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Breve historia de la educación sexual

  • MIRIAM GROSSMAN, M.D.

Había una vez un tiempo en que la educación sexual era una simple lección de biología.


grossmanMiriam Grossman, M.D.

Los alumnos aprendían sobre los hechos de la vida, y con esos hechos, que el sexo es parte de algo más grande, llamado matrimonio.  Los maestros explicaban que esa era la forma moral y saludable de vivir.

En aquellos días, las personas entendían que los hombres y las mujeres son diferentes y que su unión es única, muy distinto a lo que sucede con cualquier otro tipo de relación.

Se daba por sentado que los niños crecían para convertirse en hombres y las niñas, en mujeres.

Había sólo dos enfermedades de transmisión sexual y padecer una de ellas era un tema bastante serio.

Algunos comportamientos no eran normales; las personas que se comportaban así, necesitaban ayuda y la inocencia de un niño era preciosa.

Las cosas han cambiado.

Ahora tenemos educación sexual integral, que incluye el tratamiento de la identidad, del género, de los derechos de reproducción y de la discriminación.

Los niños aprenden que son sexuales desde que nacen y que está bien que comiencen con la actividad sexual cuando ellos decidan que están listos.

Les enseñan que tienen derecho al placer, al control de la natalidad y al aborto.

Ya no se usan los términos esposo y esposa, la unión de un hombre y una mujer es una de las muchas opciones, ¿y la moralidad?  Bien, eso es juzgar y no está permitido juzgar.

No habrá mucho de biología en la educación de la sexualidad, pero sí habrá mucha información sobre las diversidades de la expresión sexual, las ventajas y desventajas de diferentes anticonceptivos y abortos y el daño de los estereotipos de género.

El género es un tema complicado.  El niño puede convertirse en un hombre, en una mujer o en cualquier otra cosa.  Una niña podría sentir que ha nacido dentro del cuerpo equivocado y querrá quitarse los pechos.  Los niños aprenden que todo esto en normal.

Hay más de dos docenas de enfermedades de transmisión sexual y algunos consideran que contagiarse de uno de estos "bichos del amor" es parte del crecimiento.

Un médico dice en YouTube "Deben prever que padecerán VPH una vez que comiencen a tener relaciones sexuales.  Todos lo tenemos".

¿Y la inocencia de los niños? ¡Olvídala!  El material que se elabora para los niños hace que la mayoría de los adultos se sientan incómodos.  En los sitios recomendados para los alumnos, no hay ningún tema tabú: el sadomasoquismo, el poliamor y lo que alguna vez hemos dado en llamar comportamientos "anormales" ... Todo están bien.

La primera vez que lo descubrí, no salía de mi asombro.  ¿Qué tienen que ver estos comportamientos extraños con la salud?, me preguntaba.  ¿Cómo puede permitir esto un adulto responsable?  ¿Cómo pueden financiar esto?

Como médico y madre, me sentí realmente molesta.  Quería entender: ¿De dónde vino todo esto?  ¿Cómo llegamos a esta locura?

Fue así que me embarqué en la investigación de la historia de la educación sexual y escribí un libro llamado You're Teaching My Child WHAT?.

Esto es lo que descubrí.

La educación sexual moderna comenzó en los años sesenta.  Se basó en el modelo de sexualidad humana de Alfred Kinsey.  Gracias a la brillante y valiente obra de la doctora Judith Reisman, ahora sabemos que Kinsey era un impostor y una persona profundamente trastornada.

Para Kinsey, todo vale cuando se trata de la sexualidad, y realmente quiero decir todo.  Creía, por ejemplo, que los pedófilos eran malinterpretados y que era injusto que se los castigara.

"La sexualidad no es un apetito que deba refrenarse", insistía Kinsey.  Enseñaba eso y también lo vivía.

Su biografía oficial documenta las creencias en las que basaba su trabajo y su vida personal: El "animal humano" es pansexual.  La moralidad tradicional es destructiva.  La sexualidad no es un apetito que deba refrenarse.

Cuando digo que Kinsey era una persona profundamente trastornada, no alcanzo a representar el nivel de su psicopatología.

Trabajé como psiquiatra durante treinta años y deben creerme que me he topado con personas muy extrañas.  No suelo horrorizarme con facilidad.

Sin embargo, cuando empecé a leer la biografía oficial de Kinsey... ¿Qué puedo decirles?  -por favor disculpen la jerga técnica - un verdadero caso mental.

Kinsey estaba totalmente afectado.  Era un ser humano depravado y su enfermedad emocional se expresaba a través de su sexualidad.  Estaba consumido por una obsesión grotesca y debilitante con una amplia gama de comportamientos anormales -me ahorraré los detalles, pero dudo mucho de que, en sus 62 años de vida miserable, el señor Kinsey haya podido ver siquiera un día de lo que aquí consideraríamos una sexualidad saludable.

