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Diez oraciones breves y espontáneas que realmente funcionan

  • EL PADRE ROBERT J. SPITZER, S.J.

Las oraciones espontáneas son vehículos breves y eficaces para la gracia en la vida diaria.


aaprayer21 Permiten que la gracia llegue a nuestras vidas precisamente en el momento justo en que la necesitamos a través de oraciones fáciles de recordar. A continuación encontrarán una serie de oraciones espontáneas que han sido muy importantes en mi vida.

1. "¡Ayúdame!"

Nunca subestimen ni por un segundo cuánto Dios quiere escuchar esa oración de nuestros labios. Muchas veces lo olvidamos porque pensamos que es demasiado fácil o que Dios no respondería a algo tan simple. Sin embargo, Jesús nos enseñó que debíamos llamar a Abba como mi padre afectuoso, bondadoso o, más coloquialmente, "papá". Dios responde a nuestros pedidos de ayuda del mismo modo que los padres les responden a sus hijos.

2. El Avemaría.

No sé a qué se debe esto, pero si rezan el Avemaría, recibirán consuelo instantáneo. Muchas veces intento comprenderlo intelectualmente, pero debo admitir que nunca supe porqué es verdad - simplemente lo es. Mi padre, que no era católico, luchó en la Segunda Guerra Mundial y me dijo que "cuando las bombas comenzaban a volar y la gente buscaba refugio pensando en que estaban a punto de morir, lo único que me consolaba era escuchar a los muchachos católicos rezando 'Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo...'" 

3. "Señor, permite que surja algo bueno de este sufrimiento".

Algunas veces el sufrimiento no encuentra un rápido alivio ni un significado evidente. La primera vez que me di cuenta de que tenía un problema grave en el ojo, retinitis pigmentosa, fue seis meses antes de mi ordenación. Quedé completamente desconcertado, pero sabía que el amor providencial de Dios estaría presente por medio de este desafío a lo largo de toda mi vida. Comencé a rezar "no desperdicies ni una pizca de este sufrimiento. Permite que salga algo bueno de esto". El señor respondió a esa oración profundizando mi gratitud por lo que sí tengo y mi capacidad para entender lo que importa y lo que no. Me ayudó a ver que todo momento cuenta para manifestar su amor y su presencia y me regaló un entendimiento profundo de las bienaventuranzas. Francamente no puedo imaginar cómo hubiera sido mi sacerdocio y fervor apostólico sin este pequeño desafío. 

4. Ofrecerlo a Dios.

Cuando era niño y me quejaba con mi madre por diversas cosas, ella siempre me decía con total naturalidad, "ofréceselo a Dios". Mi reacción general era "Siempre se lo ofrezco a Dios y nada bueno parece surgir de eso". Fue sólo después de unos años que se me ocurrió que la ofrenda no debía ser directamente beneficiosa para mí, sino que un beneficio para el mundo que permitiera mejorar la eficacia de mi vida y beneficiarme indirectamente de las maneras más importantes. Uno de los grandes misterios de la vida cristiana es que nuestro sufrimiento puede, junto con el de Cristo, ayudar en la redención de otros. 

5. "Me rindo, Señor. Ocúpate tú".

Descubrí esta oración cuando estudiaba en Roma durante una clase de italiano, un idioma que no conocía muy bien en ese momento. El profesor hablaba italiano más rápido que los italianos - ¡y con acento español! Estaba seguro de que reprobaría el curso, pero en la desesperación finalmente recé "Me rindo, Señor. ¡Ocúpate tú!". Me liberé de toda la presión que ejercía sobre mí mismo al entregarle mi problema al Señor, quien era el único que podía hacer que surgiera algo bueno de mi aprieto. Me contenté con entender a mi profesor sólo en forma parcial y finalmente comencé a entenderlo mejor. En el examen, debía seleccionar qué preguntas contestar y elegí las que correspondían a las últimas partes del curso, ocultando así mi confusión inicial. Lo hice bastante bien, gracias a la serenidad que obtuve tras confiar en el Señor del amor.

6. Señor, acepto tu perdón.

Cuando estaba en el noviciado, me sumergí en el hábito de no creer demasiado que Dios había perdonado mis pecados. Tuve el leve presentimiento de que me estaba diciendo "me gustaría poder perdonarte, pero todavía queda mucho camino por recorrer para que seas lo suficientemente perfecto como para ser perdonado". Esta fue la peor actitud espiritual que pude tener dado que condicioné el perdón de Dios a ser "suficientemente bueno", ¡pero nunca llegaría a ser "suficientemente bueno" sin el perdón y la cura de Dios! Afortunadamente, el maestro de novicios reconoció la insensatez de mi posición. Me dio un consejo que seguí a lo largo de toda mi vida: "Cuando pides perdón, vuélvete a Dios con el corazón de un niño que confía incondicionalmente en sus padres y di 'acepto tu perdón'".

7. "Permite que surja algo bueno de todo el daño que pueda haber provocado".

