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Pornografía

  • JASON EVERT

P. ¿Por qué está mal ver pornografía? Si ninguna mujer quedará embarazada ni se propagará una enfermedad de transmisión sexual…

R. El problema con el uso de la pornografía es que castra a los hombres, degrada a las mujeres, destruye matrimonios y ofende al Señor.


evertTal vez pienses: "Estás exagerando un poco, ¿no te parece? ¿Qué tiene de malo mirar unos pocos sitios de Internet?" Observen los efectos de la pornografía y verán por qué los hombres verdaderos no la consumen.



Primero que todo, cuando Jesús advirtió que el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón (Mt. 5, 28), indicó muy claramente que no es suficiente evitar embarazos o enfermedades de transmisión sexual. Quiere que seamos puros. 



¿Cómo afecta la pornografía a un hombre? Como primera medida, le roba la capacidad de ser un hombre. La esencia del ser hombre consiste en su presteza para renunciar a sí mismo por el bien de la amada. Por este motivo, Pablo les recuerda a los esposos en su carta a los Efesios que su amor debe ser como el de Cristo, que permitió que lo crucificaran por su amada, la Iglesia (Ef. 5, 21-33).



La pornografía está en contra de este llamado. Hazte la siguiente pregunta: ¿No te enfurecería que un muchacho mire a tu hija o a tu esposa de la misma manera en que mira imágenes pornográficas? En vez de renunciar a sí mismo por el bien de la mujer, un hombre que consume pornografía niega la dignidad de la mujer con el único fin de satisfacer su deseo sexual. En esencia, la pornografía es el rechazo de nuestro llamado a amar como Dios ama. No es de sorprenderse que aquellos que la consumen nunca están satisfechos. Sólo el amor santifica. 



La pornografía de a poco mutila la capacidad del hombre de amar. Es imposible amar una fantasía, pero vivir en un amor de fantasía permite que un hombre escape de la realidad y evada las demandas del amor auténtico. En cierta medida, el hecho de que la pornografía permita que los hombres consientan su deseo sexual sin tener que preocuparse por un posible embarazo o el contagio de enfermedades de transmisión sexual es parte del problema. Lo impulsa a vivir en un mundo en que la sexualidad sólo ofrece placer sin sentido o sin consecuencias, en el cual "nadie queda embarazada, nadie se contagia de una enfermedad y nadie muestra signos de culpa, miedo, remordimiento, vergüenza o falta de confianza. Nadie sufre por las actividades sexuales de los otros y los hombres, al menos, siempre están libres de preocupaciones y ataduras... La prioridad de proteger amorosamente a tu pareja reviste muy poca importancia en la pornografía porque ningún daño parece posible".[1]

En pocas palabras, la pornografía es la renuncia al amor. Conforme lo indica el escritor Christopher West, "[La pornografía] busca fomentar precisamente las distorsiones de nuestros deseos sexuales contra las que debemos luchar para descubrir el verdadero amor".[2] Para la persona que disfruta de la pornografía, el fin del sexo se convierte en satisfacer sus "necesidades" eróticas, más que en comunicar la vida y el amor. La pornografía impulsa al hombre a valorar a una mujer sólo por lo que ella le da y no tanto por lo que es.

Para la persona que disfruta de la pornografía, el fin del sexo se convierte en satisfacer sus "necesidades" eróticas, más que en comunicar la vida y el amor. La pornografía impulsa al hombre a valorar a una mujer sólo por lo que ella le da y no tanto por lo que es.

Algunas personas se excusan de esta premisa diciendo "son cosas de niños" o "sólo estoy apreciando la belleza de la mujer" o "me gustan los artículos de esta revista". Algunas veces se darán cuenta de cuán poco convincentes son estos argumentos y se volverán resentidos, diciendo "Quieren reprimir la sexualidad y robarle a las mujeres su libertad. ¡Es poco saludable para ustedes tenerles tan poco aprecio a las mujeres!" Este resentimiento fue a parar a las carteleras y títulos de los bares de striptease, que promocionan el lugar como "club de caballeros" o "entretenimiento para adultos". El hecho de que la palabra "caballero" o "adulto" esté asociada con un bar de striptease es poco más que fascinante. ¿Por qué un hombre sentiría la necesidad de justificar que su comportamiento es maduro y propio de un caballero? ¿Tienen algún recuerdo de que un adulto haya tenido que explicarles a otros que es una persona madura? O bien ¿existe alguna actividad en la tierra en que un caballero tenga necesidad de anunciar que efectivamente lo es? En general, las acciones hablan por sí mismas. Además, un caballero no necesita pagarle a una mujer para que finja que se siente atraída por él.

