El primer paso

Escribió: "Con las ideas sucede lo mismo que cuando escalas grandes alturas: Al principio te provocan malestar y no ves la hora de volver a tierra, con poca confianza en tus propias facultades; pero pronto el carácter remoto del torbellino de la vida y la influencia inspiradora de la altitud calman tu sangre; tus pasos se vuelven más firmes y seguros y emprendes la búsqueda de alturas aún más elevadas".

San Pedro obedeció al Señor, salió de su barca y dio un paso en el agua.  Ese primer paso, que debe hacer parecido mareante, ejerció una gran influencia en el curso de la historia mundial.  El apóstol Santiago se encontraba en esa barca y observaba lo que sucedía.  Luego, escribió: "Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes" (St 4, 8).  Dar el primer paso es un acto de fe.  Los bebés tienen suficiente confianza en sus padres que con mucha emoción toman sus manos y los alientan para que den el primer paso.  Con ese paso comienza el recorrido de la vida.

Algunas veces uno aconseja a algún joven que no se decide a dar el primer paso, que puede ser aceptar un nuevo trabajo, proponerle matrimonio a su novia o entregarse a la vida sacerdotal.  El desafío puede ser intimidante en nuestra cultura, cuya principal seducción es la búsqueda del confort y de la seguridad.  No hay nada grandioso ni noble que se haya conseguido buscando seguridad.  Jesús prometió: "Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura" (Mt 6, 33).  Eso significa dar el primer paso hacia Jesús y luego él se acercará a ti.  La forma más segura de subir una escalera sin tropiezos es concentrarse en el rellano superior.  Pero todo comienza con un primer paso.

El poeta Horacio dijo en el primer libro de su Odisea: "Carpe diem, quam minimum credula postero" — que en líneas generales quiere decir: "Aprovecha el momento y no te preocupes por el mañana".  Eso fue casi una generación antes de que Jesús dijera en un páramo judío: "Ven y sígueme".  Hoy.  Da el primer paso.  El libro de los Números habla varias veces sobre "el camino recorrido" y ese camino, que es un microcosmos de toda la experiencia humana, comenzó a recorrerse con un primer paso.

En respuesta al crédulo cardenal de Polignac, quien sostenía que el mártir San Dionisio transportó su cabeza decapitada a lo largo de tres kilómetros, el ingenio cáustico de Marie Anne Marquise du Deffand dijo: "Il n'y a que le premier pas qui coûte".  (La distancia no importa; el primer paso es el más difícil.)  En virtud de una lógica indiscutible, es el primer paso el que vale.  Si en esta Cuaresma logramos avanzar tan sólo un paso hacia Jesús, él nos acompañará en nuestro recorrido hacia la Pascua y hacia el mismo Cielo.