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Momentos para enseñar sobre sexualidad

  • JANET E. SMITH

En varias ocasiones, los padres católicos me han consultado acerca del modo en que deben conversar con sus hijos adolescentes heterosexuales sobre la homosexualidad. Muchos adolescentes aceptan bastante la orientación homosexual; piensan que es tan natural como la orientación heterosexual.


dadandsonCreen que el hecho de permitir los "matrimonios" homosexuales responde a una cuestión de derechos civiles, que la orientación sexual es como el color de piel: Está mal utilizar cualquiera de las dos cualidades para discriminar a las personas. Y, al ser adolescentes, están muy seguros de que tienen razón.

Creo que el deseo de aprobar las uniones homosexuales deriva de dos fuentes: una comprensión errónea de la sexualidad y la compasión por aquellos que sienten atracción sexual hacia personas de su mismo sexo.

Resulta muy complicado para cualquier persona de nuestra cultura, y mucho más aún para nuestros adolescentes, tener una visión adecuada de la sexualidad. Es poco frecuente encontrar programas de televisión o películas que no caractericen formas de inmoralidad sexual como perfectamente aceptables. Hoy en día es muy común la representación de relaciones homosexuales tanto en la televisión como en la pantalla grande: y siempre con aprobación. Cuando se inunda a los jóvenes con tales impresiones, es muy difícil que realmente crean que las relaciones sexuales sólo son morales cuando se dan entre heterosexuales que estén casados. Si los heterosexuales pueden tener relaciones sexuales sin fines procreativos y sin compromiso, ¿por qué no pueden hacerlo aquellos con apetitos homosexuales? Y, ¿por qué debemos prohibirles casarse si ellos creen que un compromiso para toda la vida se ajusta al amor que sienten el uno por el otro? (¡¿Y esto en un momento en que cada vez más heterosexuales sostienen que el matrimonio no es necesario para expresar un compromiso para toda la vida?! Es difícil no pensar que el clamor por las uniones entre personas del mismo sexo responde más a un tema de aceptación que a certificados de matrimonio.)

Dada la ubicuidad de la atención que los medios prestan a las uniones entre personas del mismo sexo, no faltarán oportunidades para que los padres puedan enseñar a sus hijos. Preparar el escenario es una buena idea. Deben convencer a sus hijos adolescentes de que piensan que ser ordenados en torno a la sexualidad es muy difícil para todos; de hecho, en nuestra cultura, la mayoría de los heterosexuales están fuera de control sexualmente hablando. Díganles que no permitirían que compartan una habitación en su casa parejas que no estén casadas en la misma medida que no se lo permitirían a parejas de homosexuales. Pero que, en general, ambas serán bienvenidas a su mesa. Aclárenles que valoran la dignidad y los dones de todos los seres humanos; son todos hijos amados de Dios.

Deberían intentar aprender a expresar su desaprobación respecto de las relaciones homosexuales con sensibilidad y claridad (sólo del mismo modo que deben aprender a expresar su desaprobación respecto de la fornicación y la pornografía), mientras que al mismo tiempo demuestran respeto por los que participan en esas prácticas.

Infórmenles que la aceptación de las relaciones homosexuales es relativamente nueva y que hay una campaña coordinada por los medios para incorporar la aceptación de la homosexualidad. Háganles saber a los adolescentes que pocas personas conocen la realidad acerca de la homosexualidad. A pesar de que las causas de una orientación homosexual son diversas, está bien arraigado que muchos de los hombres que experimentan atracciones homosexuales fueron víctimas de abuso sexual por parte de otros hombres o se sintieron rechazados por sus padres. Muchas lesbianas fueron abusadas por hombres y ya no confían en ellos. Si el deseo de intimidad sexual con una persona del mismo sexo puede encontrar su raíz en un abuso o en la percepción de rechazo, ¿cuán natural y saludable puede ser?

A pesar de que los heterosexuales han aumentado su propensión a tener múltiples parejas sexuales, el hombre homosexual promedio tiene cientos de parejas en su vida – y una cantidad importante de parejas anónimas; no están buscando demasiado a la pareja ideal ni tampoco quieren encontrarla ahora mismo. La fidelidad entre homosexuales es prácticamente inexistente; cuando dicen que fueron fieles a sus parejas, en general quieren decir que no han invitado a otras parejas a sus casas, pero no tienen reparos en admitir que tuvieron otras parejas sexuales. (Ver "An Open Secret: The Truth About Male Homosexuals" de Joseph Nicolosi online.) En efecto, Dan Savage, quien escribe una columna de consejos para homosexuales, sugiere que los heterosexuales deben aprender de lo que él llama el “estilo de vida del homosexual estadounidense”, que incluye pornografía, fetiches y “flexibilidad” en torno a la fidelidad.

Lamentablemente, muchas de las prácticas en las que participan los homosexuales sólo pueden considerarse degradantes. Es aún más incómodo hablar explícitamente sobre lo que hacen los homosexuales a la hora del sexo, pero ello demuestra una vez más cuán antinatural es el hecho; las lesbianas deben utilizar dispositivos artificiales y los hombres deben violar partes del cuerpo destinados a otros fines (de allí la elevada incidencia de cáncer anal). Incluso dichas descripciones indirectas parecen violar la discreción, pero el hecho de no tratar hechos de la realidad es muy útil para los que desean presentar la realidad como algo que no es. Aunque los desfiles del “orgullo gay” no son típicos de la conducta homosexual, un rápido repaso de las fotos que se toman en los mismos dará cuenta de qué es lo que se celebra en el "estilo de vida homosexual".

