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Por qué el mito importa

  • EL PADRE DWIGHT LONGENECKER

Una de las ideas equivocadas más tediosas de los cínicos de la calle es su idea acerca del mito. Utiliza la palabra "mito" para referirse a un "cuento de hadas inútil".  


anger1Un mito es una fantasía, una fábula o una ficción original. En el mejor de los casos, es una historia infantil inofensiva. Podría ser una historia fingida contada con fines religiosos o en el peor de los casos una invención intencional concebida para engatusar al ingenuo.

Así es, algunas historias originales antiguas se denominan mitos y tienen una dimensión religiosa. Este hecho hace que la definición de mito sea aún más compleja y por ello que se pueda malinterpretar más fácilmente. Dado que los antiguos griegos y romanos contaban historias sobre Zeus y Júpiter, y debido a que eran historias fantasiosas, y debido también a que Zeus y Júpiter eran dioses, el cínico de la calle concluye que todas las historias de los tiempos antiguos que presentan lo sobrenatural también deben ser historias antiguas que pueden ser de alguna manera entretenidas, pero que son todas fantasía.

Para el científico, un mito es una reliquia cultural curiosa pero carente de valor, proveniente de una era supersticiosa. La inutilidad del mito está enraizada en el trabajo de varios intelectuales durante el cambio hacia el siglo XX. El inglés E.B. Tylor es considerado el padre del "evolucionismo". Él consideraba el mito y la religión primitiva como intentos fallidos de la ciencia. Los mitos, en su opinión, eran las teorías que las personas primitivas ideaban para explicar el mundo. Ahora que tenemos a la ciencia, sabemos más y debemos descartar el mito. La religión, pensaba Tylor, era un remanente de esos tiempos mitológicos primitivos, la raíz y el fruto de una mentalidad retrógrada y supersticiosa.

El alemán Max Müller también se encontraba en actividad en Oxford ligeramente antes que Tylor. Müller era un orientalista y un filólogo. Consideraba que el mito era una "enfermedad del lenguaje". Las personas primitivas tenían ideas y teorías sobre su mundo y luego desarrollaron palabras para ellas. Desarrollaban historias de las palabras, y pronto los conceptos abstractos se personificaban en seres míticos. Müller consideraba que esto era una suerte de hipo en el desarrollo del lenguaje y por ello el mito podía ser descartado.

Alrededor de esa misma época, el antropólogo social escocés James Frazer estudiaba la magia y el ritual en las sociedades primitivas. En su trabajo clásico, The Golden Bough (La Rama Dorada), Frazer trazaba similitudes entre diversas culturas, cuyo desarrollo él consideró como orgánico y natural. Él proponía tres etapas de desarrollo para la cultura humana: la magia primitiva, la religión y la ciencia. El mito lo abarcaba todo en la primera etapa, era arcaico pero aún poderoso en la segunda etapa e innecesario en la etapa científica.

Estos tres pensadores fueron enormemente influyentes en la primera parte del siglo XX y el teólogo alemán Rudolph Bultmann (1884-1976) aplicó sus ideas a la crítica de la biblia. Su meta era "quitarle la mitología" a las escrituras. Bultmann quería extirpar lo que a él le parecían elementos mitológicos, sobrenaturales de las historias bíblicas y de la religión cristiana para que el cristianismo sea más aceptable para el hombre moderno.

Es más, en una era cada vez más profana, las películas y la literatura míticas son portadoras de las verdades que la religión ha transmitido tradicionalmente.

El problema con estos teóricos reduccionistas es que no comprendían el significado más profundo y la función del mito dentro de la psique humana. Carl Jung con su psicología profunda era más optimista acerca del mito. Sugería que las historias míticas conectaban a los individuos y a las sociedades con su "inconsciente colectivo" en el que participan todos los seres humanos, y que eran una de las formas en las que la humanidad interactuaba con el vasto mundo invisible.

El pensador rumano Mircea Eliade fue más allá, teorizando que el mito ayudaba a los individuos a saber cómo darle sentido a su mundo y cómo comportarse en su sociedad. Combinado con el ritual religioso, el mito les ayudaba a conectarse con los acontecimientos sociales, memorias y valores que se compartían de manera profunda.

