Los Padres de la Iglesia primitiva: ¿Cómo era la Iglesia primitiva?

Para ayudar a responder a esta pregunta, cada cristiano debería ser consciente del conjunto de escritos que llegan a nosotros de los primeros siglos del Cristianismo. Se les conoce de manera colectiva como los Padres de la Iglesia Primitiva y son reconocidos tanto por los eruditos católicos como por los protestantes.

Si bien no los consideramos con la misma autoridad como la que poseen las Sagradas Escrituras o por tener un estatus doctrinal de infalibilidad, ciertamente brindan una ventana fascinante hacia las creencias de la Iglesia primitiva.

Todos estos escritores son católicos. La mayoría de ellos son obispos, y a algunos de ellos les enseñaron los mismos apóstoles o sus discípulos. Muchos sufrieron el martirio por la fe. Su testimonio es creíble, sin discusión, de los primeros siglos del cristianismo.

Entonces, ¿cómo era esa Iglesia primitiva? De manera unánime, los Padres de la Iglesia Primitiva nos presentan la Iglesia esencialmente como la vemos hoy en día. ¡Son profunda e impresionantemente católicos! En sus escritos, podemos encontrar presente toda doctrina importante de la fe católica: la Eucaristía, el Bautismo, la Confesión, las Doctrinas Marianas, la autoridad de la Iglesia, la Primacía de Pedro y muchas más.

En este, nuestro primer episodio de los Padres de la Iglesia, los vemos enseñar claramente que Jesús fundó una Iglesia autoritaria en Pedro, creando un oficio que había de transmitirse. De esta manera, las enseñanzas de Jesús y de los apóstoles se mantendrían tal y como la Iglesia las había recibido.

Empezaremos con San Ireneo (≈190 DC), Segundo Obispo de Lyon.  A él le enseñó San Policarpo, que recibió las enseñanzas de San Juan.  Él es considerado uno de los más grandes teólogos de la era post-apostólica inmediata. 

"...señalando aquí que las sucesiones de los obispos de la Iglesia más grande y de mayor antigüedad conocida por todos, fundada y organizada en Roma, …esa Iglesia que posee la tradición y la fe que llega hasta nosotros luego de haber sido anunciada a los hombres por medio de los apóstoles. Pues con esta Iglesia, dado su origen superior, todas las Iglesias deben estar de acuerdo, esto es, todos los fieles en todo el mundo; y es en ella que los fieles en todo lugar han mantenido la tradición apostólica."

San Cipriano (≈250 AD), Obispo de Cartago y mártir escribe:

"Es sobre él [Pedro] que Él [Jesús] construye la Iglesia, y a él a quien confía alimentar a las ovejas. Y si bien le asigna poder a todos los apóstoles, aun así Él fundó una sola silla, estableciendo de esta manera por su propia autoridad la fuente y el distintivo de la unidad de la Iglesia. No había duda que los demás eran todo lo que Pedro era, pero se le otorga la primacía a Pedro, y así se deja en claro que solamente existe una Iglesia y una silla… si un hombre no se sujeta rápido a esta unidad de Pedro, ¿imagina que aún mantiene la fe? Si abandona la Silla de Pedro, sobre quien se construyó la Iglesia, ¿todavía tiene la confianza de estar en la Iglesia?

San Agustín (≈400 DC), Doctor de la Iglesia, y uno de los más grandes teólogos de la historia, también escribe,

"Pues, si se ha de considerar la sucesión de obispos, con cuánta mayor certeza, veracidad y seguridad los enumeramos desde Pedro, a quien, como representante de toda la Iglesia, el Señor le dijo: 'Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella' (Mt. l6:l8).  Pues, a Pedro lo sucedió Lino; a Lino, Clemente (de Roma), a Clemente, Anacleto; etc....a Siricio, Anastasio." (San Agustín aquí hace un recuento de todos los Papas desde Pedro hasta Anastasio, quien era el Papa en su época).

Y finalmente, una cita de San Ignacio, tercer Obispo de Antioquía, quien recibió las enseñanzas del mismo San Juan y recibió el martirio por la fe en el año 110 d.C. en Roma. Su testimonio de la estructura autoritaria de la Iglesia en una época tan temprana es impresionante para muchos, especialmente para aquellos que no asisten a las iglesias con obispos o cualquier líder designado apostólicamente.

"Cuando eres obediente al obispo como lo serías a Jesucristo, estás viviendo, no de una manera humana, sino según Jesucristo."  También escribiría que, "De la misma manera, todos deben respetar a los diáconos como si fueran Jesucristo, tal y como respetan al obispo como representante del Padre, y a los sacerdotes como el concilio de Dios y el colegio de los apóstoles. Aparte de estos, no hay nada que pueda llamarse una Iglesia."