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¿Podemos ser buenos sin Dios?

  • J. BUDZISZEWSKI

Ahora bien, la pregunta ¿Podemos ser buenos sin Dios? puede tomarse de dos maneras distintas.


budziszewskiMe han pedido que hable el día de hoy sobre la pregunta, "¿Podemos ser buenos sin Dios?" Para responder, me siento tentado a contarles mi propia historia. Años atrás cuando yo rechazaba a Dios, también rechacé la distinción entre el bien y el mal. Nuevamente, yo era un caso extremo. Alguien que pregunta "¿Podemos ser buenos sin Dios?" no está tratando de ser extremo, sino que está buscando un punto de transición. Así que en vez de contarles mi historia, trataré de exponer la lógica de este asunto.

Ahora bien, la pregunta "¿Podemos ser Buenos sin Dios?" puede tomarse de dos maneras distintas. Una de ellas se enfoca en el conocimiento, la otra en la acción; una toma la pregunta en el sentido de "¿Podemos 'saber' lo que es bueno sin 'conocer a Dios?", la otra en el sentido de "¿Podemos 'hacer' lo que es bueno sin 'seguir' a Dios?" Tomemos en cuenta ambas.

¿Podemos saber lo que es bueno?

En cuanto a la primera — si es que podemos saber lo que es bueno sin conocer a Dios — podrían pensar que voy a decir que a menos que estudiemos la Biblia no podremos saber algo siquiera sobre el bien y el mal. No lo haré, porque la Biblia misma declara lo siguiente: dice que Dios ha escrito una ley en el corazón de todos. Todos tenemos una conciencia, y si bien el anillo externo de nuestra conciencia puede verse influenciado por la cultura, su centro más interno es universal e invariable.

Por ejemplo, no existe un ser humano vivo que no conozca lo bueno y correcto que es el amor, y no existe un ser humano vivo que no conozca lo malo y erróneo que es el asesinato. Desde el punto de vista bíblico, si estamos confundidos sobre cosas tales como el sexo, el egoísmo, el aborto y la eutanasia, el problema no es tanto que no sabemos diferenciar entre el bien y el mal, sino que "suprimimos lo que sí sabemos" acerca de ellos. Porque no podemos conocer los contornos básicos del bien y el mal.

Tal vez piensan, entonces, que la respuesta a la pregunta "¿Podemos conocer el bien sin conocer a Dios?" es "Claro. ¿No dijiste que podíamos?" No tan rápido. He dicho que todos podemos "conocer" algo— pero también he dicho que "suprimimos" ese conocimiento. Indaguemos de manera un poco más profunda sobre este asunto de suprimir lo que realmente sabemos.

Para empezar, preguntémonos por qué lo hacemos. ¿Por qué nos mentimos a nosotros mismos acerca de lo que es correcto o incorrecto? Lo hacemos por la sencilla razón de tener un interés particular en hacerlo. Queremos saber la verdad, pero el deseo de saber no es el único deseo que funciona en nosotros. El fuerte deseo de "no" saber compite con él, porque nuestro conocimiento del bien y del mal es un inconveniente para nosotros. Entonces nos quejamos acerca de lo difícil que es saber qué está bien, incluso cuando sabemos perfectamente lo que está bien.

Ahora, les propongo que una de las cosas sobre el bien que conocemos a la perfección, es la realidad y la bondad de Dios. Cuando la Biblia dice, "El necio ha dicho en su corazón: No hay Dios," (Salmo 14:1), no lo llama necio por "pensarlo," sino por "decirlo," a pesar que muy en el fondo sabe que no es verdad. Desde el punto de vista bíblico, la razón por la que es tan difícil argumentar con un ateo— como lo fui yo alguna vez — es que no está siendo honesto consigo mismo. Sabe que hay un Dios; solo que se dice a sí mismo que no lo sabe.

Si este punto de vista bíblico es cierto — tienes perfectamente el derecho de desafiarlo, y podemos iniciar dichos asuntos en el periodo de preguntas y respuestas— pero si esta osada e ilógica visión bíblica es cierta, como creo que es, todo cambia. ¿Por qué? Porque eso mostraría que el verdadero significado de la pregunta ¿Podemos conocer el bien sin conocer a Dios?" es "¿Puedo admitir una parte de mi conocimiento moral y a la vez retener la otra?", o "¿Puedo admitir ante mí mismo que sé, digamos, acerca de la bondad del amor y de la maldad del asesinato, mientras que a la par no admito ante mí mismo que sé acerca de la bondad de Dios y de la maldad de rechazarlo?"

Mi respuesta es que, ciertamente, puedes hacerlo, pero que nunca lo vas a hacer bien. Retener parte de tu conocimiento moral es mentirte a ti mismo. ¿Entonces, qué? Piensa. Todos sabemos por experiencia que una mentira nos lleva a otra. Si dices una mentira lo suficientemente grande sobre algo, muy pronto tienes que decir una segunda sobre alguna otra cosa solamente para taparla. Luego de un tiempo podrías descubrirte mintiendo acerca de muchas cosas, y luego empiezas a perder el rastro de cuándo estás mintiendo y cuándo no. Pronto ya no podrás notar la diferencia. Estás perdido en un laberinto que tú mismo has elaborado, incapaz de ver la diferencia entre cómo son las cosas y cómo tú dijiste que eran.