El mitólogo Joseph Campbell (1904-1987) se basa en el trabajo de Jung. Como Eliade, argumentaba que el mito tiene una función importante en la sociedad mediante cuatro maneras: evoca un sentido de asombro, respalda como una cosmología religiosa, respalda el orden social e introduce a los individuos en el camino espiritual de la iluminación.

Ahora, es aquí donde se vuelve interesante. El trabajo de Joseph Campbell tiene una gran influencia en el director de la película de La Guerra de las Galaxias, George Lucas. Lucas afirmaba que en la saga de La Guerra de las Galaxias, él quería crear un "mito para el mundo moderno." Campbell también fue una gran influencia para Christopher Vogler, un doctor de guiones para los Estudios Disney, cuyo trabajo El Viaje del Escritor: Las Estructuras Míticas para Escritores constituye un texto central en Hollywood.

El mito ha muerto, pero el mito ha resucitado. Docenas de películas siguen la estructura mítica de Vogler para elaborar la trama y la caracterización. Los héroes de los cómics y las películas que derivaron de ellos son mitos reconstruidos y escritos para la pantalla cinematográfica. Las proezas de los superhéroes en sus grandes batallas contra el mal son ejemplos modernos del arte dramático y el poder del mito. La tecnología tanto de la producción como de la distribución ha convertido la creación moderna de mitos a través de las películas en un tsunami cultural. Los cerebros de inicios del siglo XX nunca se hubieran imaginado que el mito tendría un regreso de tal magnitud.

Había otro filólogo y autor que trabajaba en Oxford ligeramente después que Tylor y Müller— J.R.R. Tolkien. Tolkien y su amigo, C.S. Lewis estaban fascinados por el poder del mito. Tolkien consciente e intencionalmente concibió su gran epopeya El Señor de los Anillos como un mito para los ingleses, para reemplazar el ciclo artúrico.

Contra todo pronóstico, a lo largo de la cultura popular, el mito es más potente y omnipresente en la sociedad moderna de lo que cualquiera se pudiera haber imaginado. ¿Por qué? Porque en una sociedad moderna cada vez más globalizada, el mito es un lenguaje universal. Luke Skywalker, Frodo Baggins, el Hombre Araña y Batman trasciende las divisiones culturales. Los héroes míticos en las películas comunican valores universales en su lucha contra el mal. En una cultura en la que las teorías abstractas de los académicos están desfasadas y carecen de sentido, las historias comunican de manera más efectiva y universal.

Es más, en una era cada vez más profana, las películas y la literatura míticas son portadoras de las verdades que la religión ha transmitido tradicionalmente. Las personas que no ponen un pie en la iglesia van al cine. Comparten indirectamente la misión del héroe y atraviesan una transformación catártica. Siguen al héroe a medida que adopta sus decisiones morales y así deciden (incluso inconscientemente) que viven en un universo moral.

La importancia del resurgimiento del mito para la religión no se había perdido en el caso de Tolkien. En su ensayo sobre las historias de hadas, explicaba que el espectador o el lector del mito llega a comprender que no solamente hay una trama y un significado en la historia, sino que hay una trama y un significado para la vida, y si su vida tiene una trama y un significado, entonces el cosmos tiene una trama y un significado, y si el cosmos tiene una trama y un significado, entonces existe Alguien que tramó la historia: alguien que conoce su sentido último, porque Él es su sentido último.

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Agradecimiento

longeneckerEl Padre Dwight Longenecker. "Por qué el mito importa." The Intercollegiate Review (20 de abril, 2014).

Reimpreso con el permiso de ISI y The Intercollegiate Review. El artículo original se encuentra aquí.

Sobre El Autor

Longenecker1LongeneckerEl padre Dwight Longenecker es párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario en Greenville, Carolina del Sur. Es autor de varios libros sobre apologética, relatos de conversión y espiritualidad benedictina, entre los que se incluyen los siguientes:  The Romance of Religion — Fighting for Goodness, Truth and BeautyCatholicism Pure and SimpleSt. Benedict and St. Therese: The Little Rule & the Little WayAdventures in OrthodoxyPraying the Rosary for Inner Healing, Listen My Son: St. Benedict for FathersChallenging Catholics: A Catholic Evangelical DialogueSt. Benedict and St. Therese: The Little Rule & the Little WayMary: A Catholic-Evangelical Debate y The Path to Rome. Visite su sitio haciendo click aquí y su blog aquí, allí podrán escuchar los podcasts de sus conferencias y homilías.

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