Desenmascarando al relativismo: tres historias

Los filósofos escolásticos utilizaban dos palabras, en vez de una, para referirse a la conciencia, reflejando así la verdadera diferencia entre dos aspectos de la mente. La synderesis es el testigo interior de los principios básicos universales de la ley moral, la estructura profunda del razonamiento moral, que no puede cometer errores. La conscientia es la estructura superficial del razonamiento moral, la aplicación práctica y las conclusiones sacadas a partir de los principios básicos universales de la ley moral, y, por tanto, puede equivocase. De hecho, puede cometer errores en al menos cuatro formas diferentes…

¿Qué significa tomar menos en serio a la conscientia y mucho más en serio a la synderesis? Significa burlarse del relativismo, desenmascarar el autoengaño y además respetar la experiencia de la culpa honesta. Para ilustrar estos tres principios, cerraré la idea con tres historias. 

Burlarse del relativismo

Una vez, un alumno se acercó luego de una clase. Después de recordarme que había hecho mención de la ley moral durante la conferencia, me dijo "El semestre pasado aprendí que no existe ninguna ley moral. Todas las sociedades determinan lo que es correcto e incorrecto, el bien y el mal y lo que es justo e injusto para ellas - y cada una construye algo diferente".

Le contesté "Qué alivio escuchar lo que dices, porque soy haragán y odio corregir los trabajos. Al final del semestre, me voy a ahorrar un poco de trabajo y te reprobaré sin siquiera leer tus trabajos. Como no crees en las normas morales, como la justicia, que son verdaderas para todos, estoy seguro de que no te opondrás".

Me miró sorprendido y luego admitió que después de todo sí existen normas morales verdaderas. 

Desenmascarar el autoengaño

"De todos modos los principios morales son relativos", dijo un alumno a uno de mis colegas. "¿Cómo sabemos siquiera que matar está mal?".

Mi colega respondió la pregunta del alumno con otra: "¿De verdad dudas de que matar es malo?".

"Varias personas podrían decir que está bien", contestó el alumno.

"Pero no se lo estoy preguntando a otras personas", presionó mi colega. "En este preciso instante, ¿de verdad dudas de que matar es malo para todos?".

Hubo un prolongado silencio. "No", dijo el alumno, "no tengo dudas".

"Bien", contestó mi colega. "Entonces no es necesario que pierdas tiempo en pensar que los principios morales son relativos.

Conversemos sobre algo de lo que verdaderamente tengas dudas". Pasó poco tiempo hasta que por fin entendió y estuvo de acuerdo con el profesor. 

Respetar la culpa honesta

Muchas veces pido a los alumnos que hagan trabajos sobre la Ética de Aristóteles.

Un muchacho tranquilo vino a mi oficina un día y me dijo: "Profesor, tengo que decirle que estoy comenzando a sentir miedo".

Le pregunté "¿Por qué tienes miedo?".

"Porque usted me está atemorizando. Estoy temblando".

"¡¿Cómo es que te estoy haciendo eso?!", le pregunté.

"Se trata de Aristóteles", me contestó, "En este libro, habla todo el tiempo de la virtud".

"¿Entonces?", le pregunté.

"Me está haciendo dar cuenta de que no llevo una vida virtuosa. Y eso me está afectando".

Así fue que comenzamos a hablar de la gracia de Dios.