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La radiante caridad de la Madre Nati

  • J.D. LONG-GARCíA

La primera santa mexicana es un elocuente testimonio de amor por Cristo y por los pobres. 


madranatiSanta María de Jesús Sacramentado
Venegas (1868-1959), fundadora de
las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús,
se convirtió en la primera santa
de México en el 2000.

La Asamblea Santa María Venegas en el Condado de Lake, Ind., lleva un nombre único. No es común que una asamblea o consejo de Caballeros de Colón lleve el nombre de una mujer, y mucho menos de una santa relacionada con uno de sus miembros.

Michael Velasco, director de la cultura de la vida del consejo de estado de Indiana, creció escuchando historias acerca de su tía bisabuela, la Hermana María Natividad Venegas de la Torre, a quien la familia llamaba con afecto la "Tía Nati". Cuando su difunto padre, John C. Velasco, era solo un niño, la Tía Nati lo cuidó cuando tuvo malaria. Después, de adolescente, durante el periodo de la persecución religiosa en México en los años 1920, John huyó a Estados Unidos junto con su madre y sus dos hermanos.

"Después de que se anunciara que la Tía Nati sería canonizada, recordó Michael, mi padre lloró".

A los 87 años de edad, el Señor Velasco viajó a Roma con June, su esposa, para asistir a la Misa de Canonización el 21 de mayo del 2000. Un año después, a unos meses de su muerte, John se convirtió en miembro fundador de la Asamblea Santa María Venegas, que lleva el nombre de su tía abuela, la primera mujer mexicana en ser declarada santa.

Semillas de Santidad

María Natividad Venegas de la Torre, la menor de 12 hijos, nació en Zapotlanejo, cerca de Guadalajara, en el estado mexicano de Jalisco, el 8 de septiembre de 1868. Educada en un hogar profundamente religioso, Natividad, o Nati como le decían, aprendió a leer la Biblia a temprana edad y oraba el rosario diariamente con su familia.

Nati, una niña alegre, también se sintió atraída por la contemplación. Cuando jugaban al escondite, buscaba lugares en los que nadie pudiera encontrarla para poder orar.

Su madre, quien había preparado a Nati para recibir la Primera Comunión a los 9 años de edad, murió joven, cuando Nati tenía 16 años. Por razones económicas, su padre, un contador, se mudó con la familia a Compostela, en el estado de Nayarit. Nati realizaba visitas frecuentes a la parroquia para observar una imagen del Cristo crucificado llamado el "Señor de la Misericordia". Con el tiempo, el padre de Nati llevó a la familia de regreso a Zapotlanejo, donde confió a sus hijos al cuidado de su hermano y su cuñada, Justo y Crispina Venegas Velasco. Murió tres años después, en 1887.

Viviendo con sus tíos, Nati llegó a conocer la belleza de la naturaleza y la agricultura. Más tarde escribiría acerca de los pastizales, el trigo, los plátanos, los mangos y la caña de azúcar, reflexionando sobre la abundante generosidad de Dios. Muchos de los que trabajaban en los campos eran analfabetos y Nati comenzó a enseñar a los niños a leer y les dio instrucción religiosa. También participó activamente en la vida de la parroquia y asistía diariamente a Misa.

En 1898, Nati se unió a la Asociación de las Hijas de María y comenzó a pensar seriamente en una vocación religiosa, orando con frecuencia ante el Santísimo Sacramento. En noviembre de 1905, su director espiritual le recomendó realizar un retiro Ignaciano. Menos de un mes después, el 8 de diciembre, se unió a las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús, una piadosa unión de mujeres dedicada a cuidar a los pobres y abandonados en el Hospital del Sagrado Corazón de Guadalajara. La Hermana Nati sirvió en numerosas funciones, como enfermera, boticaria y contadora de la comunidad, y se ganó la reputación de conocer a los pacientes por su nombre y crear un ambiente familiar en el hospital.

En 1921, la Hermana Nati fue elegida superiora general, habiendo tomado sus  votos religiosos temporales en 1915. Con el fin de que las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús recibieran la aprobación oficial como congregación, un obispo animó a la Madre Nati, como la llamaban ahora las hermanas, a escribir los estatutos. Aunque no se consideraba competente para hacerlo, concluyó su tarea en 1924.

La Cristiada

Desde 1926 el Presidente de México Plutarco Elías Calles aplicó estrictamente las leyes de la constitución anticlerical que se había adoptado casi una década antes. El gobierno incautó la propiedad de la Iglesia, las escuelas católicas y los seminarios, cerró hospitales, orfelinatos y asilos, declaró ilegal la educación religiosa, prohibió la adoración pública y exilió a los obispos de México. Todo esto desencadenó una rebelión conocida como la Guerra Cristera o la Cristiada.

A pesar de todo, la Madre Nati logró mantener abierto el hospital, dijo la Hermana María Rosa Bohórquez, una Hija del Sagrado Corazón que sirvió como consejera general de la orden. "La Madre no tenía miedo. Siempre decía "'El Sagrado Corazón de Jesús lo solucionará todo'".

Cuando los soldados intentaron cerrar el hospital, la Madre Nati les ofreció alimentos, desarmándolos con su compasión. Las hermanas también trataron por igual a los soldados heridos del gobierno que a los Cristeros.

La Madre Nati también se mantuvo inflexible en cuanto a que el Santísimo Sacramento estuviera presente en el hospital.

