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La vida de la alegría

  • CAITLIN MARCHAND

Vida puede significar ritmo cardíaco y actividad cerebral y también puede significar gracia santificante.


hispanicfamily En el medio, donde estos dos conceptos se entremezclan en la maravillosa criatura del hombre, la palabra tiene otro significado más.  La vida como es vivida, con toda su complejidad, día a día.  Ser pro-vida es estar a favor de estos tres conceptos.  Y las madres, según mi parecer, somos particularmente idóneas para defender este último concepto de la vida, la vida que está en el medio.  A esta unión entre la vida biológica y la vida espiritual la llamaré "la vida de la alegría".  Los niños disfrutan de esta vida de una manera especial debido a su inocencia y energía.

Nosotros cuidamos a pequeñas vasijas vivientes de gracia santificante: cuerpos vivos, tibios y suaves llenos de la gracia de Dios.  Ser generosos y abiertos a la vida no sólo significa darles la bienvenida a estos seres fabulosos que crecen en nuestro vientre.  Significa compartirlos generosamente como un don que no es sólo para nosotros, sino que para todo el mundo.  Antes dije que quienes construyen un hogar son constructores de alegría.  También cuidamos a las brasas ardientes de alegría que son nuestros hijos y el mundo necesita de su calor.  Entonces, comparte a tus hijos.

Comparte a tus hijos llevándolos a Misa, a pesar de que no se queden quietos en el banco.  Jesús dijo, "Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis".  Comparte a tus hijos y siéntete orgullosa de llevarlos a todas partes.  Comparte a tus hijos y acepta la ayuda de extraños incluso cuando te parezca verdaderamente inapropiado.  Se sienten llamados por la alegría de sus hijos, e intentan acercarse a esa alegría, nutrirla y hasta incluso formar parte de la misma.

Aunque sientas la necesidad de embadurnarlos con gel antiséptico tan pronto llegues al auto, compártelos dejando que la abuela solitaria sienta el apretón de sus dedos regordetes con hoyuelos o la suavidad aterciopelada de sus mejillas.  Comparte a tus hijos aceptando amablemente todos los elogios que les hacen, sin importar cuán cansada y desgastada estés.  ¡Comparte a tus hijos pidiendo ayuda cuando la necesites! Puede que tu orgullo se resienta, pero piensa que estás ofreciendo a alguien la oportunidad de ser cuidador de la alegría.  Y sí, comparte a tus hijos también con aquellos que los miran con el ceño fruncido y que murmuran a causa de ellos.  No dejes que te desalienten o que te fuercen a esconder a tus hijos de la comunidad, avergonzada de que puedan molestar a los demás.  ¿Existe alguien que necesite más alegría que aquellas personas tan desdichadas?

Sé pro-vida, desde la concepción hasta la muerte natural.  Vive la parte que está en el medio con la misma alegría que esperamos en la vida futura.  Sé como los niños.

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Agradecimiento

marchand Caitlin Marchand. "La vida de la alegría." Catholic Education Resource Center   (15 de diciembre de 2013).

Reimpreso con el permiso de la autora, Caitlin Marchand.  

Sobre El Autor

Caitlin Marchand se graduó en Christendom college. Creció en British Columbia, pero actualmente vive en Louisiana con su esposo y sus cuatro hijos. Educa a sus hijos en su hogar y disfruta de hacer publicaciones en el blog www.theunrepeatables.wordpress.com durante su tiempo libre.  

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