Si le hacemos daño a alguien intencionalmente, es necesario que pidamos perdón a esa persona. Sin embargo, al intentar determinar daños y posibles daños, muchas veces nos sentimos impotentes. Algunas veces, doy consejos que pienso que son bastante fructíferos, para caer en la cuenta a las tres de la mañana de que es probable que me haya equivocado. En esos momentos, cuando recito esta oración con confianza y fe, puedo sentir al Espíritu Santo trabajando en los corazones de la gente que podría haber dañado. La confianza que tuve siempre se confirma cuando la "víctima" aparece unos días después y me dice "Padre Spitzer, cuando dijo X, lo interpreté verdaderamente mal, pero al día siguiente, desperté y pude comprender de una manera muy diferente lo que quería decir".

8. "Señor, eres un Juez justo. Ocúpate tú".

Descubrí esta oración después de haber escrito un artículo filosófico. Un colega que no lo criticó ni hizo preguntas cuando lo leí en público, luego lo criticó a mis espaldas e intentó dañar mi reputación. Respondí a la crítica por escrito, pero mi ira continuó creciendo. Cada vez que abría mi breviario, veía que de repente aparecía el rostro de esta persona. Intenté manejarlo por mis propios medios ("Ya no pensaré más en esto y perdonaré a esta persona con el corazón"), pero no funcionó. Finalmente se me ocurrió "¿Por qué no dejo que Dios me ayude?". Dije esta oración y de manera sorprendente me llené de paz. El inmenso amor reconciliador del Espíritu Santo no puede subestimarse.

9. Oraciones para los enemigos.

A lo largo de mi carrera, pude ver cómo los conflictos personales pueden intensificarse emocionalmente cuando la gente continúa pensando lo peor del otro. Cuando sucede esto, comienzo con mi campaña de oración por aquellos que están enojados conmigo o que puedan estar intentando hacerme daño. Por lo menos tres veces al día le pido al Señor que entre en sus corazones, les muestre su amor y los acerque a Él. La respuesta es absolutamente sorprendente. La gran mayoría de las veces, la persona por quien estaba rezando en unos pocos días demostrará una merma marcada en su hostilidad. Luego se me acercará y me dirá "No estoy tan en desacuerdo contigo como pensaba. ¡Tal vez no seas una porquería después de todo!"

10. "Que se haga tu voluntad".

Sin dudas, esta es la oración más importante de todas. Jesús nos enseña esta oración en el Padrenuestro y Él mismo la utiliza durante su agonía en el huerto. Es la pieza central de la vida espiritual cristiana y puede utilizarse en tiempos de miedo, tentación, ira y prueba. De hecho, puede reemplazar a todas las oraciones que se mencionan arriba. ¿Por qué? Porque la voluntad de Dios es óptimamente amorosa, óptimamente buena, óptimamente justa y óptimamente salvífica; y cuando la voluntad de Dios está trabajando a través tuyo, te transformas en un instrumento de su voluntad amorosa, buena, justa y salvífica en el mundo. No puede existir un propósito más valioso para vivir que éste

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Agradecimiento

spitzer Padre Robert Spitzer, S.J. "10 Short, Spontaneous Prayers That Really Work." (Diez oraciones breves y espontáneas que realmente funcionan) The Spitzer Center (6 de mayo de 2011).

Extracto del libro del Padre Spitzer: Five Pillars of the Spiritual Life. Reimpreso con el permiso del Spitzer Center.

El objetivo del Spitzer Center es fortalecer la cultura, la fe y el espíritu en las organizaciones católicas para la nueva evangelización. Leer "Why the Spitzer Center Adopted a Catholic Mission" por el Padre Spitzer aquí.  

Sobre El Autor

spitzerSpitzer1El Padre Robert Spitzer, S.J.  es actualmente Presidente del Magis Center de Fe y Razón y del Spitzer Center for Ethical Leadership. El Padre Spitzer fue Presidente de la Gonzaga University entre 1998 y 2009. Ha publicado 5 libros, inició seis institutos nacionales y da conferencias sobre la filosofía de la ciencia, la filosofía de Dios y ética. Ha hecho consultorías éticas para más de 300 organizaciones, incluyendo a Boeing, Caterpillar, Toyota, Costco, el Gabinete del Primer Ministro Británico, los líderes de Costa Rica, líderes protestantes y católicos en Irlanda del Norte, y en la Iglesia Ortodoxa de Rusia. El Padre Spitzer es el autor de New Proofs for the Existence of God: Contributions of Contemporary Physics and PhilosophySpirit of Leadership: Optimizing Creativity and Change in OrganizationsFive Pillars of the Spiritual Life: A Practical Guide to Prayer for Active People, Healing the Culture: A Commonsense Philosophy of Happiness, Freedom, and the Life IssuesTen Universal Principles: A Brief Philosophy of the Life Issues, así como de videos tales como Suffering and the God of LoveHealing the Culture

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