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¿Cómo te puedes mantener puro?

  • JASON EVERT

Lo siguientes diez puntos corresponden a un plan de acción para la pureza.  


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1.  Admitir el problema y definir un objetivo

Por naturaleza, a los hombres no les gusta admitir sus problemas.  Cuando se trata de la impureza, debemos rezar para tener la humildad de ver el estado de nuestras almas.  Todos luchamos en esta área y necesitamos la gracia de Dios para cambiar. 

Respecto del objetivo, la Biblia nos dice que no debe haber ni un indicio de inmoralidad entre nosotros (Ef. 5, 3).  Ello es realmente difícil, pero a todos los hombres les gusta que se les presente un buen desafío.

Si luchas contra la pornografía o la masturbación, es probable que tengas estos hábitos tan arraigados que renunciar a ellos por años te parece imposible.  No cedas ante el desánimo, sino que fija metas que puedas alcanzar por tú mismo, como por ejemplo, "No lo voy a hacer por dos días, por una semana o por algún período de tiempo que sé que puedo cumplir".  Tendrás confianza en tu capacidad de ser puro si te concentras en las siguientes veinticuatro horas más que en los próximos diez años.  Dios sólo te pide que seas puro un día por vez.

2.  Elimina la tentación

Si realmente queremos llevar una vida pura, es necesario que determinemos con honestidad los momentos y lugares en los cuales caemos.  Para muchas personas, sucede en casa, cuando están solos y aburridos luego de la escuela o del trabajo, o cuando están en la casa de sus novias. 

Independientemente del momento o del lugar, si quieres allanar el camino hacia la pureza, debes evitar las situaciones que sean ocasión de pecado.  Así también, debes evitar las relaciones con chicas que sólo sacarán lo peor de ti.  En cambio, es conveniente que salgas con una chica que tenga valores elevados, alguien con quien te veas en el altar.  Hablar sobre los valores de la pureza puede resultar extraño si conoces poco a la chica con quien sales.  Por este motivo, es muy importante que antes de comprometerte construyas una amistad sólida con ella. 

Todos necesitamos amigos con principios sólidos.  Según Pr. 27, 17, "El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el prójimo".  Busca amistades que te fortalezcan y evita las que te debiliten.  Hace poco conocí a un joven que me dijo que le resultaba difícil mantenerse puro.  Sus amigos hacían que se embriagara e intentaban que perdiera su virginidad con una chica que apenas conocía.  Con amigos como estos, ¿quién necesita enemigos? 

Por último, deshazte de todas las cosas impuras que estén en tu poder.  Arrójalas al cesto sin siquiera mirarlas por última vez.  Si luchas contra la pornografía por Internet, instala un filtro en tu computador (reseña sobre filtros) o aprovecha los sitios de responsabilidad como  Covenanteyes.com.  Si cumples con estos pasos, tus tentaciones se debilitarán poco a poco.  Imagina tus deseos si no hubieras visto pornografía durante un año.  Tus recuerdos comenzarán a desaparecer y el alma recuperará su fortaleza.

3.  Acude al confesionario

Una forma de reemplazar los malos hábitos por buenos hábitos consiste en recibir el sacramento de la reconciliación al menos una vez al mes.  Al confesarte, no sólo serás absuelto de tus pecados, sino que además recibirás gracias abundantes para evitar esos pecados en el futuro.  Primero, busca a un buen sacerdote que pueda ser tu director espiritual y sé abierto y honesto con él.  Ten en cuenta que, según Juan Pablo II, "para ver a Jesús lo primero que hace falta es dejarse mirar por él".

4.  Recibe la Eucaristía

Nunca dejes de ir a Misa, pues ella es la fuente de la pureza.  Cuando Elías estaba por embarcarse en un extenso viaje, un ángel le dijo: "¡Levántate, come, porque todavía te queda mucho por caminar!" (1 R. 19, 7).  Es de ese mismo modo que necesitamos la gracia que viene de la Eucaristía para perseverar en la pureza. 

