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Aborto: se ha ganado la batalla intelectual

  • MICHAEL NOVAK

Cuatro fuerzas arrasaron contra los apuntalamientos intelectuales de los regímenes pro-aborto: ciencia, tecnología, falta de honestidad e hipocresía. 


children/baby-in-wombEl comunismo murió como idea quince años antes de que se derribara el muro de Berlín.  El comunismo fue un régimen de mentiras.  Económicamente, no funcionó.  Y fue un desastre para el entorno físico.  El "socialismo científico" resultó ser pseudociencia, enmascarando el interés de aquellas elites designadas con el nombre de nomenklatura.

Algo parecido está sucediendo nuevamente.  El jueves 22 de enero, cientos de miles de personas, la mayoría de ellos jóvenes, marcharon en Washington, DC, por una causa pro-vida y con un nuevo sentido de confianza en sí mismos.  En mayor medida que hace una década atrás, sabían que tenían a la ciencia de su lado.  Miles de ellos ya cuelgan las ecografías de sus hermanitos -con tan solo semanas y días de edad- en los refrigeradores.

Puede llevar una década o más que este gran hecho se vuelva evidente para todos, pero los apuntalamientos intelectuales del régimen pro-aborto fueron derribados.  Han sido arrasados por cuatro fuerzas: ciencia, tecnología, deshonestidad e hipocresía.

1. Ciencia

En la campaña presidencial de 1972, cuando estábamos en el autobús de campaña de McGovern, durante una prolongada demora, le dije a una célebre periodista feminista que nunca habíamos tenido una conversación cara a cara sobre los motivos en que se basaba para considerar que el aborto era moral.  Fue paciente y amable.  "Es una cuestión de ciencia.  Lo que se aborta no es una vida humana, sino que una mera masa de tejidos, como un apéndice o una muela de juicio".  Muchas veces me he preguntado qué estará pensando ahora.

En la actualidad, la ciencia considera que lo que se aborta es un individuo con un ADN único - que no es el ADN de la madre ni del padre.  Además, la criatura que vive dentro del vientre ya es hombre o mujer, un miembro independiente de la especie homo sapiens y de ninguna otra.  A menos que se interrumpa por aborto natural o voluntad humana deliberada, él o ella se desarrollará, nacerá y vivirá.

Con sólo un poquito de imaginación, su familia podrá admirar a esta pequeña sonriendo desde su cuna, dando giros en una muestra de danzas a los tres años, asistiendo a su baile de promoción, agitando el diploma que obtuvo en Stanford, besando a su esposo en el altar...

2. Tecnología

Desde esa era oscura de una campaña política parcialmente vinculada con el aborto, la tecnología ha aportado nuevas maravillas.  Los ultrasonidos hacen posible registrar cada etapa del crecimiento de un sujeto único en el vientre, escuchar los latidos de su corazón y observar cómo se echa para atrás cuando siente dolor o sorpresa.

La tecnología cada vez más avanzada ha reducido en gran medida la edad en que un niño puede sobrevivir al nacimiento prematuro.  Del mismo modo que muchos bebés de cuatro y cinco meses se abortan en centros de aborto (al menos en América), otros bebés de la misma edad logran nacer en hospitales más civilizados.

Una querida amiga mía, que trabaja como enfermera en un hospital de primer nivel, me dijo cuan devastador es para ella presenciar en el mismo turno un nacimiento prematuro heroico y, una hora después y en otra habitación, el aborto de un nonato de la misma edad.  Esa situación la hace sentir mal y perturbada.

3.  Deshonestidad

Aquellos que están a favor del aborto rara vez lo dicen,  sostienen en cambio que están "a favor de la libre elección".  Tal como escribió una vez Naomi Wolfe, estas personas deben al menos ser honestas.  Lo que reclaman en verdad es que tienen derecho a utilizar medios violentos para interrumpir la vida de un ser vivo, independiente y humano.  Eso significa mucho más que estar "a favor de la libre elección". 

Puede llevar una década o más que este gran hecho se vuelva evidente para todos, pero los apuntalamientos intelectuales del régimen pro-aborto fueron derribados.

Además, un amigo que está "a favor de la libre elección" del American Enterprise Institute, Ben Wattenberg, solía decir "Honestamente, debo admitir que abortar es matar.  Y también que estoy a favor de eso".  Dio sus motivos, pero parecen muy débiles de cara a la palabra "matar". 

El argumento de Naomi Wolfe era que a la larga sería mejor al menos hablar honestamente, incluso a pesar de que esas ideas sean mucho más escandalosas.  De lo contrario, daría la impresión de que aquellos que están a favor del aborto son menos confiables, hablando con eufemismos indirectos.  Parecería que están tapando lo que realmente defienden, quedando atrapados en una maraña de evasiones -y hasta incluso autoengaños.

4. Hipocresía

Durante décadas, aquellos que estaban a favor de un régimen pro-aborto se vistieron con los delantales blancos de patrocinadores de la ciencia y defensores de "derechos" sagrados.  Sin embargo, hoy en día, ni la ciencia ni el lenguaje sagrado de los derechos justifica adecuadamente su posición.

En tanto, han pintado un autorretrato deslucido de madres estadounidenses que, cuando les cae mal a sus propios intereses, optan por provocar la muerte de los niños que crecen en su vientre.

En 1863, Lincoln no esperaba que la Proclamación de Emancipación pusiera fin inmediato a la esclavitud.  De hecho, él mismo emancipó sólo a los esclavos de la Confederación, pero no a los de estados fronterizos con que la Unión debía contar para triunfar en la guerra.  No, Lincoln confiaba en que la esclavitud quedaría gradualmente en el olvido, a medida que los estados libres se multiplicaban y las aspiraciones morales de la Unión se colocaban por encima de la esclavitud en favor de una nación "concebida en libertad y dedicada a la proposición de que todos los hombres son iguales".

Esa también es la esperanza de quienes marchan por la vida hoy en día. Fueron pacientes, apelaron a la razón y marcharon en los fríos meses de enero de largas décadas, con ganas de vencer por sobre los indecisos y abortistas, jurisdicción por jurisdicción.  Se ha ganado la batalla intelectual.  Los pacientes esfuerzos políticos en materia de persuasión son ahora el mejor medio - al estilo de Lincoln - para hacer que el aborto quede relegado al olvido y se recuerde en el futuro como un período oscuro en la historia de los Estados Unidos. 

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Agradecimiento

novakMichael Novak. "Aborto: se ha ganado la batalla intelectual." Abortion: The Intellectual Battle Has Been Won." Patheos (27 de enero de 2015).

Reimpreso con el permiso de Michael Novak.  

Sobre El Autor

Novak3Novak10smnovaksmMichael Novak, profesor retirado con el grado de George Frederick Jewett Scholar en religión, filosofía y orden público del American Enterprise Institute, es autor, filósofo y teólogo. Michael Novak reside en Ave Maria, Florida como miembro del consejo de administración y profesor visitante de la Universidad Ave María. Se hizo acreedor del Premio Templeton en 1994.  Escribió o editó cerca de 45 libros, entre los que se incluyen los siguientes: Writing From Left to Right: My Journey From Liberal to ConservativeLiving the Call: An Introduction to the Lay VocationNo One Sees God: The Dark Night of Atheists and Believers, Washington's God, como así también The Universal Hunger for Liberty: Why the Clash of Civilizations Is Not InevitableThe Catholic Ethic and the Spirit of CapitalismThe Spirit of Democratic CapitalismTell Me Why: A Father Answers His Daughter's Questions About God (con su hija Jana Novak) y On Two Wings: Humble Faith and Common Sense at the American Founding.

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