¿Por qué los sacerdotes católicos romanos no se pueden casar?

Es una pregunta justa, especialmente dados los tiempos en los que vivimos.  Empecemos explicando exactamente qué enseña la Iglesia sobre este tema.

Existen muchos "Ritos" o Iglesias étnicas dentro de la Iglesia Católica — piensen sobre ellos en la línea de las divisiones culturales dentro de la Iglesia Universal — pero, a decir verdad, son mucho más profundas que eso. En la Iglesia del Rito Latino (es decir, Romano), la práctica es que no se casen o que no estén casados. Pero, por ejemplo, en las iglesias del Rito Oriental, como la del Rito Bizantino, los hombres casados pueden ser ordenados para el sacerdocio. También es posible que los clérigos anglicanos casados que se convierten a la Iglesia Católica Romana sean ordenados como sacerdotes católicos. ¿Entonces qué sucede aquí? ¿Por qué toda esa variabilidad en lo que parece ser un área clave de discusión en estos días?

A diferencia de las doctrinas de la Iglesia, que son las verdaderas enseñanzas dadas por Jesús y sus apóstoles y que no pueden cambiar, el Celibato Sacerdotal se encuentra bajo la categoría de disciplina en la Iglesia Latina. Las disciplinas son enseñanzas o lineamientos establecidos por la Iglesia según su buen juicio y por la autoridad a ella otorgada por Jesús mismo para "atar" sus enseñanzas "en la Tierra" (cf. Mateo 16:19 y Mateo 18:17-18).  Ellos son dados por el bien pastoral de los fieles, y no son "opcionales", sino que deben ser cumplidas fielmente.

Pero a diferencia de las doctrinas y dogmas (los dogmas son simplemente doctrinas que han sido definidas/aclaradas oficialmente por la Iglesia a lo largo de los siglos), las disciplinas pueden ser cambiadas por la Iglesia a lo largo del tiempo. Los ejemplos de esta afirmación incluyen la duración del ayuno antes de la comunión (ahora es de 1 hora, pero no hace mucho tiempo, empezaba a la media noche del sábado), y abstenerse de comer carne el viernes.  Las disciplinas también pueden variar de un rito a otro, e incluso de un país a otro.

Ahora la siguiente pregunta es, ¿por qué la Iglesia Romana/Latina requiere generalmente el celibato de sus sacerdotes?

Es verdad que en la naciente Iglesia, algunos de los apóstoles y sacerdotes estaban casados. Pero desde sus épocas tempranas, la Iglesia estaba profundamente consciente de la sabiduría de esta disciplina del celibato sacerdotal. Esta disciplina fue instituida formalmente a principio de los años 300, pero la evidencia reciente sugiere que en realidad podría ser de origen apostólico. San Pablo escribe claramente en favor de ella en 1 Corintios 7:7,38, diciendo: "Mi deseo sería que todos los hombres fueran como yo; mas cada cual tiene de Dios su gracia particular.... el que se casa con su novia, obra bien. Y el que no se casa, obra mejor." ¡Obsérvese que San Pablo se refiere al celibato como un "don"!

Jesús también habló sobre ello en Mateo 19:12, donde recomienda claramente el celibato a quienes lo puedan aceptar: "Algunos son incapaces del matrimonio porque… han renunciado al matrimonio por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda."

En Marco 12:24-25, Jesús también confirmaría que en el cielo, la gente no estaría "casada" como nosotros lo entendemos.  "Jesús les contestó, pues cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en los cielos".

De hecho, esto es parte del celibato sacerdotal. Los sacerdotes se "conforman con Cristo" de muchas maneras.  Esto incluye seguir el ejemplo de Jesús de adoptar una vida célibe que se asemeje la vida celestial para la cual nos preparamos en la Tierra. Ellos han renunciado a algo "bueno" (el matrimonio), por algo aún mejor — la consagración total a Jesús y Su Iglesia.  En cierto sentido, se casan con la Iglesia — "la Esposa de Cristo".

Y también existen algunas consideraciones prácticas. Pregúntale a cualquier clérigo casado si es difícil tener dos "familias", su familia natural y su congregación.  Muchos con los que he conversado y sobre los que he leído admiten que es difícil, y que su tiempo y lealtades pueden estar divididas. "Yo los quisiera libres de preocupaciones. El no casado se preocupará de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer." Escribiría San Pablo en 1 Corintios 7:32-33.  Como un hombre casado y padre de cuatro, ¡puedo dar atestiguar esto con todo el corazón!.

Y ahora bien, ¿qué hay acerca de los escándalos de los abusos sexuales en la Iglesia? Muchos sostienen que se debe en gran medida a la disciplina del celibato. Pero esto no puede ser así. ¿Por qué? Porque Jesús claramente lo exige en Mateo 19:12. Como se señala arriba. Recuerden, "Algunos… han renunciado al matrimonio por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda." Y también vimos anteriormente cómo San Pablo, que era célibe, apela fuertemente por lo mismo (1 Corintios 7:7-38).

Cuando examinamos las investigaciones (y el espacio aquí tan solo nos permite realizar un resumen), de hecho, muestra que el abuso sexual tiene un porcentaje de ocurrencia mucho más alto en las iglesias protestantes que dentro del clero católico — ¡y esto es según las investigaciones protestantes! (cf. Estudio de los Recursos del Ministerio Cristiano de 9 años en los Estados Unidos; también en "Pedófilos y Sacerdotes", Philip Jenkins). Cuando miramos al mundo secular, nuevamente, las investigaciones muestran que el porcentaje de abusos es mucho más alto entre los no-célibes que entre el clero célibe católico. Si el celibato estuviese en la raíz de esto, hubiéramos esperado lo contrario. Jesús elige a 12 como sus primeros sacerdotes, y uno de ellos es Judas. Debemos esperar que vengan dificultades y tentaciones – y algunos, lamentablemente, caerán en ellas.

Y finalmente, algunos sugieren que tendríamos más vocaciones al sacerdocio si permitiésemos también que los hombres casados sean aceptados. Ante todo, la Iglesia confía en el Espíritu Santo para discernir tales decisiones, y por ello nosotros confiamos que el Espíritu Santo la guíe en estos asuntos, tal y como Jesús lo prometió en Juan 14 hasta el 16.

Y en segundo lugar, Dios ha estado llamando a los hombres al celibato sacerdotal por millares desde hace siglos. No existen razones para pensar que Él ha dejado de hacerlo en nuestros tiempos. Lo más probable es que la arremetida de las influencias seculares y mundanas esté sofocando el llamado de Dios, y la vida familiar fiel y devota que puede ser tan útil para alimentar esta vocación parece ser la minoría en estos tiempos.

Tal vez tenemos que vernos en parte a nosotros mismos y a la cultura que nos rodea como el problema. ¿Y en verdad le rogamos todos al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies, tal y como Jesús nos enseñó a hacerlo en Lucas 10:2?

Entonces, ¿es posible que algún día esta disciplina del celibato sacerdotal pudiera cambiar? Es posible, pero no es probable. Aquí se está poniendo en práctica una sabiduría espiritual— y una practicidad infinita.  Y si Jesús lo recomienda, San Pablo lo recomienda y la Iglesia lo confirma, ¿quiénes somos nosotros para discutirlo?