Alfred Kinsey tenía un sueño. Quería probar al mundo - y a él mismo - que su estilo de vida era normal. Común. Típico.

Era la sociedad que estaba en falta, con sus religiones, códigos morales y restricciones. La sociedad hacía que la gente se sintiera culpable por seguir sus impulsos naturales y eso era poco saludable.

El sueño de Kinsey era librar a las personas de esas instituciones destructivas - liberar al "animal humano".

Entrevistó a miles de personas, hizo cuentas y llegó a la conclusión de que la mayoría de las personas tenían comportamientos sexuales prohibidos: la madre y el padre promedio vivían una doble vida, tal como él mismo lo hacía.

Sus conclusiones fueron muy cuestionadas por los científicos del momento, pero no parecía importarle demasiado la crítica. La prensa popular aceptaba los informes de Kinsey y sus libros eran best sellers. Se desató una revolución y la cultura occidental sufrió una transformación.

El problema es que su investigación estaba fundamentalmente viciada. Sus muestras eran demasiado pequeñas y la demografía estaba gravemente sesgada. Excluía algunas poblaciones y se centraba en otras -en particular, delincuentes encarcelados. Hacía una preselección de sujetos ya que se basaba en voluntarios para sus datos.

Judith Reisman expuso el ardid nefario completo en una serie de libros y videos. Los insto a que analicen ustedes mismos su trabajo en drjudithreisman.org, si tienen mucho estómago.

Kinsey falleció en 1956. Esta era una época en Estados Unidos en que, gracias a los antibióticos, las enfermedades venéreas estaban desapareciendo. La sífilis y la gonorrea se curaban de un saque. Se creía que era el fin de las enfermedades de transmisión sexual, el fin de todos los contagios.

¿Pueden imaginarlo?

El ganador del premio Nobel de medicina de 1960 dijo "estamos viendo cómo se están eliminado prácticamente todas las enfermedades contagiosas".

También en 1960, las píldoras para el control de la natalidad comenzaron a estar disponibles para todo el mundo. Con las enfermedades de transmisión sexual fácilmente curadas y con la posibilidad de evitar embarazos, los únicos obstáculos para el modelo de sexualidad del vale todo de Kinsey era la moralidad judeocristiana.

Fue en este contexto que en 1964 la doctora Mary Calderone fundó SIECUS (Consejo de Información y Educación de la Sexualidad de los Estados Unidos).

La primera vez que lo descubrí, no salía de mi asombro. ¿Qué tienen que ver estos comportamientos extraños con la salud?, me preguntaba.

Este es el grupo que se encuentra detrás de las pautas de educación sexual que publicó la UNESCO, promocionada agresivamente en todo el mundo... Es probable que los planes de estudio de tu país estén basados en las pautas del SIECUS.

El capital inicial del SIECUS fue aportado por Hugh Hefner.

Como Kinsey, la doctora Calderone emprendió una cruzada para cambiar a la sociedad. La educación sexual tiene demasiada negatividad, insistía, demasiado foco en embarazos no deseados y en enfermedades. El verdadero problema, decía, siguiendo a Kinsey, era que la sociedad es puritana y reprimida.

Había demasiados noes en educación sexual. El enfoque del SIECUS, prometía la doctora Calderón, se basaría en síes. La educación sexual adecuada enseñaría a los niños que son seres sexuales desde el primer momento en que nacen y que la expresión de su sexualidad es positiva, natural y saludable.

Les decía a los padres:

"Los niños son sexuales y tienen pensamientos sexuales y hacen cosas sexuales... Los padres deben aceptar y honrar el potencial erótico de sus hijos".

Y, además:

"Los profesionales que estudian a los niños han afirmado recientemente la fuerte sexualidad del recién nacido".

¿Qué quería decir, exactamente, ser abierto y positivo y reemplazar los noes de la educación sexual con síes?

¿Qué significaba "romper con las visiones tradicionales"?

Significaba más que sexo antes del matrimonio y fuera del matrimonio... Mucho más... La educación sexual moderna consistía en romper límites. Había funcionarios dentro del SIECUS que eran tan radicales que debatían públicamente para relajar los tabúes contra la sexualidad de adultos/niños, incluso el incesto.

Wardell Pomeroy, quien ocupó el cargo de presidente del SIECUS, era discípulo de Kinsey. Sostenía lo siguiente: "Es momento de admitir que no es necesario que el incesto sea una perversión o un síntoma de enfermedad mental".

La revista TIME describió a Pomeroy (junto con John Money, les contaré más sobre él más adelante) como miembro del "lobby a favor del incesto".

El presidente del SIECUS escribió el libro Boys & Sex para alumnos desde sexto grado para arriba. Un ejemplo:

"... nuestro comportamiento sexual... es como el de otros animales... No hay absolutamente nada anormal en todo lo que los seres humanos pueden hacer sexualmente".

