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Reír es humano, pero ¿la comedia es divina?

  • EL PADRE DWIGHT LONGENECKER

En un mundo de ideólogos demasiado serios, deberíamos tomarnos a la ligera a nosotros mismos, disfrutar de las bromas e irradiar una eterna levedad del ser.


jesussmileCuando era un joven sacerdote anglicano en Inglaterra, formaba parte de mi rutina diaria caminar media milla a través de la ciudad para la oración vespertina en la parroquia.  Todos los días pasaba por lo de un vecino que sabía que era Testigo de Jehová.  Era ese tipo de hombres que desde que se levantan tienen el pelo prolijo y peinado.  Su patio delantero siempre estaba en orden.  Su auto siempre lucía un lustrado perfecto.  Jamás lo vi sin los zapatos resplandecientes, siempre vestido con saco y corbata y con una expresión lúgubre en el rostro.

Cada tarde, este formal sectario comenzó a aparecer en la puerta de entrada para entablar una conversación conmigo.  Me hacía preguntas teóricas apocalípticas como "Disculpe, ¿alguna vez ha pensado que el anticristo podría estar viviendo ahora entre nosotros?" o "¿Alguna vez ha pensado que la marca de la bestia de la que se habla en el Apocalipsis es en verdad el código de barras de su tarjeta de crédito?"

Luego de eludir sus principales preguntas con un amable desconcierto durante un par de semanas, finalmente me detuve una tarde y le dije, "Mire.  Me parece que usted es testigo de Jehová, ¿no?"

"Es correcto".

"Quiero decirle que nunca me convertiré en un testigo de Jehová.  De hecho, nunca jamás me tomaré el trabajo de ponerme a pensar si me convertiría en testigo de Jehová. ¿Le gustaría saber por qué?"

Quedó impresionado.  "¿Por qué?"

"Porque nunca lo he visto sonreír o reírse.  Si su religión lo ha hecho tan miserable, ¿por qué debería convertirme?"

La risa no sólo es un distintivo de la religión auténtica, sino también de una humanidad madura.

Uno de los beneficios más simples del ministerio del papa Francisco es que parece que le gusta reírse.  En un mundo que es cada vez más aburrido, oscuro y serio, él es el hombre vestido con un traje blanco.  Es más tranquilo y se toma a la ligera a él mismo.  La risa no sólo es un distintivo de la religión auténtica, sino también de una humanidad madura.

No puedo imaginar ni por un momento que los testigos de Jehová tengan el monopolio de ser agrios y adustos.  Toda religión tiene sus sombríos agoreros.  Una mirada al típico archi-tradicionalista o al serio progresista protestante confirma la presencia de caras de pocos amigos en todas las religiones.

La risa alegra e ilumina las almas. La risa es un signo de confianza y entusiasmo. Entusiasmo, después de todo, proviene del griego y significa tener un Dios dentro de sí.  El entusiasmo es un signo de la presencia del Espíritu Santo y cualquier religión que sea totalmente agria, adusta y seria no es la religión de Cristo, nuestro Señor, sino la religión del anticristo - el señor de las tinieblas.

La risa, como toda emoción, abre el corazón y cuando el corazón se abre, se hacen las cosas.  Hay un antiguo dicho ruso que dice "el corazón mueve los pies".  En otras palabras, son las emociones las que motivan.  De hecho, las palabras "emoción", "movimiento" y "motivación" tienen la misma raíz etimológica.  La mente puede estar informada, pero hasta que el corazón no se movilice, nada se mueve.

Cuando el corazón está abierto, sentimos un poco de vulnerabilidad y en ese punto Dios puede pasar sin que lo vean los atentos guardianes del alma.  Esta vulnerabilidad nos hace estar abiertos a la realidad -especialmente a la realidad de nuestra humanidad.  Como el arte, la música, los deportes o el baile, la risa es uno de los disparates más deliciosamente inútiles que nos hacen humanos.  Los animales no se ríen, pero sí lloran.  Los monos chillan, pero no sueltan una gran risotada.  Los lobos aúllan y los búhos ululan, pero no de risa.

Pongámonos más teológicos.  Si somos creados a imagen de Dios y podemos reírnos, ¿será que Dios también se ríe?  La comedia, ¿es divina?

