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Santa Teresa: pequeña flor, pequeña guerrera

  • EL PADRE DWIGHT LONGENECKER

Puede haber sido una pequeña flor, pero de haber sido así, fue una magnolia de acero.


Therese765 Hay una foto espectacular de Santa Teresa de Lisieux con una armadura, vestida como Santa Juana de Arco.  Se trata simplemente de un disfraz para una pequeña obra que hicieron en el convento, pero ahora se exhibe como un retrato no sólo de Santa Teresa, la pequeña flor, sino que además de Santa Teresa, la pequeña guerrera.

Puede haber sido una pequeña flor, pero de haber sido así, fue una magnolia de acero.

Muchos han leído su obra Historia de un alma y se han quedado únicamente con la sentimentalidad dulce de la espiritualidad francesa de mediados del siglo XIX.  A pesar de las pequeñas flores, las noches estrelladas y los ceceos halagadores a su "Papá celestial", también hay un alma en llamas, un caballero del Espíritu y un soldado de Cristo Rey.  Con corazón de gladiador, Teresa dijo en su cruel lecho de muerte, "Cuando pienso que estoy muriendo en la cama, ¡cómo me gustaría morir en el campo de batalla!"

Quería ser un soldado cristiano marchando a la guerra.  Escribió que quería "morir en el campo de batalla, con las armas en mis manos. ... No tendría miedo de ir a la guerra.  Con qué alegría, por ejemplo, en tiempos de las Cruzadas, hubiera ido a combatir a los herejes.  ¡Sí! ¡No hubiera sentido miedo de que me dispararan; no le hubiera temido al fuego!"

Era tan valiente y decidida que aquellos que la conocían decían "Bajo un aspecto suave y gracioso, develaba a cada instante, a través de sus acciones, un carácter fuerte y un alma varonil". El Papa Pío XI dijo que ella era "un alma varonil".  Luchaba por su santidad y contra Satanás.  Con gran vigor, gritaba "¡Santidad!  ¡Uno debe ganársela a punta de espada!"

Por amor a Cristo, Santa Teresa decía "A pesar de mi pequeñez, me gustaría iluminar a las almas, tal como lo hicieron los profetas y los doctores.  Tengo la vocación de los apóstoles.  Me gustaría viajar por todo el mundo para predicar tu Nombre y plantar tu cruz gloriosa en territorios infieles.  Sin embargo,... una sola misión no sería suficiente para mí; querría predicar el Evangelio en los cinco continentes en forma simultánea y hasta incluso en las islas más remotas".

El día de su muerte, 30 de septiembre de 1897, dijo "creo que me han sido concedidos todos mis deseos".

En las formas maravillosas de la providencia, esta pequeña carmelita se convirtió en una misionera.  Sus reliquias viajaron por todos los continentes del mundo y en todos los lugares que visitaron miles y miles se acercaban a venerarlas.  Se salvan almas.  Se escuchan confesiones.  Se perdonan los pecados.  Se convierten los herejes.  Se derriten los corazones.  Cumplió el deseo de ser misionera después de su muerte.

Sus reliquias viajaron por todos los continentes del mundo y en todos los lugares que visitaron miles y miles se acercaban a venerarlas.  Se salvan almas.  Se escuchan confesiones.  Se perdonan los pecados.  Se convierten los herejes.  Se derriten los corazones.  Cumplió el deseo de ser misionera después de su muerte.

Dijo que pasaría su cielo haciendo el bien en la tierra y también se cumplió su deseo de ser un soldado.  Una vez tuvo un sueño profético: "Me dormí unos instantes mientras rezaba.  Soñé que no había soldados suficientes en una guerra contra los prusianos.  Usted (Madre Inés) dijo: 'Es necesario que enviemos a la Hermana Teresa del Niño Jesús'.  Le contesté que estaba de acuerdo, pero que prefería luchar en una guerra santa.  Al final, fui de todos modos".

La Primera Guerra Mundial se desató 17 años después de su muerte.  Se registraron 40 apariciones de Santa Teresa a los soldados en el campo de batalla.  Aparecía sosteniendo una cruz u otras veces, una espada.  Los soldados informaron que la vieron, que le hablaron y que ella les habló también.  Los ayudó para hacer frente a las tentaciones, calmó sus miedos y los protegió y convirtió. 

Estos relatos se registraron y publicaron en 1920, justo antes de su canonización.  El blog Laudem Gloriae señala cómo la llamaban los soldados franceses: "hermanita de las trincheras", "patrona de la guerra", "escudo de los soldados", "ángel de las batallas" y "querida capitanita".

Un soldado escribió: "De hecho, esa gentil Santa será la gran heroína de esta guerra".  Otro comentó, "Pienso en ella todas las veces que el cañón truena con un gran rugido".

Mayor sorpresa provoca el hecho de que los hombres del ejército francés pusieron el nombre de Hermana Teresa a piezas de artillería y aviones.  Regimientos enteros se consagraron a ella y varios testigos dijeron que las reliquias de la santa detenían milagrosamente las balas de los rifles como si fueran verdaderos escudos, salvando la vida de los soldados que las llevaban. 

En el mundo moderno, cuando la guerra es total y los cristianos parecen no fiarse de ella, Teresa nos recuerda que todos estamos librando una batalla hasta la muerte.  Nuestro adversario -el demonio- ronda como un león rugiente, buscando a quién devorar (1 Ped. 5, 8).  San Pedro nos recuerda que, en consecuencia, debemos estar alerta y despiertos - nunca bajar la guardia; y si necesitamos una patrona en la batalla, una guía y un guardia, podemos regocijarnos de que en un mundo de poderío militar masivo hay una pequeña niña que no tiene miedo y que toma nuestra mano, gana nuestros corazones y nos conduce a la victoria.  

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Agradecimiento

longenecker El Padre Dwight Longenecker. "Santa Teresa: pequeña flor, pequeña guerrera" (St. Thérèse: Little Flower, Little Warrior). National Catholic Register (01 de octubre de 2014).

Este artículo se reproduce con el permiso del National Catholic Register. Para suscribirse a National Catholic Register llame al 1-800-421-3230.  

Sobre El Autor

Longenecker1LongeneckerEl padre Dwight Longenecker es párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario en Greenville, Carolina del Sur. Es autor de varios libros sobre apologética, relatos de conversión y espiritualidad benedictina, entre los que se incluyen los siguientes:  The Romance of Religion — Fighting for Goodness, Truth and BeautyCatholicism Pure and SimpleSt. Benedict and St. Therese: The Little Rule & the Little WayAdventures in OrthodoxyPraying the Rosary for Inner Healing, Listen My Son: St. Benedict for FathersChallenging Catholics: A Catholic Evangelical DialogueSt. Benedict and St. Therese: The Little Rule & the Little WayMary: A Catholic-Evangelical Debate y The Path to Rome. Visite su sitio haciendo click aquí y su blog aquí, allí podrán escuchar los podcasts de sus conferencias y homilías.

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