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Diseñados para el Sexo

  • J. BUDZISZEWSKI

Lo que perdemos cuando olvidamos para qué es el sexo.


hispanicfamily Shelly se está emborrachando para tener el valor de irse a casa con el extraño hombre sentado junto a ella en el bar. La una. Steven está ocupado descargando imágenes pornográficas de niños de los muros de Internet. Las dos. Marjorie, que solía pasar cada noche de viernes en la cama con un hombre distinto, ha estado dándose atracones y vomitando desde que tenía once años. Las tres. Pablo mira hacia el techo a través de la oscuridad, preguntándose cómo convencer a su enamorada para que aborte. Las cuatro. Después de estar en una fiesta toda la noche, Jesse lleva a otro hombre a su casa, sin mencionar que da positivo en una ETS incurable. Las cinco. Lisa está en el baño, cortándose a sí misma delicadamente con una máquina de afeitar. Esto no es lo que esperaba mi generación cuando inventó la revolución sexual. El juego ya no es divertido. Incluso algunos de los defensores acérrimos de esa liberación esclavizante han empezado a mostrar signos de fatiga y confusión.

Fatiga por la liberación

Naomi Wolf, en su libro Promiscuidades, declara que cuando perdió su propia virginidad a los 15 años, había "algo importante que le faltaba". Aparentemente, lo que le faltaba era el sentido mismo de que cualquier cosa pudiera ser importante. En su libro La última noche en el paraíso, Katie Roiphe se pregunta conmovedoramente qué podría estar mal en la libertad: "No es exactamente la ausencia de reglas, el sentido vertiginoso de que podemos hacer lo que queramos, sino la súbita conciencia de que nada de lo que hacemos importa."

Desesperados por encontrar una forma de hacer que importe, algunos hombres jóvenes homosexuales cortejan la muerte, buscando de manera deliberada como parejas hombres con infecciones mortales; esto se llama "la búsqueda para cazar el virus." Al extremo contrario, algunos de los que languidecen en la sombra del juguete de la revolución con la idea de la abstinencia— pero una abstinencia que surge menos de la pureza o por principio que del aburrimiento, el temor y la repulsión. En Hollywood, de todos los lugares posibles, se ha puesto de moda hablar sobre el budismo, una doctrina que encuentra la cura para el sufrimiento en acabar con el deseo, y la cura del deseo en la aniquilación.

Hablando del agotamiento, déjenme contarles sobre mis estudiantes. En los años 80, si yo sugería en clase que podría existir un problema con la liberación sexual, ellos decían que todo estaba bien — ¿de qué estaba hablando? Ahora, si planteo preguntas, muchos de ellos opinan distinto. A pesar que todavía viven como libertinos, este asunto se está volviendo antiguo. Están empezando a sonar como los hijos de maoístas de la tercera generación.

Mi generación podrá haber ordenado la revolución sexual; pero la de ellos está pagando el precio. No estoy hablando del precio médico de la promiscuidad sexual. Para estar seguros, tales consecuencias son desastrosas: Al principio de la revolución, la mayoría de médicos debían preocuparse solamente por dos o tres enfermedades de transmisión sexual, y ahora son como dos o tres docenas. Pero no estoy hablando de cuerpos quebrados. Estoy hablando, por ejemplo, de infancias rotas. ¿Cómo se siente que tu familia se separe? ¿Cómo se siente pasar de un padrastro a otro y a otro? ¿Cómo se siente crecer sabiendo que hubieses tenido una hermana, pero que fue abortada?

Un joven señaló en una de mis clases que tenía la ilusión de casarse y seguir casado con la misma mujer por siempre, pero debido a que sus propios padres no habían podido arreglárselas en su matrimonio, tenía miedo de siquiera casarse. Las mujeres también muestran señales de evasión, pero de una manera más conflictiva. Según una encuesta encargada por el Foro de Mujeres Independientes, Norval Glenn y Elizabeth Marquardt del Instituto Estadounidense de Valores, descubrieron que el 83 por ciento de las mujeres señalaba que el matrimonio era una meta muy importante para ellas. Sin embargo, el 40% de ellas se involucraban en "sexo ocasional" — encuentros físicos (comúnmente sexo oral) sin la expectativa de mantener una relación con la persona en cuestión.