Estoy convencido de que es así.  Porque Dios puede ver cómo todas las cosas funcionan juntas para bien, puede ver que el drama cósmico tiene un final feliz, y el final justo es lo que define a una comedia.

Dios entonces puede ver la broma cósmica y en vez de verlo sólo como el formal y admirable Dios del Universo, no nos hace ningún daño verlo también como el Rey de la comedia – se me viene a la mente el siempre corpulento Burl Ives o el buen hombre John Goodman.  Puedo ver al Creador como al sonriente Chesterton o al dulce John Candy.  Él es el Señor de la risa, el Creador del cielo y la tierra y el Todopoderoso Maestro del regocijo. ¿Jesús era bromista?  No hay ninguna chicana explícita en los Evangelios, pero uno tiene la impresión de que nuestro Señor andaba con brío, que le chispeaban los ojos y que tenía cierta joie de vivre.  Es probable que no haya sido un bromista, pero disfrutaba de las bromas.  Creo que le gustaba ser subversivo y socavar la seriedad mortal de los fariseos.  Era ingenioso y estoy seguro de que sus dichos hacían reír a los demás.  Por sobre todo, pienso que él irradiaba una alegría, fervor y energía irreprimibles y contagiosos.  Era divertido estar con él.

Recordando que participamos en una batalla espiritual, los cristianos debemos ser caballeros risueños, guerreros alegres y evangelistas divertidos.

Así son los santos.  Cantan y hacen bromas en la prisión.  Incluso en sus penurias -especialmente en sus penurias- son capaces de contar chistes mientras les abren la cabeza de un golpe o de reírse a más no poder mientras los decapitan.  Santo Tomás Moro pidió ayuda mientras subía al cadalso y dijo "Muchas gracias.  No necesitaré tu ayuda para bajar".  Cuando quemaron a San Lorenzo en la hoguera, concretamente en una parrilla, les dijo a sus torturadores, "Pueden darme vuelta.  Ya estoy cocido de este lado".

En estos días oscuros en los que matones de capuchas negras decapitan a niños y amenazan con el terrorismo mundial, en estos días en los que estamos acosados por la religión más mortalmente seria que amenaza a la humanidad- el islam - es más importante que nunca que los cristianos seamos extremadamente alegres.  Deberíamos tomar toda suerte de medidas de seguridad contra esa seriedad mortal, pero tal vez el arma más efectiva con que contamos para combatir el terror islámico sea ridiculizarlo.  Deberíamos divertir a los terroristas y hacer bromas sobre los tristes yihadistas.

Recordando que estamos participando en una guerra espiritual, los cristianos deben ser caballeros risueños, guerreros alegres y evangelistas divertidísimos.  Como Cirano de Bergerac deberíamos molestar a nuestros enemigos con un poema.  Deberíamos bromear mientras competimos en una justa y hacer un juego de palabras cuando nos batimos a duelo con la espada.

En un mundo de ideólogos demasiado serios, deberíamos tomarnos a nosotros a la ligera, disfrutar de las bromas e irradiar la eterna levedad del ser.

Sino un día puede que las bromas sean sobre nosotros.

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Agradecimiento

longenecker El Padre Dwight Longenecker. "To Laugh Is Human, But Is Comedy Divine?" The Imaginative Conservative (4 de octubre de 2015).

Reimpreso con el permiso de The Imaginative Conservative. Ver el artículo original aquí.

Sobre El Autor

Longenecker1LongeneckerEl padre Dwight Longenecker es párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario en Greenville, Carolina del Sur. Es autor de varios libros sobre apologética, relatos de conversión y espiritualidad benedictina, entre los que se incluyen los siguientes:  The Romance of Religion — Fighting for Goodness, Truth and BeautyCatholicism Pure and SimpleSt. Benedict and St. Therese: The Little Rule & the Little WayAdventures in OrthodoxyPraying the Rosary for Inner Healing, Listen My Son: St. Benedict for FathersChallenging Catholics: A Catholic Evangelical DialogueSt. Benedict and St. Therese: The Little Rule & the Little WayMary: A Catholic-Evangelical Debate y The Path to Rome. Visite su sitio haciendo click aquí y su blog aquí, allí podrán escuchar los podcasts de sus conferencias y homilías.

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