Calderone escribió una nota para la sobrecubierta del libro.

"Cuando leo tu manuscrito, no dejo de repetirme a mí misma 'Por fin alguien lo dice...'".

Por último, quiero hablarles sobre el doctor John Money. En 1955, introdujo el concepto radical de que la hombría y la femineidad son un sentimiento, separado de la anatomía y de los cromosomas.

Estaba convencido de que nacemos sin género y de que es la sociedad quien nos condiciona para identificarnos como hombre o como mujer.

El doctor Money era un destacado psicólogo; es muy respectado hasta el día de hoy. Pero estaba en la misma sintonía que Kinsey y los demás.

Describía a la pedofilia como una "relación de amor entre una pareja de edades discrepantes". El doctor Money también formaba parte del lobby del incesto: "Que un niño tenga una experiencia sexual con un pariente", escribió, "no era necesariamente un problema". Como Kinsey, Money tenía profundas heridas emocionales. Su identidad como hombre era turbulenta y abusaba de muchachos.

Lo que es más sorprendente es que estos hombres, muy trastornados, por cierto, lograron transformar mucho a la sociedad valiéndose de datos fraudulentos y de teorías que se habían desacreditado. La educación sexual de hoy en día se basa en sus enseñanzas.

Una vez que supe quiénes eran sus fundadores - Kinsey, Calderone, Pomeroy, Money y otros- logré comprender cómo llegamos a la "educación sexual integral" de estos días. Descubrí cómo llegamos a esta locura.

Proviene de personas trastornadas con ideas peligrosas -activistas radicales que anhelaban crear una sociedad que no sólo aceptara su patología, ¡sino que además la celebrara!".

Estos hombres eran pedófilos. Tenían interés de ver a los niños como adultos en miniatura que disfrutaban del contacto sexual y que tenían el derecho de acceder a ello, sin la interferencia de otros adultos ni de la ley.

¿Por qué valorarían la inocencia de la niñez? No creían que los niños eran inocentes para empezar.

También pensaban que limitar el sexo a una relación entre un esposo y una esposa era poco natural y destructivo.

No estaban combatiendo una enfermedad, estaban luchando contra tabúes antiguos; estaban luchando contra la moralidad bíblica.

Resultado: La educación sexual empezó como un movimiento social y continúa siéndolo. Su objetivo es que los alumnos estén abiertos a cualquier tipo de expresión sexual. La educación sexual no tiene que ver con evitar una enfermedad, sino que trata sobre la libertad sexual, o mejor aún la licencia sexual.

Se trata de cambiar la sociedad, de un niño por vez.

No es necesario ser médico para entender cuáles son los peligros de esta ideología. Lo único que se necesita es sentido común.

Ya no me pregunto de dónde viene esta locura, lo sé perfectamente. Lo que me pregunto, y todos debemos preguntárnoslos es: ¿cómo continúa sin que se haya chequeado durante cincuenta años? ¿Cómo puede ser que grupos como el SIECUS continúen siendo tan poderosos y que reciban tanta financiación?

¿Dónde está la responsabilidad?

Todos los adultos responsables tienen la obligación de luchar contra la promoción de la licencia sexual entre los jóvenes. No hay dudas de que es una batalla cuesta arriba; algunas veces parece imposible, como la lucha entre David y Goliat.

Pero estoy aquí para decirles que tenemos un arma secreta, como la honda de David. El arma secreta es la ciencia del siglo XXI: las verdades biológicas sobre el diseño del cuerpo y sobre cómo la mente está conectada para responder al comportamiento íntimo.

La premisa fundamental es que si la educación sexual - las teorías radicales de Kinsey, Pomeroy, Money y otros - puede desacreditarse fácilmente con la ciencia del siglo XXI.

Sí, la lucha es cuesta arriba. Sí, algunas veces parece imposible, como la lucha entre David y el gigante Goliat. Pero piensen un segundo... No es necesario que se los recuerde, ¿no?

¿Quién ganó la batalla?

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Agradecimiento

grossmanMiriam Grossman, M.D. "A Brief History of Sex Ed", 7th World Congress of Families (mayo de 2013).

Basado en la charla presentada en el VII Congreso Mundial de las Familias en Sidney, mayo de 2013. Reimpreso con el permiso de la autora.

Sobre El Autor

grossman1grossmanMiriam Grossman, M.D., es psiquiatra de niños, adolescentes y adultos. Escribe y ofrece charlas para padres, estudiantes, educadores y profesionales de la salud de todo el mundo sobre los peligros de la corrección política en su profesión. Es autora de You're Teaching My Child What?: A Physician Exposes the Lies of Sex Education and How They Harm Your Child y Unprotected: A Campus Psychiatrist Reveals How Political Correctness in Her Profession Endangers Every Student. Para visitar su sitio, haz clic aquí.

Copyright © 2013 Miriam Grossman, M.D.
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