Hay buenos recursos sobre la realidad de la homosexualidad que pueden mostrarles a sus hijos adolescentes: los sitios de Courage (un grupo de apoyo para homosexuales que intentan vivir castamente) y  NARTH (National Association of Research and Therapy of Homosexuality - Asociación Nacional de Investigación y Tratamiento de la Homosexualidad). Como así también pueden entregarles el panfleto "Homosexuality and Hope" disponible en la Catholic Medical Association (Asociación de Médicos Católicos) o el panfleto de Our Sunday Visitor "What the Church Teaches: Same-Sex Marriage." De hecho, pueden hacer donaciones a organizaciones, tales como NARTH o Courage, para demostrar su compromiso con la asistencia de aquellos que se sienten atraídos por personas del mismo sexo.

Otro motivo importante por el que se aprueban las uniones homosexuales es la compasión. Parece que muchas personas con apetitos homosexuales, sino la mayoría, temen que si no se permiten las uniones homosexuales deberán padecer una vida de soledad miserable y debilitante. Y debemos admitir que hasta que no aprendan técnicas de relaciones saludables, sus miedos no serán totalmente infundados. Parece que los que tienen apetitos homosexuales sufren en su interior una herida provocada por una relación. No recibieron la afirmación que necesitaban acerca de su género biológico o fueron heridos de otras maneras. Eso mismo los hace buscar intimidad en una persona del mismo sexo, una intimidad que se vuelve sexualizada.

A pesar de que los heterosexuales han aumentado su propensión a tener múltiples parejas sexuales, el hombre homosexual promedio tiene cientos de parejas en su vida – y una cantidad significativa de parejas anónimas; no están buscando demasiado a la pareja ideal ni tampoco quieren encontrarla ahora mismo.

Me parece que muchos de los que experimentan apetitos homosexuales tienen dificultad para formar relaciones normales con hombres y mujeres heterosexuales. Muchos homosexuales dicen que se sienten intrusos en el mundo de los hombres heterosexuales y que tienen una sensación de extrañar el hecho de ser sólo un muchacho más. Tampoco se sienten normales entre las mujeres. Los más afeminados tenderían a pensar que son “una chica más”, pero saben mejor que nadie que no lo son. Creo que lo mismo vale para las lesbianas; ellas también se sienten inferiores entre las mujeres heterosexuales y saben que no son “un muchacho más”, independientemente de lo masculinas que se sientan o de la forma masculina en que actúen.

Creo que debemos reconocer que la orientación homosexual es una cruz especialmente pesada. No es fácil intentar dar a los que experimentan apetitos homosexuales la afirmación que necesitan sin dar la impresión de que aprobamos sus elecciones respecto de su conducta sexual. Pero esa es la aprobación en la que parecen insistir para sentir que les damos esa afirmación. Necesitamos afirmarles que son criaturas amadas por Dios, mientras que al mismo tiempo debemos exhortarlos a rechazar el estilo de vida homosexual; debemos amarlos en su dignidad, como lo hizo Jesús con la mujer sorprendida en adulterio, al mismo tiempo que debemos invitarlos a abandonar su estilo de vida homosexual. (Debemos hacer lo mismo con nuestros amigos heterosexuales que están fornicando, consumiendo pornografía, etc.)

Los adolescentes tienen un gran corazón y un fuerte sentimiento de justicia. Debemos invitarlos a ser líderes en el respeto amoroso de los demás adolescentes que manifiestan una orientación homosexual. A la vez que expresan su clara objeción por las prácticas homosexuales, deben reprender a los que se burlan de niños homosexuales y deben asegurarse de que los hagan participar en actividades sociales. Deben intentar aprender a expresar su desaprobación respecto de las relaciones homosexuales con sensibilidad y claridad (del mismo modo que deben aprender a expresar que desaprueban la fornicación y la pornografía), mientras que al mismo tiempo mantienen una actitud respetuosa hacia los que participan en esas prácticas. Necesitamos hacer saber a los que sienten atracción hacia personas del mismo sexo que los amamos y que lamentamos que estén sufriendo. Necesitan nuestra amistad, nuestro compromiso y nuestras oraciones.  

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Agradecimiento

NCRegJanet E. Smith. "Teaching Moments on Sexuality." National Catholic Register (23 de noviembre de 2011).

Este artículo se reproduce con el permiso del National Catholic Register. Para suscribirse a National Catholic Register llame al 1-800-421-3230.

Sobre El Autor

smith6Smithjanet1Janet E. Smith es titular de la Cátedra de Ética de la Vida del Padre Michael J. McGivney en el Seminario Mayor del Sagrado Corazón en Detroit. Es autora de Life Issues, Medical Choices: Questions and Answers for CatholicsThe Right to Privacy (Bioethics & Culture)Humanae Vitae: A Generation Later y editora de Why Humanae Vitae Was Right. Publicó muchos artículos sobre temas de ética y bioética. Enseñó en la Universidad de Notre Dame y en la Universidad de Dallas. La profesora Smith recibió el premio Haggar Teaching de la Universidad de Dalas, el Profile Person of the Year de la Diócesis de Dalas y el premio Cardenal Wright de la Fellowship of Catholic Scolars. Está prestando servicios por un segundo período como consultora en el Consejo Pontificio para la Familia. Se distribuyeron más de un millón de copias de su charla, "Contraception: Why Not". Visite la página web de Janet Smith aquí. Consulte las cintas de audio y escritos de Janet Smith aquí. Janet Smith forma parte del comité asesor de Catholic Education Resource Center.

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