¿Escuchan una pequeña disonancia cognitiva aquí? ¿Pueden pensar en un comportamiento sexual con menos probabilidades de llevarte al matrimonio? La ideología de estas salidas dice que el sexo es meramente liberación o recreación. Tienes algunos amigos para la amistad y tienes otros amigos simplemente para el sexo ocasional — se les llama "amigos con beneficios." Lo que hace tu cuerpo no tiene relación con tu corazón.

No lo crean. La misma encuesta informa que este sexo ocasional sucede comúnmente cuando ambos participantes están tomando o están ebrios, y no es difícil adivinar el motivo por el que lo hacen: Después de ciertas cantidades de esto, podrías necesitar embriagarte para seguir adelante.

No estamos diseñados para esto

El hecho es que no estamos diseñados para salir con las personas. Nuestros corazones y cuerpos están diseñados para trabajar juntos. ¿No sabemos esto ya?

En "Friends, Friends with Benefits, and the Benefits of the Local Mall" ("Amigos, Amigos con beneficios y los beneficios del centro comercial local") un escritor de la revista New York Times que entrevistó a adolescentes que tenían sexo ocasional con alguien nos brinda una anécdota reveladora. Una chica llamada Melissa le dice, "Tengo a mis amigos para cubrir mis necesidades emocionales, por lo que no necesito eso del chico con el que estoy teniendo sexo ocasional." Sin embargo el día de la entrevista, "Melissa estaba con un humor de perros. Su 'amigo con beneficios' acababa de romper con ella. '¿Cómo es eso incluso posible?' dijo, sentada, con los hombros caídos, en una mesa privada de una cafetería. 'El punto de tener un amigo con beneficios es que no termine contigo, así no saldrás lastimada.'"

Pero que no se equivoquen. Cuando digo que no estamos diseñados para esto, también estoy hablando de los hombres. Es más probable que una mujer llore a la mañana siguiente; no es fácil dormir con un hombre que ni siquiera te volverá a llamar. Pero un hombre también paga el precio. Probablemente cree que puede instrumentalizar sus relaciones con las mujeres en general, y aun así seguir siendo capaz de una intimidad romántica cuando la mujer correcta aparezca. Lo siento, compañero. Así no es como funciona.

El sexo es como aplicar cinta adhesiva; la promiscuidad es como arrancarla de nuevo. Si la sacas, la sacas, la sacas, finalmente la cinta ya no se puede volver a pegar. Esto probablemente contribuye a un problema social aún más amplio que bien podría llamarse el síndrome de Peter Pan. Hombres en sus cuarentas con hijos de veintitantos que hablan como niños adolescentes. "Todavía no me siento como un adulto," dicen. Ni si quiera se llaman a sí mismos hombres— sino simplemente "chicos."

Ahora, de una manera algo indirecta, les he iniciado en el concepto de la ley natural. A pesar que la tradición de la ley natural es desconocida para la mayoría de las personas hoy en día, ha sido el eje principal del pensamiento ético occidental durante 23 siglos, y de hecho está experimentando un renacimiento.

El concepto bisagra es el diseño. Señalé que no estamos diseñados para tener sexo ocasional, que estamos diseñados para que nuestros cuerpos y nuestros corazones funcionen juntos. Los seres humanos en realidad tienen un diseño, y me refiero a esto de manera literal — no solamente un diseño biológico, sino un diseño emocional, intelectual y espiritual. El diseño humano es el significado de la antigua expresión "naturaleza humana." Algunas formas de vida concuerdan con nuestro diseño. Otras no.

