La obligación moral es nuestra dignidad

Es la obligación moral la que constituye su dignidad, y no se vuelve más libre si la descarta: al contrario, da un paso hacia atrás, hasta el nivel de una máquina o una mera cosa. Si ya no existe ninguna obligación a la que puede y debe responder en libertad, entonces ya no existe ningun ámbito de libertad en absoluto.

El reconocimiento de la moral es la verdadera sustancia de la dignidad humana; pero no se puede reconocer esto sin experimentarlo simultáneamente como una obligación de la libertad. La moral no es la prisión del hombre sino más bien el elemento divino en él...

Porque la naturaleza no es--como afirma un cientificismo totalitario--algún ensamblaje construído por la casualidad y sus reglas de juego, sin más bien es una creación. Una creación en la cual el Creator Spiritus se expresa. Es por eso que no hay solamente leyes naturales en el sentido de las funciones físicas: la propia ley natural específica es una ley moral. La propia creación nos enseña cómo podemos ser humano de la manera correcta.

La fe cristiana, que nos ayuda a reconocer la creación como creación, no paraliza la razón: da a la razón práctica la esfera de vida en la que puede desplegarse. La moral que la Iglesia enseña no es una carga especial para los cristianos: es la defensa del hombre contra el intento de destruirlo. Si la moral--como hemos visto--no es la esclavitud del hombre sino su liberación, entonces la fe cristiana es el puesto avanzado de la libertad humana.