Entonces, incluso cuando la falta de autocontrol hace que se asemeje a un niño y ninguna de sus actitudes se ajuste al título de "caballero", el hombre aún siente la necesidad de identificarse con una hombría auténtica. Esto se debe a que no importa cuántas veces caigamos, Cristo ya acuñó en nuestro ser el llamado a amar como Jesús nos amó. Si sólo pudiéramos enderezar las mentiras y presentarnos humildemente ante el Señor con todas nuestras vulnerabilidades, él nos elevará y nos hará hombres verdaderos.



Ahora bien, ¿cómo afecta la pornografía a las mujeres? Debido a que pervierte a los hombres de modo tal que terminan pensando en las mujeres como objetos de uso más que como personas para amar, suelen hablar de ellas como objetos y las tratan como tales. Cuando los hombres aprenden a "amar" a través de videos y revistas, aceptan la idea de que el "no" de una mujer es en verdad un "sí" y que disfruta cuando la usan. Estas ideas pueden conducirlo a tener la mentalidad de un violador.



Podemos citar a modo ilustrativo un estudio que se hizo en el área de Oklahoma City. Cuando se cerraron 150 negocios vinculados con la industria del sexo, la tasa de violaciones disminuyó un 27 por ciento en cinco años, mientras que dicha tasa en el resto del país aumentó un 19 por ciento. En Fénix, Arizona, los vecindarios con puntos de venta de pornografía dan cuenta de un 500 por ciento más de delitos sexuales que los vecindarios que no los tienen.[3]



Ted Bundy violó y mató a docenas de mujeres. Fue condenado a la silla eléctrica y solicitó una última entrevista con el doctor James Dobson, el fundador de "Focus on the Family". En esa reunión, Bundy habló abiertamente sobre la pornografía y le dijo al doctor Dobson que todas sus luchas comenzaron ahí. Explicó que todos sus compañeros presos tenían una obsesión con la pornografía antes de ir a prisión. Las revistas, los sitios de Internet y los videos pornográficos fueron la raíz de una innumerable cantidad de violaciones y asesinatos. Nadie puede decirles a los esposos, hermanos, hijos y padres de esas mujeres violadas y asesinadas que la pornografía es inocua. Si quieres ver lo que dijo Bundy, haz clic aquí.

¿Cómo afecta la pornografía al matrimonio? Para serte franco, la pornografía es el modo perfecto de pegarle un tiro en la cabeza a tu matrimonio. Imaginen un joven que tiene el hábito de ver pornografía, pero que no se lo cuenta a su prometida. Espera que cuando estén casados se apacigüen sus deseos de excitación sexual ilícita. Sin embargo, ¿qué sucede con su deseo sexual una vez que se casa con ella? No desaparece, si no que se lo impone a su esposa. La pornografía lo ha capacitado para reaccionar ante el valor sexual de una mujer y nada más. Se ha capacitado para creer que las mujeres no deberían tener defectos físicos y que siempre deben estar sexualmente disponibles. Incluso si lo rechaza intelectualmente, aún sigue vigente el hecho de que sus atracciones y respuestas han estado condicionadas y diseñadas por fantasías tergiversadas inspiradas en la pornografía.



Sólo si su esposa es una muñeca tipo Barbie que tiene un equipo de maquilladores y peinadores que la siguen por toda la casa, es probable que todo marche sobre ruedas por un tiempo. Sin embargo, cuando la realidad se enfrenta a la fantasía, el hombre se desilusionará y se dañará la imagen que la mujer tiene de sí misma. Ninguna mujer de la vida real cumplirá sus deseos y fantasías desordenados. Se concentran exclusivamente en una gratificación egocéntrica más que en entregarse mutuamente y en alegrarse por complacer a su cónyuge. Una mujer explicó que es probable que un hombre acuse a su esposa de mojigata si no está siempre sexualmente disponible o si no hace todo lo que el hombre desea, como sucede con las mujeres de sus fantasías. Así también, si su apariencia es normal y no se parece a las modelos que aprendió a adorar, puede acusarla de ser gorda. Si ella tiene necesidades, a diferencia de las imágenes pasivas que vemos en las revistas, es probable que le parezca que es muy demandante.[4]

Este es el motivo por el cual el problema con la pornografía no es simplemente que muestra demasiado, sino que muestra demasiado poco. Reduce a la mujer a nada más que su cuerpo.  