Despreciar el propio diseño

Desde la perspectiva de la ley natural, el problema con la sexualidad occidental del siglo XXI es que desprecia los principios básicos del diseño sexual humano. Al hablar con ustedes de embarazos no deseados y de enfermedades de transmisión sexual, un científico médico o profesional de salud pública podría recalcar las consecuencias de despreciar el lado biológico del diseño sexual humano. Al hablarles a ustedes sobre las mujeres que se despiertan llorando y los hombres que tienen miedo a crecer o a casarse, un filósofo de la ley natural como yo resalta las consecuencias de despreciar el otro lado del diseño sexual humano. Estos dos lados de la sexualidad humana deben observarse juntos.

Ahora, si vamos a ponernos serios sobre el diseño sexual humano, entonces debemos prestar atención a su propósito. Si tiene más de un propósito, entonces estos propósitos deben estar en armonía. Entonces, la primera pregunta que debemos plantearnos sobre nuestro diseño sexual, es: "¿Cuál es su propósito o propósitos? ¿Para qué sirve?" Responderé esta pregunta en un momento. Antes de poder hacerlo, debo tomar una pausa para abordar dos objeciones naturales frente a la ley natural.

La primera objeción es que es basura hablar de los propósitos naturales, porque simplemente los imaginamos; los propósitos de las cosas no son naturales; están meramente en los ojos del espectador. Pero, ¿es eso cierto? Tomemos, por ejemplo, los pulmones. Cuando decimos que su propósito es oxigenar la sangre, ¿simplemente lo estamos inventando? Claro que no. El propósito de la oxigenación no está en los ojos del espectador; está en el diseño de los pulmones mismos. Aparte de esa, no existe una razón para la que tengamos pulmones.

Supongamos que un joven está más interesado en usar sus pulmones para drogarse inhalando pegamento. ¿Qué pensarían de mi si dijera, "Qué interesante — creo que el propósito de mis pulmones es oxigenar mi sangre, pero el propósito de sus pulmones es inhalar pegamento"? Pensarían que soy un tonto, y con razón. El propósito de los pulmones está constituido en el diseño mismo de los pulmones. Él no cambia ese propósito al inhalar pegamento; solamente lo viola.

Podemos determinar los propósitos de las otras características de nuestro diseño de la misma forma. El propósito de los ojos es poder ver, el propósito del corazón es bombear la sangre, el propósito del dedo pulgar es estar opuesto a los demás dedos para poder asir, el propósito de la capacidad para enfurecernos es el de proteger los bienes que están en peligro, y así sucesivamente. Si podemos determinar el propósito de todas estas facultades, no hay motivo para pensar que no podemos determinar también el propósito o propósitos de las facultades sexuales.

La segunda objeción es que no marca diferencia alguna incluso si podemos determinar el propósito o propósitos de las facultades sexuales, porque un es no implica un debe. Este dogma, que no se cuestiona actualmente, también es falso. Si el propósito de los ojos es ver, entonces los ojos que ven bien son ojos buenos y los ojos que ven mal son malos. Dado su propósito, esto es lo que significa que los ojos sean buenos.

Además, se debe perseguir el bien; lo apropiado de perseguirlo es lo que significa que cualquier cosa sea buena. Por ello, lo que es apropiado hacer en el caso de los ojos que no ven bien, es cambiarlos para que vean bien. Si realmente fuera imposible derivar un debería del es del diseño humano, entonces la práctica de la medicina no tendría sentido. Y tampoco la práctica de la educación de la salud.

Tomemos en cuenta nuevamente al joven que inhala pegamento. ¿Cómo debemos aconsejarle? ¿El propósito de sus pulmones es irrelevante? ¿Deberíamos decirle: "Inhala todo lo que quieras porque un es no implica un debería"? Claro que no; deberíamos aconsejarle que deje el hábito. Deberíamos respetar nuestro diseño. Nada en nosotros debería usarse de una manera que incumpla sus propósitos inherentes.

¿Para qué sirve el sexo?