Ahora, lo mismo ocurre cuando te mientes a ti mismo. Aquí también, una mentira lleva a la otra. Esto es especialmente cierto con la auto-decepción más grande, cuando te mientes a ti mismo sobre Dios, porque ese conocimiento está conectado con el conocimiento de todo lo demás. Permíteme ilustrar esto con algo que mencioné anteriormente— el conocimiento de la bondad del amor y del error del asesinato. Podrías tratar mantenerte firme en tu conocimiento de la bondad del amor— pero si te mientes a ti mismo sobre Dios cuyo ser mismo es amor, entonces tu comprensión del amor en su totalidad será defectuosa. Es por ello que hacemos cosas terribles en nombre del amor. O podrías mantenerte firme en tu conocimiento de la maldad de asesinar a tu vecino— pero si te mientes a ti mismo sobre Dios a cuya imagen tu vecino fue creado, entonces encontrarás que es difícil reconocer a tu vecino cuando lo ves. Es por ello que hacemos cosas tan terribles a quienes más demandan nuestra protección.

¿Podemos hacer lo que es bueno?

Dije al comienzo que la pregunta "¿Podemos ser Buenos sin Dios?" puede tomarse de dos maneras distintas. Solamente hemos considerado la primera. ¿Podemos "saber" lo que es bueno sin "conocer a Dios? Lo que hemos visto es que, de una manera superficial, la respuesta es "Sí," pero de manera más profunda, la respuesta es "No." Ahora, consideremos la segunda. ¿Podemos "hacer" lo que es bueno sin "seguir" a Dios? La respuesta esta vez es la misma que antes: Sí y no, pero principalmente no.

El lado del "Sí" es que como todos saben, una persona que no sigue a Dios puede a veces hacer lo correcto. A veces puede decir la verdad, a veces puede mostrar compasión, a veces puede poner de lado sus propios intereses por alguien más. El problema es que eso no es suficiente. Dios es absolutamente santo. Nosotros no. Cuando Moisés pidió a Dios verlo cara a cara, Dios le dijo que no, porque eso lo mataría. Cuando el gran profeta Isaías captó tan solo un destello de la Gloria de Dios, dijo "¡Pobre de mí! Estoy perdido. Cuando la gloria de Dios llenó el antiguo templo, los hombres fuertes cayeron al suelo. Estos eran lo que nosotros llamamos buenas personas, pero como dice San Pablo, "Todos han pecado y no llegan a alcanzar la gloria de Dios."

Uno de mis alumnos me preguntó si podía hablar conmigo acerca de Dios. Le dije que sí. Me dijo que no veía por qué no podríamos ser buenos sin Dios. Le dije por qué no lo tenía claro. Dijo, "Porque creo que soy una persona decente." Yo le respondí, "Si crees que tu decencia es lo suficientemente alta para Dios, tu idea de Dios debe ser bastante baja." Al principio, se quedó impactado. Pero cuando le pregunté si creía que podía pasar una semana sin egoísmo, sin resentimiento, sin lujuria. Le pregunté si podía dejar de hacerlo un día, una hora, diez minutos. Entendió el punto, porque sabía que no podía. Hablando de mí, tampoco puedo.

Como ven, tratar de arreglárnoslas sin Dios nos ha arruinado interiormente. Sí, por Su misericordia, todavía hay algunas cosas buenas en nosotros, pero ninguna de esas cosas está en su estado original saludable. No solamente estamos quebrados, sino que además no podemos repararnos a nosotros mismos. ¿Podrías realizar una cirugía a tu propio ojo, o tratarte a tu propia demencia? Supón que te arranques ambos brazos; sin tus manos, ¿podrías cosértelos de nuevo? Nuestra enfermedad del pecado es algo parecido. Podríamos querer amar puramente, pero nuestros deseos se han convertido en ídolos que nos controlan. Podríamos anhelar ser santos, pero nuestra rectitud se ha convertido en una auto-rectitud que nos gobierna. Podríamos anhelar reconciliarnos con Dios, pero no podemos dejar de querer ser nosotros mismos el centro del universo.

Debido a que la ley del bien y el mal está escrita en los corazones de todos, muchas filosofías y religiones enseñan sobre el bien y el mal con bastante exactitud. Lo que no pueden hacer es curar la enfermedad del pecado. Por más verdaderas que sean, ninguna doctrina por sí misma puede hacerlo. Nuestro cáncer requiere algo más que una simple doctrina. Requiere un cirujano divino, Dios mismo, y el nombre de Su cirugía es Jesucristo.

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Agradecimiento

budziszewski J. Budziszewski. "Can we be good without God?" Boundless (6 de Diciembre, 2001).

Reimpreso con el permiso de J. Budziszewski.

Sobre El Autor

J. Budziszewski (Boojee-shefski) logró su doctorado en la Universidad de Yale en 1981. Enseña en la Universidad de Texas en Austin, en el Departamento de Gobierno y Filosofía en donde se especializa en las relaciones entre la ética teórica, teoría política y teología cristiana. El núcleo de su investigación actual es la ley natural y el autoengaño moral.

budsmbudzsmBudzsm1J. Budziszewski era ateo, un radical política, un soldador de astillero y era muchas otras cosas, incluyendo que era joven y delgado. Está casado desde hace más de 30 años con su novia de secundaria, Sandra, y tiene dos hijas. Ama enseñar. Dice también que le encanta la música contemporánea, es decir, que le gusta “los contemporáneos de Johann Sebastian Bach". Abandonó su fe en la universidad pero volvió a Cristo varios años después y se hizo miembro de la Iglesia Católica en la Pascua de 2004. Es autor de On the Meaning of SexThe Line Through the Heart: Natural Law as Fact, Theory, and Sign of ContradictionAsk Me Anything: Provocative Answers for College StudentsAsk Me Anything 2: More Provocative Answers for College StudentsHow to Stay Christian in CollegeWhat We Can't Not Know: A GuideThe Revenge of Conscience: Politics and the Fall of Man, y Written on the Heart: The Case for Natural Law. Su blog es The Underground Thomist. J. Budziszewski está en el directorio de consejeros del Centro de Recursos para la Educación Católica. 

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