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La Edad Media ¿fue una época oscura?

  • ANTHONY ESOLEN

Ningún período de la historia ha sido más malinterpretado o más subestimado que la Edad Media, los diez siglos desde la caída del Imperio Romano en el siglo quinto hasta el inicio del Renacimiento en el siglo quince.


middleages1 Esto es especialmente cierto entre el año 1000, cuando el calentamiento global trajo uvas a Inglaterra y cereales a la costa de Groenlandia, duplicando la población y haciendo resurgir la vida en las ciudades de toda Europa, y en 1348, cuando el calentamiento terminó y llegó la peste negra desde el este.

Veamos lo que sucedió en estos años.  Empezaremos por aclarar algunos absurdos.  La gente de la Edad Media no creía que la tierra era chata.  Sabían que era redonda:  los antiguos decían que era redonda; los padres de la Iglesia decían que era redonda.  Observaban su sombra durante un eclipse de luna y la sombra era redonda.  Veían cómo los mástiles de las embarcaciones desaparecían en el horizonte.  Redonda.

Más absurdos:  la Edad Media era triste.  Justamente lo contrario.  Estaba repleta de colores y de celebraciones en las que participaban todos los que habitaban la ciudad.  Inventaron el carnaval.  Hicieron revivir el teatro popular, que había estado latente durante miles de años.  Lo que fuera que hicieron, ya sea pecar o pelear o arrepentirse o enamorarse o viajar miles de kilómetros hasta Roma o hasta la Iglesia del Santo Sepulcro, lo hicieron con energía y entusiasmo.

¿Qué le debemos a la Edad Media?  ¿Qué tal la universidad?  La inventó el hombre medieval.  Por primera vez en la historia del mundo, podían ir a París o a Boloña o a Padua o a Oxford o a Praga o a Colonia y estudiar con expertos en leyes, medicina, filosofía y teología, y el diploma que obtenían de maestro o doctor era válido en cualquier parte de Europa.  Era una comunidad internacional de eruditos.  Un joven Tomás de Aquino, nacido en el sur de Italia a principios del siglo trece, viajó a Colonia para estudiar filosofía con el filósofo-biólogo Alberto Magno y luego viajó a Paris, en donde enseñó teología y filosofía, para ir luego a Roma y regresar a Francia.  Y este tipo de conductas era la regla y no la excepción entre los pensadores.

¿Qué tal si hablamos de la ciencia moderna?  El maestro de Tomás, Alberto, era biólogo.  ¿Por qué debería sorprendernos eso?  El hombre medieval creía que Dios hizo el mundo como un todo ordenado.  Lo aprendieron tanto de las Escrituras como de los pensadores paganos, como Aristóteles.  La ciencia no apareció en escena con Galileo.  Copérnico murió en el siglo dieciséis, pero fue sacerdote-astrónomo en una universidad polaca fundada en la Edad Media.  Ni siquiera fue el primer hombre en proponer que la tierra giraba alrededor del sol.  Otros también se habían aventurado en esta propuesta.  El más destacado fue un filósofo y cardenal de la Iglesia, Nicolás de Cusa, que vivió durante la baja Edad Media.

Lejos de ser una Edad Oscura, como popularmente se la conoce, la Edad Media podría calificarse mejor como la Edad Brillante.

¿Qué podemos decir de la arquitectura?  Si la Edad Media fuera oscura e ignorante, ¿cómo es que gente común -albañiles, carpinteros, pintores, escultores, satinadores- pudieron haber erigido las construcciones más bellas y majestuosas que adornan la tierra? Sí, construyeron las catedrales góticas sin herramientas potentes -con poleas y grúas de rueda y andamiajes y sus manos desnudas- labraron encajes en piedra y vidrio, inundando los amplios espacios interiores de color y luz.  No tenemos nada que pueda estar a la altura de su complejidad y belleza.

¿Y el arte?  Estudiando a los antiguos, el hombre medieval produjo géneros enteros de arte que el mundo nunca antes había visto.  No hubo nada igual a la Divina Comedia de Dante, a los Cuentos de Canterbury de Chaucer, a las leyendas del Rey Arturo de Chrétien de Troyes, a las pinturas de Giotto, o al trabajo sorprendentemente hermoso y preciso de los ilustradores de manuscritos.

¿Qué más le debemos a ellos?  La música occidental.  Inventaron nuestras notas musicales y la armonía occidental, sin mencionar los humildes villancicos que disfrutamos en la época de Navidad.  Una tradición de autogobierno local.  Observemos los pueblos que se originaron con cartas de población en todo Europa.  Asociaciones libres de hombres unidos por el bien común.  Frailes, gremios, miembros de órdenes laicas dedicados a buenas obras.  Personas que instalaron escuelas, orfanatos y hospitales.

Lejos de ser una Edad Oscura, como popularmente se la conoce, la Edad Media podría calificarse mejor como la Edad Brillante.  Una epopeya asombrosa de progreso, desde la ciencia hasta el arte, desde la filosofía hasta la medicina.  Por cierto, en una forma crucial, somos menos civilizados que quienes realzaron la existencia humana hace más de mil de años atrás: descartamos los logros de nuestros ancestros y nos quedamos cortos con los nuestros.  Ellos les rindieron honor a sus ancestros y los superaron.

Soy Anthony Esolen, de Providence College, para Prager University.

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Agradecimiento

esolenAnthony Esolen. "Were the Middle Ages Dark?" Prager University (junio de 2013).

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Sobre El Autor

Esolen6esolen7Anthony Esolen es profesor de inglés en Providence College. Es autor de Reclaiming Catholic Social Teaching, Reflections on the Christian Life, Ten Ways to Destroy the Imagination of Your Child, Ironies of Faith: Laughter at the Heart of Christian Literature, The Politically Incorrect Guide to Western Civilization, y es traductor de varios poemas épicos occidentales, incluyendo On the Nature of Things: de Rerum Natura de Lucretius, Gerusalemme liberata de Tasso y los tres tomos de la Divina Comedia de Dante: Infierno, Purgatorio, y Paraíso. Graduado en Princeton y en la Universidad de Carolina del Norte, Esolen domina el latín, italiano, anglosajón, francés, alemán y griego. Vive en Rhode Island con su esposa Debra y sus dos hijos. Anthony Esolen es miembro del consejo consultivo del Centro de Recursos para la Educación Católica. 

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