Ahora que hemos mantenido a raya dos objeciones inevitables, regresemos a la pregunta del propósito o propósitos de las facultades sexuales. El sentido común nos dice que su principal propósito es la procreación. Dado que no se confía mucho en el sentido común hoy en día, también daré una explicación. Perdónenme por sonar como un filósofo, pero la explicación es más clara si utilizo letras como marcadores de posición.

Se deben satisfacer dos condiciones antes de que podamos decir que el propósito de P es provocar Q, y nuestra respuesta satisface ambas. Primero, debe ser el caso que P en realidad provoca Q. Esta condición se satisface porque las facultades sexuales en realidad provocan la procreación; eso es cosa simplemente de “la cigüeña”. Segundo, debe ser el caso de que el hecho que P en efecto provoca Q es necesario para explicar por qué P ha llegado a ser — por qué P existe en primer lugar. Esta condición también se satisface, porque el hecho que las facultades sexuales provoquen la procreación es una parte necesaria de la explicación de por qué tenemos tales facultades.

Para ponerlo de una manera distinta, si no fuera por eso de "la cigüeña" entonces sería sumamente difícil comprender del todo por qué tenemos facultades sexuales. Incluso un darwinista debe conceder el punto. (Por cierto, si se han estado preocupando por la explosión demográfica, ya pueden detenerse. En los países desarrollados, la tasa neta de reproducción es 0.7 y está en descenso, lo que significa que la siguiente generación tendrá solamente el 70% de tamaño de la de hoy. Los demógrafos están empezando a darse cuenta que la amenaza inminente en casi todo el mundo no es la explosión, sino la implosión.)

Aparte de la procreación, los otros dos fines también se proponen comúnmente como el propósito inherente de las facultades sexuales, así que consideremos a cada uno de ellos. La primera sugerencia es que el propósito de las facultades sexuales es el placer. Que su ejercicio sea placentero difícilmente puede ponerse en duda, pero declarar el placer como su propósito no es deducible y es profundamente engañoso.

Para ver por qué, consideren la analogía entre el sexo y el comer. El propósito de comer es nutrirse. Pero comer también es algo placentero. Supongamos que dijéramos, entonces, que el propósito de comer, también, es el placer. Entonces parecería que cualquier forma de comer que proporcione placer es buena, ya sea adecuada o no para la nutrición. Se dice que ciertos antiguos romanos pensaban de esta manera. Para prolongar el placer de sus fiestas, vomitaban entre plato y plato. Espero que no sea difícil reconocer que tal comportamiento es desordenado.

El punto más amplio al que me quiero referir es que a pesar que el placer acompaña el ejercicio de cada facultad voluntaria, no solamente el sexo, nunca es el propósito de tal facultad. Solamente proporciona un motivo para usarla — y un motivo peligroso además, que a menudo podría estar en conflicto con su propósito y mantenernos en el error.

Intimidad unitiva

La otra sugerencia común es que el propósito de las facultades sexuales es la unión: la producción de un lazo íntimo entre los miembros de la pareja. Esta es una sugerencia aún más interesante, pero en realidad es una verdad a medias. Lo que quiero decir es que plantea un punto fascinante, pero no se le coloca de una manera correcta.

Los sociólogos Sara S. McLanahan y Gary Sandefur hacen hincapié en su libro Growing Up with a Single Parent (Creciendo con un solo padre) que "si diseñáramos un sistema para asegurarnos que se satisfagan las necesidades básicas de los niños, probablemente elaboraríamos algo bastante similar al ideal biparental." Claro — por que sí ha sido diseñado, aunque no por nosotros.

He aquí lo más intrigante de todo ello. No estamos diseñados como los peces guppys, que cooperan solamente por un momento. Para nosotros, la procreación requiere una sociedad duradera entre dos seres, el hombre y la mujer, que son diferentes pero de formas complementarias. Pero esto implica que la unión no es un propósito diferente, independiente de la procreación; por el contrario, surge en el contexto de la procreación; y caracteriza la manera en la que procreamos.