San Juan Crisóstomo dijo: "La Eucaristía es una llama que nos inflama de modo tal que permite que nos retiremos del altar hechos terribles para el diablo, como si fuéramos leones que respiran fuego".  En la Eucaristía encontramos todas las gracias que necesitamos para vivir como ángeles.  Si es posible, escucha Misa todos los días. Esta práctica es para quienes no tienen nada mejor que hacer - que, a mi parecer, nos incluye a todos. 

También es muy bueno pasar tiempo en adoración ante el Santísimo Sacramento.  El Papa Juan Pablo II lo llamaba "la escuela de la Eucaristía", el lugar donde Jesús nos revela verdaderamente el significado de hombría. 

Con razón, a muchos jóvenes les resulta difícil relacionarse con Jesús.  El arte cristiano lo suele retratar con tanta feminidad que nos parece que si nos topáramos con él, olería a pétalos de rosa.  No nos cautiva que nos digan "sé como Jesús", es tan edificante como cuando nos dicen "sé un buen chico".  Pero miren un crucifijo con una imagen realista de Cristo que tenga las heridas abiertas y el cuerpo desnudo azotado al punto de casi no poder reconocerlo.  Este es el precio que pagó "porque quiso para sí una Iglesia resplandeciente, sin mancha ni arruga y sin ningún defecto, sino santa e inmaculada" (Ef. 5, 27).  Él sufrió para que su esposa, la Iglesia, fuera pura y nos llama a hacer lo mismo.  Su ejemplo "este es mi cuerpo, que se entrega por ustedes" es el antídoto para eliminar nuestra tendencia de ver a las chicas y pensar "Este es tu cuerpo, que tomaré para mí".

Si hay una capilla de adoración en tu parroquia o una capilla en la escuela, pasa algún tiempo allí.  Te ayudará a purificar tus ojos y tu memoria.  Sé generoso con tu tiempo.  Ten en cuenta que un estadounidense promedio ¡pasa una década de su vida viendo televisión! No te estoy invitando a pasar unos pocos minutos frente al tabernáculo, ¡sino que a pasar años de tu vida en adoración!

5.  Usa oraciones personales

Un joven dijo que "la forma en que uno trata a una mujer es equivalente a la forma en que uno vive su relación con Dios".  Vivimos del modo en que rezamos, entonces si tu vida de oración es débil, no tendrás la fuerza necesaria para ser puro.  Podemos quejarnos de que la pureza es difícil, pero ¿con cuánta frecuencia le pedimos a Dios el don de la pureza?  Debemos recurrir a la oración, especialmente cuando sentimos esa tentación.  No en vano el papa Juan Pablo II dijo "el amor... es victorioso porque reza".

Recen por todos los que leen este artículo.  Para ello podrían utilizar una petición como la del Beato Pier Giorgio Frassati, quien le pidió a un amigo, "Te ruego que reces un poco por mí para que Dios me dé una voluntad de hierro que no se doblegue y que no fracase en sus proyectos".  Al rezar los unos por los otros de esta manera, podemos formar un ejército de hombres que intercedan los unos por los otros para crecer en el amor de Dios.  En la medida que amemos a Dios y a las mujeres, seremos puros.

6.  Pidan ayuda a los santos

No conozco a ningún hombre que tenga una vida pura sin la ayuda de otros.  Debemos aprovechar a algunos de nuestros grandes colaboradores: los que están en el cielo.  Si eres principiante, aumenta tu devoción al ángel de la guarda y  cuando te sientas débil, pídele que te dé fortaleza.  Tu ángel de la guarda no es el pequeño alado con sobrepeso que podemos ver en las tarjetas de felicitaciones cristianas, sino que es una criatura sobrenatural que tiene un poder inconmensurable para ayudarte.  Desafortunadamente, la mayoría de las veces nos olvidamos de ellos. 

Comiencen a ser devotos de San José.  Teniendo en cuenta que la Iglesia lo honra con el título de "guardián de las vírgenes" y "terror de los demonios", es el santo ideal para los jóvenes. 

Aún más importante es ser devotos de la Santísima Virgen María.  Es esencial, como cristianos, tener una relación personal con Cristo, pero el Señor también quiere que lleguemos a conocer a su madre.  Todos los hombres desean que su masculinidad sea afirmada por una mujer.  Cuanto más atraídos nos sentimos hacia una mujer, más buscamos su aprobación.  Queremos complacerla y queremos que nos vea como un hombre.  Existe una mujer cuya belleza supera a las demás, una mujer que es la misma esencia de la divinidad.  El mismo Dios la eligió para que sea su madre y la entregó para que sea la esposa del santo más grandioso que existe, José.  Ella es nuestra Señora, la Virgen María.

