías.

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