Se necesita un padre de cada sexo para procrear un niño, para cuidar a un niño, y para enseñarle a un niño. Para hacerlo, se necesita de ambos porque la mujer brinda el huevo y el hombre lo fertiliza, y la mujer incuba el cigoto que resulta de este. Para criarlo, se necesita de ambos, porque el hombre está mejor diseñado para proteger, y la mujer para criar. Para enseñarle, se necesitan ambos porque necesita un modelo de su propio sexo y un modelo del otro, y un modelo de la relación entre ambos. Mamá y Papá son conjuntamente irremplazables. Su sociedad en la procreación continúa incluso cuando los hijos han crecido, porque en ese momento se les necesita para ayudarles a establecer sus propias nuevas familias.

Otro sociólogo, Rene Konig, explica en la Enciclopedia Internacional de Derecho Comparado que los niños, especialmente los más pequeños, se desarrollan menos en los orfanatos que en la familia promedio— incluso cuando se tiene cuidado en hacer que las instituciones sean parecidas al hogar, e incluso cuando, ante los ojos sociológicos, están mejor organizados que una familia promedio en todo aspecto, higiénica, médica, psicológica y pedagógicamente.

Todo esto explica por qué el deseo de la intimidad unitiva se encuentra al centro de nuestro diseño. Sin él, difícilmente se podría esperar que las sociedades procreativas sobrevivan de la manera que tienen que sobrevivir para generar familias sólidas y estables. Así que, repitiendo, lograr la unión es un propósito real de las facultades sexuales, pero no es un propósito separado de la procreación; en el caso de los humanos, viene como parte del paquete procreativo.

Inacabado bendito

Déjenme explicar un poco más sobre la naturaleza de la unión esponsal. La intimidad unitiva es algo más que el deseo sexual intenso que conduce a una relación sexual placentera. Los sexos están diseñados para complementarse entre sí. Excepto cuando existe una disposición divina en el caso de las personas que son llamadas al celibato, hay algo que le falta al hombre, que debe ser brindado por la mujer, y algo que le falta a la mujer, que debe ser brindado por el hombre. Por sí mismos, cada uno de ellos está incompleto; para estar completos, deben estar unidos.

Esta realidad de estar incompletos es una bendición increíble porque hace posible que ellos se donen a sí mismos al otro, y les da un motivo para hacerlo. El don de sí que hace cada ser al otro lo hace ser alguien que nadie más puede ser. El hecho que "renuncian a todos los demás" no es solamente una característica sentimental de los votos del matrimonio occidental; surge de naturaleza misma del don. No puedes darte en parte, porque tu ser es indivisible; la única manera de darte a ti mismo es darte completamente. Porque el don es total, tiene que excluir a todos los demás, y si no lo hace, entonces no se ha llevado a cabo.

Podemos decir incluso más sobre este don, porque la unión de los cuerpos de los esposos tiene un significado que va más allá de lo corporal; el cuerpo es el emblema de la persona, y la unión de los cuerpos es el emblema de la unión de las personas. Es un símbolo que participa y duplica el patrón de aquello mismo que simboliza; la unidad de una sola carne es el lenguaje del cuerpo para la unidad de una vida. (Los dos párrafos siguientes son heredados cuidadosamente del filósofo de Oxford John Finnis.)

En el caso de cualquier otra función biológica, solamente se requiere un cuerpo para realizar el trabajo. Una persona puede digerir los alimentos por sí misma, sin utilizar otro estómago que no sea el suyo; puede ver por sí mismo: y así sucesivamente con cada una de las demás facultades y sus órganos correspondientes. Cada uno de nosotros puede hacer funcionar cada función vital por sí mismo, excepto una. Esa única es la procreación.

Si habláramos de la respiración, es como si el hombre tuviera el diafragma, la mujer los pulmones, y que ambos tuvieran que juntarse para lograr una sola respiración. Si habláramos de la circulación, sería como si el hombre tuviera el ventrículo derecho, la mujer el ventrículo izquierdo, y que ambos tuvieran que juntarse para lograr una solo latido.

