El Dios de la misericordia

¿Por qué preocuparnos excesivamente por lo que ya ha ocurrido? ¿Para qué obsesionarnos con nuestros pecados pasados? Tenemos un Dios que "hace nuevas todas las cosas", y en eso encontramos esperanza.

Resulta verdaderamente triste, pero muchas veces son las propias personas religiosas las que más desean atrapar a los demás en el pasado, clavándolos en la cruz de los errores que han cometido, y utilizan la propia religión como un medio para llevar a cabo este castigo. Esto sigue siendo tan cierto hoy en día como lo fuera en tiempos de Cristo, cuando la muchedumbre puso ante él a la mujer sorprendida en adulterio.

En una de las mayores líneas de toda la Biblia, misma que escuchamos ayer en Misa, Jesús les desarma diciendo: "El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra" (Jn. 8:7). Nuestra solidaridad con el pecado debería despertar en nosotros una mayor compasión los unos por los otros. Al escuchar esto, los presentes empezaron a escabullirse, uno por uno, hasta que se quedaron solos Jesús y la mujer.

Entonces Jesús dijo: "Yo tampoco te condeno. Ve, y de ahora en adelante no peques más" (Jn. 8:11). Qué rica es esta palabra, "ve". Nuevamente, lo que Jesús enfatiza es el futuro y no el pasado, lo que está delante de nosotros en lugar de obsesionarnos con lo que ha quedado atrás.

¿Nos sentimos terriblemente aprisionados por nuestro pasado? Tal vez hayamos hecho cosas terribles, algo horrible o muy vergonzoso, y cada vez que pensamos en ello agachamos la mirada. O tal vez alguien nos ha hecho daño de una forma tan severa que ahora simplemente no podemos deshacernos del dolor y continuamos hirviendo de resentimiento. Tal vez sintamos que nos hemos equivocados y que ni siquiera Dios podría perdonarnos. Ni siquiera pensamos en ir a confesarnos, porque sentimos demasiada vergüenza y estamos totalmente convencidos de que Dios no nos perdonará.

Lo que quiero que veamos aquí, ahora mismo, es que hay una salida, un camino adelante, una vía que se abre ante nosotros en el desierto.

Tal vez estemos en miseria (en miseria), pero justo delante de nosotros está la Misericordia (misericordia). Vayamos entonces.