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Bruce Jenner, el "concilio secreto" y San Ireneo

  • EL PADRE ROBERT BARRON

Dos noticias recientes me han traído a la memoria a San Ireneo y la batalla que libró, diecinueve siglos atrás, contra la herejía gnóstica.


jennerLa primera fue la aparición de Bruce Jenner como una "mujer" llamada Caitlyn y la segunda fue un "consejo de las sombras" que se reunió en Roma y que aparentemente proclamó la victoria de la teología del amor por sobre la teología del cuerpo de Juan Pablo II.

Me parece que es necesario explicar ésto parte por parte.  Empecemos entonces con Ireneo.  Hacia fines del siglo II, Ireneo, obispo de Lyon, escribió un artículo llamado Adversus Haereses (Contra los herejes) y la principal herejía que identificó fue el gnosticismo.  El gnosticismo era y es una bestia de muchas cabezas, pero uno de sus postulados más importantes es que la materia es una forma de ser caída e inferior producida por una deidad menor.  El alma está atrapada en la materia y lo único que importa en la vida espiritual es adquirir la gnosis (conocimiento) necesaria para permitir que el alma se escape del cuerpo.  Según la interpretación gnóstica, el Yavéh del Antiguo Testamento, que tontamente declaró que el mundo material era bueno, no es más que el dios comprometido con lo material en la cosmología gnóstica, y Jesús es el profeta que vino con el conocimiento salvífico de cómo elevarse sobre el reino material.  

Lo que Ireneo intuía -y su intuición representó uno de los momentos más decisivos en la historia de la Iglesia- es que ese punto de vista es, sin rodeos, repugnante para el cristianismo bíblico, que no se cansa de insistir en la bondad de la materia. Si hacemos un examen de los voluminosos escritos de Ireneo, podremos descubrir la palabra "cuerpo" una y otra vez.  La creación, la encarnación, la resurrección, la teología de los sacramentos de la Iglesia, la redención, la eucaristía, etc., todas ellas, según él, implican corporeidad y materialidad.  Para Ireneo, la redención no equivale categóricamente a que el alma se escapa del cuerpo, sino que consiste en la salvación y perfección del cuerpo.

Quizás, podríamos pensar, que esto no es más que historia antigua del pensamiento. Sin embargo, deberíamos analizarlo con más seriedad. Como indiqué más arriba, la herejía gnóstica ha demostrado ser notablemente duradera, reafirmándose a lo largo de los siglos.  Su marca más distintiva es precisamente la denigración de la materia y la tendencia a enfrentar espíritu y cuerpo en una relación antagónica.  A esto se debe que los pensadores hayan identificado la antropología de René Descartes, que ha ejercido una influencia radical en el pensamiento moderno y contemporáneo, como neo-gnóstica.  Como bien sabemos, Descartes abrió una brecha entre el espíritu y la materia, o en su idioma entre la res cognitas (la sustancia pensante) y la res extensa (la sustancia extensa o material). 

En línea con las intuiciones gnósticas, Descartes pensaba que la primera (res cogitans) pertenece a una dimensión superior y más privilegiada, y que la segunda (res extensa) es el objeto propio de la manipulación y la reorganización.  Es así que sostiene que el objetivo de la filosofía y la ciencia es "dominar" a la naturaleza, más que contemplarla.  Sólo un ciego sería incapaz de advertir el impacto masivo que ha provocado esa observación.  Se pueden escuchar ecos del dualismo de Descartes en los escritos de Kant, Hegel y de muchos de los principales filósofos de la modernidad. Además, hoy en día, podemos percibir esa influencia en la forma de expresarse y las actitudes de millones de personas comunes.

Todo ello me remonta a Bruce Jenner y al "consejo de las sombras" en Roma.  Al justificar la transformación a la que se ha sometido, Jenner suele decir algo como: "En lo más íntimo de mi ser, siempre supe que era una mujer, pero me sentía atrapada en el cuerpo de un hombre.  Entonces, tengo el derecho de cambiar mi cuerpo y ponerlo en sintonía con mi verdadera identidad".  Observen cómo la mente o la voluntad -el yo interior- es fortuitamente identificado como el "verdadero yo", mientras que el cuerpo se presenta como antagonista que puede y debe ser manipulado por el auténtico yo.

Para los pueblos bíblicos, el cuerpo jamás podía interpretarse como una prisión ni como un objeto de la manipulación por parte del alma.

El alma y el cuerpo tienen una relación de amo y esclavo, en la cual el primero domina y rehace legítimamente al segundo.  Este es un esquema perfectamente gnóstico -y tan repugnante para la religión bíblica como lo era mil novecientos años atrás.  Para los pueblos bíblicos, el cuerpo jamás podía interpretarse como una prisión ni como un objeto de la manipulación por parte del alma.  Tampoco la mente o la voluntad es el "verdadero yo" que se enfrenta al cuerpo; sino más bien, el cuerpo, con su forma distintiva y con su inteligibilidad y finalidad, es un componente esencial del verdadero yo.  Hasta que no nos demos cuenta que tratar a Caitlyn Jenner como una celebridad equivale a abrazar el gnosticismo, no habremos comprendido el núcleo de la cuestión.

Ahora, sólo unas palabras sobre lo que sucedió en Roma estos últimos días.  Quiero ser cuidadoso con esto, dado que me estoy basando en unos pocos informes sobre lo que pretendió ser una reunión privada entre líderes de la Iglesia e intelectuales.  Desde luego, quiero otorgarles a todos los participantes el beneficio de la duda y estoy dispuesto a escuchar todo lo que tengan que decir acerca de dicha reunión.  Lo que me molestó especialmente -de hecho, hizo que vibraran todos los sensores anti-gnósticos que tengo en mi interior- fue la proclamación de que el concilio secreto estaba llamando a definir una "teología del amor" que suplantaría a la teología del cuerpo propuesta por Juan Pablo II.

Para los pueblos bíblicos, el amor humano nunca ha sido una realidad incorpórea.  Más aún, el amor -que es un acto de la voluntad- no prescinde del cuerpo, sino que se expresa a través del cuerpo valiéndose de la inteligibilidad del mismo. Oponerlos a los dos, o sostener que un acto interno es en cierta forma más importante o abarcador que el cuerpo, es andar por el camino gnóstico -que es un camino tan peligroso como lo era en los tiempos de San Ireneo.

ver también "El amor, la tolerancia y el hacer distinciones"

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Agradecimiento

barronPadre Robert Barron, "Bruce Jenner, the "Shadow Council," and St. Irenaeus." Word on Fire (Junio 10, 2015).

Reimpreso con permiso del padre Robert Barron. 

Sobre El Autor

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El obispo Robert Barron es obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Los Ángeles. También es fundador de Word on Fire y creador y conductor de un documental de 10 capítulos titulado CATHOLICISM (www.catholicism.wordonfire.org). Ha producido más de 350 videos con comentarios en línea que cuentan con más de 9.5 millones de vistas de todo el mundo. Haz clic aquí para ver su canal de YouTube. Los DVDs del obispo Barron se utilizan como recursos de formación en la fe en muchas universidades, escuelas, parroquias y hogares a lo largo de los Estados Unidos. La serie incluye Exploring Catholic Theology, And Now I See: A Theology of TransformationThomas Aquinas: Spiritual MasterHeaven in Stone and Glass: Experiencing the Spirituality of the Great CathedralsEucharist (Catholic Spirituality for Adults)Priority of Christ, The: Toward a Postliberal Catholicism, y Word on File: Proclaiming the Power of Christ.  

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