Ahora bien, no es así en el caso de los sistemas respiratorio o circulatorio, pero es precisamente como sucede con las facultades procreativas. La unión de los opuestos complementarios es la única realización posible de su potencial procreativo; a menos que se unan como "una sola carne" — como un único organismo, si bien con dos personalidades — la procreación no ocurre.

Panorama Sexual

¿Por qué le dedico tiempo a estos asuntos? Lo hago para enfatizar cuán estrechamente entretejidos están distintos hilos debido a nuestro diseño sexual.

La donación mutua y total, los sólidos sentimientos de apego, placer intenso y la procreación de una nueva vida están relacionados por la naturaleza humana en un solo propósito complejo. Si es verdad que están relacionados por la naturaleza humana, entonces si tratamos de separarlos, nos separamos a nosotros mismos. Nuestro fracaso en asir este hecho es más ruinoso en nuestras vidas, y más difícil de corregir, que cualquier nivel de ignorancia acerca de las verrugas genitales. Debería enseñarse, pero no se hace.

El problema es que no queremos creer que estas cosas están realmente unidas; no queremos el paquete completo que representan. Queremos trascender nuestra propia naturaleza, como dioses. Queremos tomar y elegir entre los elementos de nuestro diseño sexual, disfrutando solamente las piezas que queremos y no las otras. Algunas personas escogen y eligen un elemento, otras escogen y eligen otro, pero comparten la ilusión de que pueden escoger y elegir.

A veces al escoger y elegir se le llama "tenerlo todo." Tenerlo todo es precisamente lo que no es. Una descripción más acertada sería rechazarlo todo, insistir en tener solamente una parte, y al final, no tener siquiera eso.

Piensen en nuestro panorama sexual como un cuadrado o cuadrante con cuatro esquinas, A, B, C, y D. En la esquina A están las personas — mayoritariamente los hombres — que se tragan la fantasía de que pueden disfrutar un mayor placer sexual instrumentalizando a sus parejas y rechazando el don de sí mismos. Al hacerlo, caen desordenadamente en lo que se ha denominado la "paradoja hedonista": La mejor manera de arruinar el placer es convertirlo en tu meta.

El placer viene de manera natural como un subproducto de buscar algo más, como el bien de otra persona. Cuando le hablo a los estudiantes, ilustro el punto con una canción de Mick Jagger que todos han escuchado, a pesar de pensar que los Rolling Stones son un montón de veteranos. "I Can't Get No Satisfaction" (No Puedo Obtener Satisfacción). Nadie que haya escuchado la canción alguna vez se habrá imaginado que Jagger sufría de escasez de sexo. El problema era que toda esa satisfacción ya no satisfacía.

En la esquina B del cuadrante están las otras personas — principalmente mujeres — que tratan de sustituir los sentimientos de unión por la unión misma. Captamos un indicio de lo común que es esto en la degradación del lenguaje de la intimidad. En la conversación de hoy en día, "Tuve intimidad con él" significa "Tuve sexo con él," ni más, ni menos. Este eufemismo se utiliza más o menos de manera intercambiable entre sí, "Mi relación con él se volvió física," y te dice todo lo que necesitas saber.

Las partes se han involucrado en una cierta transacción con sus partes corporales. Puede que hayan llegado a ser una unidad en la carne — en otras palabras, sus cuerpos podrían haber estado actuando como un solo organismo con fines procreativos — pero no ha habido la unidad de una sola vida, porque eso requeriría la auto-donación mutua y total de sí. Incluso entonces, la transacción corporal produce sentimientos de unión, porque está diseñada para producirlos.

Uno confunde estos sentimientos con las cosas que representan y se supone deben alentar, preguntándose después por qué todo se derrumbó. Después de todo, ustedes "se sentían tan unidos." "Parecían tan comprometidos." Les "estaba pasando algo muy bueno." Sí, tenían todo excepto la sustancia por la cual estos sentimientos están diseñados para ser un signo.