En otras palabras, rápidamente la culpará a ella por su afección; sus fantasías le robarán la capacidad de tener una relación verdaderamente íntima con su esposa. No puede tener una intimidad saludable con su esposa porque la intimidad no es escaparse de la realidad, sino que la capacidad de ver la belleza del otro. La presencia del deseo sexual en el corazón del hombre bloquea su capacidad de ver a la mujer como una persona. La ha reducido a un objeto e ignoró su valor como persona. Cuando esto sucede, se pierde el amor. La verdadera intimidad es imposible.

Este es el motivo por el cual el problema con la pornografía no es simplemente que muestra demasiado, sino que muestra demasiado poco. Reduce a la mujer a nada más que su cuerpo. Así, un hombre podrá suponer que el valor de una mujer es mayor cuanto más grandioso es su cuerpo. Con este modo de pensar, los hombres no solo esperan que sus futuras esposas se vean no menos perfectas que Miss Mundo, sino que además no aprecian las cualidades más hermosas y preciosas de una mujer, dado que la imagen de un encarte central omite resaltar esos valores. Esto impulsa a los hombres a embarcarse en una búsqueda imposible para satisfacer sus apetitos desordenados. Después de todo, la pornografía promueve la falsa mentalidad de que el sexo casual y sin compromisos es más satisfactorio y agradable. ¿Quién no quiere sentirse satisfecho?

Una respuesta demasiado común para la insatisfacción marital que muchas veces provocan los hábitos de la pornografía es traer la pornografía a la habitación. Este es un esfuerzo vano de parte del hombre para tener una excitación ilícita a la cual se ha apegado. La pobre esposa puede permitirlo, pero la alegría de amar se ha escabullido del hombre, quien ya no ve el valor de la persona y la necesidad de entregarse a ella. Las parejas casadas que utilizan pornografía sólo descubren que sus problemas maritales empeoran. Si el esposo necesita pretender que la esposa es alguien más para que él pueda excitarse, se sentirá cada vez menos atraído por ella. En vez de hacer el amor con ella, estará destruyendo el amor que existe entre ellos.



Dado que los efectos de la pornografía son tan graves, los hombres cristianos tienen la obligación de librarse de ella. Según el papa Juan Pablo II, "[Dios] asigna como tarea a cada hombre la dignidad de cada mujer".[5] Quando actuamos de una manera contraria a la dignidad de las mujeres, actuamos en contra de nuestra propia dignidad y vocación como hombres. 



Incluso cuando la pornografía no tiene efectos adversos en las personas, nunca debemos olvidar que el pecado no es una cuestión meramente social. Le debemos a nuestro prójimo amarlo, pero también le debemos a Dios honrar al Señor en todas nuestras acciones y pensamientos. Codiciar a sus hijas es un pecado grave, incluso cuando no hay embarazos como consecuencia de la imaginación de otros. "No cedas a los impulsos propios de la juventud y busca la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con todos los que invocan al Señor con un corazón puro" (2 Tim. 2, 22).

nota al final

1. Wetzel, Sexual Wisdom, 72.

2. West, Good News About Sex and Marriage, 84.

3. Departamento de Justicia de los Estados Unidos Child Pornography, Obscenity, and Organized Crime. Washington, D.C., febrero de 1988.

4. (www.pureintimacy.org).

5. Papa Juan Pablo II, audiencia general, 24 de noviembre de 1982. Citada por Teología del Cuerpo, 346.

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Agradecimiento

evert Jason Evert. "Pornography", seleccionado de If You Really Loved Me (Chastity Project, 2007).

Reimpreso con el permiso de Chastity Project.

Sobre El Autor

Evert71Evert4 Jason Evert habló sobre la fe católica a más de un millón de personas en seis continentes y es autor de más de una docena de libros, entre los que se incluyen Saint John Paul The Great: His Five LovesPure Manhood,  If You Really Loved MePure FaithTheology of the Body for Teens, y How to Find Your Soulmate without Losing Your Soul. Él y su esposa Crystalina administran el sitio de Internet chastityproject.com y viven en Colorado con sus hijos. 

Copyright © 2007 Chastity Project
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