  Utiliza el arma de nuestra Señora: el rosario.  Debes tener uno siempre en el bolsillo o rezarlo diariamente.  Pídele a María que te enseñe cómo mirar a las mujeres.  Pregúntale como quiere que trates a sus hijas.  En las palabras de Juan Pablo II: Mi deseo es que los jóvenes del mundo entero se acerquen a María...  Espero que los jóvenes tengan más y más confianza en ella y que puedan confiarle la vida que se asoma ante ellos. 

Cultiva una verdadera devoción por nuestra Señora.  Harás muchos más progresos bajo su protección que lo que hubieras logrado durante años sin ella.  Pide cada día a nuestra Señora que te otorgue la gracia de la pureza y te darás cuenta de por qué los santos tienen una confianza infinita en su intercesión.  Voltea tus ojos hacia ella, especialmente durante los momentos de tentación.  Encomiéndate a ella y verás que nada inspira la masculinidad en mayor grado que estar en presencia de la verdadera feminidad.

7.  Ayuna

San Josemaría Escriba decía que "la gula es la vanguardia de la impureza".  Si podemos aprender a controlar nuestros apetitos a la hora de comer, estaremos en mejores condiciones de controlar nuestros deseos sexuales.  En vez de que los deseos del cuerpo dominen el alma, será el alma la que controlará el cuerpo.  Como lo dijo el Papa Juan Pablo II, "La satisfacción de las pasiones es una cosa y la alegría que el hombre experimenta al dominarse con más plenitud es otra cosa".

Piensa en el dolor al que se someten algunas personas para perfeccionar sus cuerpos, como por ejemplo rutinas de ejercicios, dietas y cirugías plásticas; y sin embargo, se resisten a la idea de sufrir para perfeccionar sus almas.

El ayuno no es sólo una herramienta que nos ayudará a perfeccionar el auto-dominio; es un arma espiritual poderosa.  Durante un exorcismo, Jesús dijo "Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración y el ayuno" (Mc. 9, 29).  Rezar por la pureza sin ayunar es como boxear con un brazo atado detrás de tu espalda.  Este versículo también nos dice que las gracias que vienen de ayunar pueden ofrecerse por otras personas.

  Nuestro deseo sexual es una fuente de energía; no puede reprimirse, sino que debe canalizarse por otra vía.  Una manera eficaz de tratar una tentación es reemplazarla con una tarea.  Por ejemplo, ofrecer un ayuno por las mujeres.  Un gran recurso que puede ayudarte a lograrlo es www.e5men.org. Allí podrás unirte a miles de hombres que hacen el mismo sacrificio. 

Si no sabes muy bien como ayunar, habla con un sacerdote santo.  Su sabiduría servirá de guía para tus generosos esfuerzos.

8.  Haz algo

"Huyan del ocio", advertía San Roberto Belarmino, "ya que nadie está más expuesto a esas tentaciones que quien no tiene nada que hacer". Es importante que nos mantengamos ocupados y que no nos aburramos ni sintamos lástima por nosotros.  Practica algún deporte, sal con tus amigos y ayuda en la Iglesia.  Haz algo.  Como decía San Francisco de Asís, "Haz siempre algo bueno, para que el diablo te encuentre ocupado".

9.  Controla tus ojos y tus palabras

Los ojos son las ventanas del alma y están expuestos a constantes desafíos.  El libro del Eclesiástico nos dice: "Aparta tu vista de la mujer hermosa y no fijes los ojos en la belleza ajena: muchos se extraviaron por la belleza de una mujer, y por su causa el deseo arde como fuego"  (Eclo.  9, 8).