En la esquina C del cuadrante están las parejas, que se imaginan que al negar el significado procreativo de la sexualidad, pueden resaltar su significado unitivo — eso al evitar deliberadamente la llamada carga de los hijos, pueden disfrutar una intimidad más profunda. No funciona de esa manera. ¿Por qué debería hacerlo? Las capacidades unitivas de los esposos no existen por nada; existen para su sociedad procreativa.

Ese es su propósito, y esa es la matriz en la que se desarrollan. Los hijos nos cambian de la manera en que necesitamos con desesperación que nos cambien. Nos despiertan, mojan sus pañales, dependen de nosotros totalmente. Nos guste o no, nos golpean para sacarnos de nuestros hábitos egoístas y forzarnos a vivir de manera sacrificial por otros; son la continuación necesaria y natural del shock a nuestro egoísmo que se inicia en el matrimonio mismo.

Para estar seguros, los esposos podrían tratar de vivir sacrificialmente el uno por el otro, pero por sí mismo, su amor se vuelca hacia adentro con mucha facilidad. Que nadie piense que me estoy refiriendo a las parejas que no tienen hijos sin tener la culpa de ello. Para ellos, también, la inquietud por no tener hijos es una pérdida, pero el factor decisivo no es la esterilidad, sino la esterilidad deliberada. En el rumbo natural de las cosas, si rechazamos obstinadamente el significado procreativo de la unión, la unión se atrofia. Somos cambiados meramente de un par de "yos" egoístas a un solo "nosotros" egoísta.

En la esquina D del cuadrante se encuentran las personas que piensan de manera exactamente opuesta. En vez de suponer que pueden afirmar el significado unitivo de la sexualidad sin el procreativo, imaginan que pueden afirmar el significado procreativo de la sexualidad sin el unitivo. La conmoción completa de esta forma de vida no la tenemos nosotros todavía, pero nuestra tecnología la permite, y en la mayoría de jurisdicciones, también lo hace nuestra ley.

Les presento a Amber, que vive sola, comparte actividades sociales con Dave, por quien no tiene interés sexual alguno, y se acuesta ocasionalmente con Robert, por quien no tiene interés social alguno. Amber quiere tener un hijo, pero no quiere pasar por las complicaciones de una relación, y además, no quiere salir embarazada. Donde hay voluntad, hay una manera para lograrlo. Contrata a Paul como donante de esperma, a Daniela como donante de óvulo, a Brook como incubadora, y a Brian como la figura del padre que la visite para brindarle al niño "calidad de tiempo."

Pongamos a un lado nuestros sentimientos y prestemos atención a lo que ha sucedido aquí. Entre los humanos, la procreación sucede dentro del contexto de una relación unitiva. Destruir el significado unitivo del acto procreativo es hacer que se vuelva un tipo de acto distinto. Ya no es procreación, sino producción; el niño ya no es una expresión del amor de sus padres, sino un producto. De hecho, no tiene padres. Se quedó huérfano antes de su concepción. Su relación con quien lo cuida es la de una cosa que se compró y por la que se pagó con quien la compró y pagó por ella.

La contrarrevolución

He desarrollado solamente cuatro temas en este artículo; déjenme revisarlos. El primero es que debemos respetar los principios de nuestro diseño sexual. Así como esas formas de vida que desprecian los aspectos corporales de nuestro diseño nos enferman y matan, también aquellas formas de vivir que desprecian los aspectos emocionales, intelectuales y espirituales de nuestro diseño nos arruinan y vacían de significado nuestras vidas.

El segundo tema es que las facultades sexuales humanas tienen un propósito. Como el propósito de las facultades visuales es ver y el propósito de las facultades para poder ingerir es alimentarnos, así el propósito de las facultades sexuales es el de procrear. El propósito no está en el cristal con el que se mire; aparte de este propósito, no tendríamos forma de explicar por qué las tenemos. Además, si tratamos de hacer uso de las facultades sexuales de maneras que frustren y violen este propósito, nos frustramos y nos violamos a nosotros mismos.

