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Cuando la universidad hace trastabillar tu fe, escucha a Flannery O’Connor

  • TOD WORNER

Le escribió por primera vez en 1962.


oconnor76En una cultura moderna que está a la deriva, es bueno que nos ayuden a recordar el bien, la verdad y la belleza. Cada semana tengo el humilde privilegio de ofrecer una selección de un canon imprescindible de ensayos, discursos y libros que encenderá una vela en la oscuridad. Es un canon que reuní a lo largo de muchos años y que espero que sea un desafío y a la vez fuente de inspiración para cada lector. Pero lo más importante es que nos recuerde lo que es verdad en esta era de la mentira. Si conocemos lo que es verdadero, estaremos más capacitados para hacer lo correcto.

Le escribió por primera vez en 1962. Alfred Corn, un estudiante de primer año de la Universidad de Emory, quedó estupefacto cuando Flannery O'Connor, con sus 37 años de edad, les habló sobre su desconcertante cuento “Un hombre bueno es difícil de encontrar” durante la clase de inglés. Sabía expresar sus ideas, era mordaz y católica. Él era joven, reservado y estaba intrigado. Fue así que Alfred Corn le escribió una carta a Flannery O'Connor en la que le relataba sus dificultades con la fe. Como hablaba en serio, y Flannery respetaba eso, se la contestó.

He aquí su respuesta:

Creo que esto que dices de que estás perdiendo la fe, o más aún, que ya la has perdido es una experiencia que a la larga pertenece a la misma fe...

Incluso en la vida de un cristiano, la fe aumenta y disminuye del mismo modo que la marea sube y baja en un mar invisible. Está ahí, aun cuando no puede verla ni sentirla, si él quiere que esté allí.

No sabría cómo un hombre cristiano del siglo XX podría tener la fe que necesita si ella no se fundara en esta experiencia de incredulidad que estás teniendo en este preciso instante... Pedro [sic] dijo “Creo, pero aumenta mi fe”. Es la oración más natural, más humana y más agónica que podemos encontrar en los Evangelios y creo que es la oración fundamental de la fe.

Cuando cursas el primer año de la universidad te bombardean con nuevas ideas -o más bien pedazos de ellas-, aparecen nuevos marcos de referencia, comienza a activarse tu vida intelectual, que si bien es insipiente, pasa a ser más importante que tu experiencia de vida. Después de un año, piensas que no puedes creer. Estás recién empezando a darte cuenta de lo difícil que es tener fe y del grado de compromiso que ella requiere, pero eres demasiado joven para decidir que no tienes fe sólo porque sientes que no puedes creer.

La estimulación de la vida intelectual que tiene lugar en la universidad en general trae aparejada una vida menos imaginativa. Esto suena como una paradoja, pero muchas veces he comprobado que es cierto. Los estudiantes se enfrascan en conflictos como intentar conciliar el roce entre tantas religiones diferentes como el budismo, mahometismo, etc., que dejan de buscar a Dios de otras maneras. [Robert] Bridges una vez le escribió a Gerard Manley Hopkins y le pidió que le dijera cómo él, Bridges, podía creer. Seguramente esperaba que Hopkins le diera una extensa respuesta filosófica. Sin embargo, Hopkins le contestó: “Debes dar limosna”. Intentaba decirle a Bridges que Dios se experimenta en la caridad (en el sentido del amor por la imagen de Dios en los seres humanos). No te enredes tanto en dificultades intelectuales que te impidan buscar a Dios de esta manera.

Incluso en la vida de un cristiano, la fe aumenta y disminuye del mismo modo que la marea sube y baja en un mar invisible. Está ahí, aun cuando no puede verla ni sentirla, si él quiere que esté allí.

Sin embargo, las dificultades intelectuales aparecen permanentemente y te encontrarás con ellas durante el resto de tu vida. ... En aquellos casos en que tienes respuestas absolutas no necesitas tener fe. La fe es lo que tienes ante la ausencia de certeza... No puedes colocar al Todopoderoso en tus categorías intelectuales...

Lo que me mantuvo escéptica en la universidad fue precisamente mi fe cristiana. Siempre me decía: espera, no caigas en esta trampa, busca un panorama más amplio, continúa leyendo.

Si quieres tener fe, debes trabajar para ello. Es un don, pero para muy pocos es un don que se da sin que sea necesario dedicarle tiempo a su cultivo. Por cada libro que leas que sea anti-cristiano, ocúpate de leer uno que presente la otra cara; si uno no es suficiente, lee otros más. No pienses que para ser cristiano debes abandonar la razón. ... Para saber sobre la fe, debes acercarte a quienes la tienen. Y si piensas librar una batalla intelectual contra los agnósticos y contra la corriente de paganos que serán la mayoría de los que te rodeen, debes acercarte a los más inteligentes de entre los que tienen fe...

Incluso en la vida de un cristiano, la fe aumenta y disminuye del mismo modo que la marea sube y baja en un mar invisible. Está ahí, aun cuando no puede verla ni sentirla, si él quiere que esté allí.

“Te das cuenta, creo, de que [la fe] es más valiosa, más misteriosa y mucho más inmensa que todo lo que puedes aprender o decidir en la Universidad. Aprende lo que puedas, pero cultiva un escepticismo cristiano. Te mantendrá libre — pero no libre de hacer lo que te plazca, sino libre para ser formado por algo más grande que tu propia inteligencia o la inteligencia de quienes te rodean...”

Como sucede con una innumerable cantidad de estudiantes universitarios de hoy en día, las dificultades de Alfred Corn con la fe eran genuinas. Como así también lo eran las respuestas de Flannery O'Connor. Sin embargo, al mismo tiempo que alentaba a Alfred en su camino, también le presentaba desafíos. Las riquezas de la fe nos están esperando, pero tenemos que estar dispuestos, con total valentía y en una actitud piadosa, a “navegar mar adentro y echar las redes”. Debemos estar dispuestos a responder ardientemente al llamado de la fe.

En efecto, Flannery O'Connor aconsejó y desafió a Alfred Corn y también nos desafía a nosotros.

[Para leer la carta completa de Flannery O'Connor a Alfred Corn (junto con otras cartas brillantes), consulta El hábito de ser, editado por Sally Fitzgerald.]

<p class="aside">Incluso en la vida de un cristiano, la fe aumenta y disminuye del mismo modo que la marea sube y baja en un mar invisible. Está ahí, aun cuando no puede verla ni sentirla, si él quiere que esté allí. </p>

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Agradecimiento

Tod Worner. "When College Shakes Your Faith, Listen to Flannery O'Connor". A Catholic Thinker (4 de abril de 2016).

Reimpreso con el permiso del autor, Tod Worner. 

Sobre El Autor

wornerTod Worner es un esposo, padre y médico especialista en medicina interna católico que ejerce en Minneapolis. Suele publicar artículos en el blog A Catholic Thinker de Patheos. El doctor Worner ha elaborado un plan de estudios para alumnos del secundario que recibieron la confirmación y también da charlas sobre titanes y tiranos de la Segunda Guerra Mundial. Actualmente está trabajando en su primer libro.

Copyright © 2016 Tod Worner
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