Apartar la mirada no es nuestra meta final.  El motivo por el que apartamos la mirada no es que el cuerpo de la mujer sea malo, sino que nosotros somos débiles.  Nos da tiempo para reconsiderar las cualidades que son valiosas en una mujer.  Cristo no murió por nosotros para que pudiéramos pasar el resto de nuestras vidas evitando mirar a mujeres hermosas, sino que vino a transformar nuestros corazones para que pudiéramos mirarlas como las mira Dios.  Si su redención en nuestros corazones no fuera real, la vida cristiana sería insoportable.  Pero con un verdadero cambio en el corazón, por ejemplo, sentiremos tristeza más que lujuria por las prostitutas.  Nuestros deseos sexuales no desaparecerán, sino que  serán elevados. 

Con esta transformación interna, no sólo miraremos a las mujeres en forma diferente, sino que cambiaremos la manera en la que les hablamos.  Las palabras puras fluyen de un corazón puro y revelan los pensamientos de una mente pura. 

Tener un discurso puro no siempre equivale a hablar sobre la castidad.  La mayoría de las veces significa contenerse antes de hacer una broma obscena o de hacer un comentario sobre una mujer que pasa por adelante nuestro.  Es probable que San Juan María Vianney lo haya expresado mejor cuando describió a un hombre de discurso impuro como aquél "cuyos labios no son más que una boca de que se sirve el infierno para vomitar sus impurezas sobre la tierra".

Ser un caballero no es una actitud que sólo se tiene en presencia de una mujer.  No importa cuán encantador y educado eres cuando estas con las chicas, si hablas como Howard Stern cuando estás con los muchachos, entonces no eres ningún caballero.  Como lo expresa el libro del Eclesiástico: "Un hombre habituado a las palabras injuriosas no podrá ser corregido en toda su vida" (Eclo. 23, 15).  Si no controlas tus palabras, nunca controlarás tu cuerpo.

10.  Ejercita la perseverancia paciente

Imagina que eres un jugador de béisbol que tiene el record por haber sido ponchado la mayoría de las veces o un jugador de básquetbol que erró nueve mil tiros en su carrera, veintiséis de los cuales eran puntos ganadores.  Pareciera que estos muchachos son perdedores, pero estas estadísticas pertenecen a Babe Ruth y Michael Jordan.  Ellos sabían que cuanto más practicaran un determinado deporte, les resultaría mucho más fácil conseguir las aptitudes necesarias para ganar.  Ello también es cierto respecto de la pureza.  Con la práctica, resulta mucho más fácil practicar la virtud. 

Por este motivo, San Pablo nos dijo que "en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó" (Ro. 8, 37).  No hay necesidad de ceder ante el desánimo o la desesperación si caes.  Sé paciente contigo.  El papa Juan Pablo II dijo que "la castidad es una cuestión difícil, a largo plazo. Hay que esperar pacientemente para que nos dé frutos, por la felicidad del afecto amable que deberá traer. Pero al mismo tiempo, la castidad es el camino seguro hacia la felicidad".  Si piensas que esta es una promesa osada, entonces confirma tú mismo si sus palabras son verdaderas.  

"No quieres vencer el espíritu de la fornicación disputando con él: porque él sabe muy bien disputar; pues ayudado de la misma naturaleza pelea contra nosotros. El que ayudándose de su propia industria presume por sí de vencer su carne, y edificare la del espíritu, en vano trabaja. Porque si el Señor no destruyere la casa de la carne, y edificare la del espíritu, en vano trabaja el que con solo ayunar y velar sin presidio la quiere edificar. Presenta ante los ojos del Señor la natural enfermedad y flaqueza de su carne, reconociendo humildemente tu miseria; y así recibirás en tus entrañas el don de la castidad". - San Juan Climaco

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Agradecimiento

evert Jason Evert. "How do you stay pure?" extracto de Pure Manhood (Chastity Project, 2007).

Reimpreso con el permiso de Chastity Project.  

Sobre El Autor

Evert71Evert4 Jason Evert habló sobre la fe católica a más de un millón de personas en seis continentes y es autor de más de una docena de libros, entre los que se incluyen Saint John Paul The Great: His Five LovesPure Manhood,  If You Really Loved MePure FaithTheology of the Body for Teens, y How to Find Your Soulmate without Losing Your Soul. Él y su esposa Crystalina administran el sitio de Internet chastityproject.com y viven en Colorado con sus hijos. 

Copyright © 2007 Chastity Project
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