Para evitar que los soldados cometieran sacrilegio, a menudo escondían la Eucaristía con las abejas", narró la Hermana Clara Genoveva Encarnación Luna, quien conoció a la santa durante muchos años. "Las hermanas siempre mantuvieron una colmena vacía para el Señor".

En una ocasión, cuando la Madre Nati y una hermana transportaban en una caja de zapatos el Santísimo Sacramento para resguardarlo, abordaron un autobús con soldados federales. Si las hermanas hubieran sido descubiertas, seguramente las habrían matado. Aun así, la santa permaneció tranquila, confiando en el Señor.

Fue durante este mismo periodo cuando John Velasco, quien al igual que su Tía Nati nació en Zapotlanejo, huyó de México a los 15 años de edad. Su padre y dos tíos lucharon en el ejército cristero contra el gobierno antirreligioso y a menudo su hogar fue cateado en busca de municiones y sacerdotes ocultos. 

De hecho, la familia de John solía meter y sacar clandestinamente a su sacerdote parroquial, el Padre José Isabel Flores Varela, de una habitación secreta en su casa para que pudiera celebrar Misas clandestinas.

"Si los soldados hubieran descubierto al sacerdote, no estaría aquí", dijo Michael Velasco. "Nos habrían matado a todos. No tenían misericordia".

Con el tiempo, los soldados atraparon al Padre Varela y lo colgaron… tres veces.

"Cada vez, justo en el momento de su muerte, los soldados lo liberaban y le pedían al sacerdote que denostara a Dios", dijo Velasco. "Pero no lo hizo. Finalmente, un soldado le cortó el cuello".

El Padre Varela fue uno de los 25 mártires mexicanos, incluyendo a seis sacerdotes que eran miembros de Caballeros de Colón, a quienes el Papa Juan Pablo II canonizó junto con la Madre Nati, hoy conocida como Santa María de Jesús Sacramentado, en el 2000.

'Incluso Ahora Ella Nos Conforta'

En 1930, cuando los estatutos de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús recibieron la aprobación, la Madre Nati declaró, "Celebraremos la aprobación de la congregación sin temor".

Fue también el año en que hizo sus votos finales y tomó el nombre de María de Jesús Sacramentado. Sirvió como superiora general de la congregación hasta 1954.

La Hermana Clara la había conocido dos años antes, durante su entrevista para la admisión en la congregación a los 15 años de edad.

"Era una mujer muy sencilla. Una podía acercársele con confianza", recordó la Hermana Clara, señalando que la santa tenía siempre una sonrisa.

Todas las hermanas buscaban su dulce consejo y orientación, como lo hicieron los médicos, los sacerdotes y los colaboradores. Juntos cuidaron a pacientes de todas las edades.

"Los ancianos son viajeros a los que debemos cuidar antes de que termine su vida", decía la Madre Nati. "Debemos cuidarlos con toda la ternura posible".

La Hermana Clara explicó que la santa decía muchos refranes y sus palabras se han convertido en enseñanzas para las hermanas de hoy:

"El sufrimiento es corto, nuestro gozo será eterno".

"A aquellos que son misericordiosos con los necesitados del mundo, no les faltará la misericordia de Dios".

"El peso de la cruz es abrumador para aquellos que la cargan, pero no para aquellos que la adoptan".

"El hospital es la antecámara del cielo".

La Hermana Clara sirvió como enfermera de la Madre Nati y compartió una habitación con ella durante algún tiempo. La santa no dormía mucho, dijo, pero el despertador sonaba siempre a las 5 a.m. para poder asistir a la adoración eucarística.

"Tenemos que visitar a mi Jesús", decía la Madre Nati.

Incluso cerca del final de la vida de la Madre Nati, la Hermana Clara a menudo la encontraba atendiendo a los pacientes desde su silla de ruedas. Los niños del hospital la consideraban como una abuela, y los seminaristas decían a veces que los amaba más de lo que lo hicieron sus propias madres.

En total, la Madre Nati vivió en el hospital durante 55 años, hasta que murió el 30 de julio de 1959, a los 91 años.

"No vivió una vida extraordinaria", dijo la Hermana Clara. "Vivió una vida ordinaria de manera extraordinaria".

Para Michael Velasco, quien recuerda haber crecido con las historias sobre la fe, el valor y el servicio a los pobres de su tía bisabuela, la Tía Nati fue siempre parte de la familia.

La Hermana María Rosa afirmó que la Madre Nati continúa inspirando a todas las hermanas en su servicio a los enfermos y a los pobres.

"Es conocida por su gran caridad y aún intercede por nosotras desde el cielo", dijo la Hermana María Rosa. "Incluso hoy nos conforta, nos amaba mucho". 

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Agradecimiento

columbiasmJ.D. Long-García. "La radiante caridad de la Madre Nati." Columbia (Marzo, 2016): 25-27.

Este artículo fue publicado en la edición de Marzo, 2016 de la revista Columbia y se reproduce con permiso de los Caballeros de Colón, New Haven, Conn.

Foto cortesía de Hijas del Sagrado Corazón de Jesús, Guadalajara, México.

Sobre El Autor

long-garcia J.D. Long-Garcia es Editor en Jefe de The Tidings y Vida Nueva, los periódicos de la Arquidiócesis de Los Ángeles. Es miembro del Consejo Father Marcel Salinas 11536 en Mesa, Arizona. 

Copyright © 2016 Columbia
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