El tercer tema es que el diseño humano para la procreación requiere una vida marital y de familia. Para los guppys, no es así; ellos se las arreglan para procrear sin ella. Sin embargo, para nosotros, son necesarias. Para decirlo de otra manera, hemos sido hechos con una visión hacia el matrimonio y la familia, y adaptarnos a ellos es uno de nuestros criterios de diseño. Nadie los inventó, nadie es indiferente de ellos, y no hubo momento alguno en la historia del hombre en que no existiesen.

Incluso cuando están desordenadas, persisten. Los esposos y miembros de la familia que se ven separados debido a desastres, a menudo realizan esfuerzos hercúleos para reunirse entre sí. El matrimonio y la familia no son simplemente bienes aparentes sino reales, y las reglas y hábitos necesarios para su florecimiento pertenecen a la ley natural.

El tema final es que el vínculo conyugal tiene su propia estructura, que a la vez alimenta y es alimentada por estas instituciones. Dado que tiene su propia estructura, tiene sus propios principios. Entre sus principios, podemos encontrar los siguientes: No se puede incentivar la felicidad utilizando sexualmente al otro; el gozo conyugal requiere una donación mutua y total de Sí. Los sentimientos de unión no son un substituto de la unión; su propósito es alentar la realidad de la cual son meramente un anticipo. Los significados procreativos y unitivos de la sexualidad están unidos por naturaleza; no pueden ser cortados sin distorsionar o disminuirlos a ambos.

Estos principios son el motivo real de los mandamientos y prohibiciones contenidos en la moral sexual. Honra a tus padres. Cuida a tus hijos. Guarda el sexo para el matrimonio. Haz que tu matrimonio fructifique. Sé fiel a tu esposo o esposa.

Dejen que la revolución sexual entierre a la revolución sexual. Luego de terminar de dar vueltas, regresamos nuevamente a donde empezamos. Lo que tu madre — no, lo que tu abuela — no, lo que tu bisabuela te dijo estaba bien todo el tiempo. Estas son las leyes naturales del sexo.

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Agradecimiento

budziszewskiJ. Budziszewski "Diseñados para el Sexo." Touchstone (Julio/agosto, 2005).

Reimpreso con el permiso del autor, J. Budziszewski y Touchstone: A Magazine of Mere Christianity.

Sobre El Autor

J. Budziszewski (Boojee-shefski) logró su doctorado en la Universidad de Yale en 1981. Enseña en la Universidad de Texas en Austin, en el Departamento de Gobierno y Filosofía en donde se especializa en las relaciones entre la ética teórica, teoría política y teología cristiana. El núcleo de su investigación actual es la ley natural y el autoengaño moral.

budsmbudzsmBudzsm1J. Budziszewski era ateo, un radical política, un soldador de astillero y era muchas otras cosas, incluyendo que era joven y delgado. Está casado desde hace más de 30 años con su novia de secundaria, Sandra, y tiene dos hijas. Ama enseñar. Dice también que le encanta la música contemporánea, es decir, que le gusta “los contemporáneos de Johann Sebastian Bach". Abandonó su fe en la universidad pero volvió a Cristo varios años después y se hizo miembro de la Iglesia Católica en la Pascua de 2004. Es autor de On the Meaning of SexThe Line Through the Heart: Natural Law as Fact, Theory, and Sign of ContradictionAsk Me Anything: Provocative Answers for College StudentsAsk Me Anything 2: More Provocative Answers for College StudentsHow to Stay Christian in CollegeWhat We Can't Not Know: A GuideThe Revenge of Conscience: Politics and the Fall of Man, y Written on the Heart: The Case for Natural Law. Su blog es The Underground Thomist. J. Budziszewski está en el directorio de consejeros del Centro de Recursos para la Educación Católica. 

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